Por qué un drama terrorífico terminó siendo la película más navideña del cine
Qué bello es vivir (1947) es el clásico navideño por excelencia. Sinónimo de las vacaciones de Navidad, reencontrarse con George Bailey y con su familia es una tradición para los más cinéfilos de la casa. Ambientada en 1945 en una Nochebuena nevada, Qué bello es vivir sigue al personaje interpretado por James Stewart, un buen hombre al que una serie de infortunios acaban llevándole a plantearse acabar con su vida. Sin embargo, cuando está a punto de hacerlo, ocurre algo extraordinario. Disfruta de la película completamente gratis en RTVE Play hasta el 8 de enero de 2024.
Listo para terminar con su vida, aparece su ángel de la guarda, Clarence. Decidido a convencer a George de que está viviendo una vida que vale la pena, Clarence borra la existencia de George Bailey en un intento por mostrarle cómo sería la vida en Bedford Falls sin él. “La vida de cada hombre afecta a muchas vidas”, le dice el misterioso hombre que le permite tener una segunda oportunidad. “Y cuando uno no está deja un terrible hueco”, concluye.
Planteada como una revisión del A Christmas Carol, de Charles Dicken, siempre ha estado considerada una película de cine familiar, pero adentrándonos en la trama, la cinta presenta ciertos elementos de terror que transforman a esta comedia dramática y conmovedora en un camino por pasajes bastante oscuros.
Las tragedias que asolan a George
¿Cómo llega el protagonista a tomar la decisión de acabar con su vida? Hombre ensoñador y con promesas de futuro, lo cierto es que George debe renunciar a la universidad para hacerse cargo del negocio familiar cuando su padre muere repentinamente y su hermano menor se convierte en un héroe de guerra. Aunque su intención fue siempre huir de Bedford Falls, acaba teniendo que quedarse para dirigir el negocio familiar, Bailey's Brothers Building and Loan.
El día de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco. Ante la humillación de la investigación y el escándalo que podría provocar, George se rompe. Comienza a beber, arremete contra su esposa e hijos e incluso se mete en una pelea en un bar.
Al darse cuenta de que vale más para su familia como una persona muerta, debido a su póliza de seguro de vida, George va a un puente para suicidarse. A punto de saltar a las profundidades heladas del río, es entonces cuando aparece Clarence. Basta con decir que la vida en Bedford Falls no es buena. Pero lo que vemos sin él, resulta terrorífico. Muertes y desolación.
La casa de George es una pesadilla gótica en ruinas, el esqueleto de un hogar que solo contiene los fantasmas de los recuerdos de George de su vida única. Su madre tiene una casa de huéspedes y su esposa es una solterona solitaria. Básicamente, no se muestra que nadie cuya vida haya sido tocada por George tenga una buena vida con George eliminado de la existencia. En la mítica escena en la que James Stewart comprende que la vida sin él no es mejor y aprendiendo la lección, los planos también toman aspectos del género de terror: oscuro, mostrando sus ojos enloquecidos y sus acciones salvajes.
Finalmente, George regresa al mismo lugar donde estaba dispuesto a desperdiciar su vida. Una vez lleno de desesperación, se para al borde del puente para rogar a Dios que le devuelva la vida. Aunque llena de momentos cursis, lo cierto es que la película no oculta la oscuridad del personaje. Qué bello es vivir no es una película de terror, pero quizá posea suficientes elementos de terror para atraer la curiosidad de los a los fanáticos del terror. Reconozcamos que, la Navidad, a veces, resulta un poco terrorífica.