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La historia real que inspiró a Roman Polanski en 'El oficial y el espía': Antisemitismo y corrupción

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'El oficial y el espía', película para la que Polanski se inspiró en una historia real
'El oficial y el espía', película para la que Polanski se inspiró en una historia real

En la filmografía de Roman Polanski, especialmente en sus primeras obras, la mitología, el terror y las criaturas diabólicas plagan la narrativa de sus tramas. Hay algo sobrenatural en su manera de plasmar el mundo interior de sus personajes. Como si solo a través de la deformación de lo real se pudiese plasmar ciertas realidades. Aspectos perversos y fantasioso que, sin embargo, han convivido con su mirada más historicista, perfilando retratos crudos de una época como El pianista, sobre el asedio de los judíos en el gueto de Varsovia, Oliver Twist, Tess, también dentro del género documental, como ocurre en Weekend of a Champion.

Con una vida marcada por los conflictos sociales, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial por su condición de judío, la historia, incluso con sus deformaciones más terroríficas, siempre ha cobrado un especial protagonismo en sus relatos, con atención a aquellos que abordan en antisemitismo. Aunque es verdad que, nunca, hasta El oficial y el espía (2019), se había atrevido con una película basada en hechos reales.

El caso Dreyfus, la historia real detrás de la película

Protagonizada por el ganador del premio Óscar Jean Dujardin, la película narra el famoso "caso Dreyfus" que sacudió Francia a finales del siglo XIX. La película, que puede verse en RTVE Play hasta el 2 de febrero, nos sitúa en la Belle Époque, periodo de gran optimismo y ambición respecto al porvenir del pueblo. Años en los que los grandes avances científicos y tecnológicos despiertan la esperanza por el futuro en toda la sociedad. Son los años de la aparición del psicoanálisis de Freud, o de nuevos movimientos artísticos, así como el cine y la radio. Pero no es oro todo lo que reluce. El antisemitismo se encontraba muy arraigado en la sociedad. Los judíos eran vistos como personas ajenas al sentir patriótico, que únicamente trataban de satisfacer sus propios intereses. Un odio que culminaría en la Alemania nacionalsocialista con los hechos que tan bien retrató Polanski, años antes, en El pianista.

El oficial y el espía sucede, exactamente, en 1894, cuando un capitán del ejército francés, llamado Alfred Dreyfus (al que en la película da vida Louis Garrel), de origen judío, fue acusado injustamente de alta traición a su patria. La prueba que aportaron para tal acusación fue una carta encontrada hecha pedazos en una papelera de la embajada alemana con destinatario desconocido y sin ningún nombre en la firma en la que se especificaba que alguien estaba dispuesto a dar información a este país de la artillería francesa.

Fotografía Militar de Alfred Dreyfus

Fotografía Militar de Alfred Dreyfus

Hay que recordar que, por entonces, la moral militar alemana se encontraba muy debilitada tras su derrota en la guerra Franco-prusiana contra Alemania y cualquier alerta era susceptible de acciones extremas. Dreyfus encajaba muy bien en el perfil del espía que podía haber facilitado estos datos: tenía conocimientos de artillería, sabía alemán (por su origen alsacino, región francesa en la que se habla este idioma), pero sobre todo… era judío.

Acusado y condenado, se le hace un consejo de guerra en la que fabrican pruebas inculpatorias y lo deportan para siempre a la Guayana Francesa, además de degradarlo de sus cargos militares. Un año después, en 1895 los servicios secretos franceses interceptan una carta dirigida a Ferdinan Esterhazy en el que se detallan traspasos de información de secretos de Francia a Alemania. Es entonces cuando el jefe de Inteligencia, Georges Picquart, al que en la película da vida Jean Dujardin, se da cuenta de que la letra de esta carta coincide con la que, supuestamente, había escrito Dreyfus.

La lucha David contra Goliat de Georges Picquart

Un estudio grafológico descubrió que aquella letra era en realidad la de el oficial Esterhazy. Además, el comandante, acuciado por las deudas económicas, sí tenía motivos para venderse al mejor postor. Picquart presentó dichas pruebas al Estado Mayor, pero lo único que obtuvo fue un traslado a Túnez. Quedaba claro, el ejército prefería tapar el escándalo, en lugar de castigar a un culpable y salvar a un inocente. Picquart, a quien su tozudez le impedía darse por vencido, continuó insistiendo, lo que le costó la expulsión del cuerpo militar y un año de cautividad. Para colmo de males, el juicio contra Esterhazy terminó con su absolución por unanimidad. Todo parecía ir en contra de Dreyfus, aunque la mecha ya estaba prendida.

El gran titular que lo marcó todo: J’Acusse

El 13 de enero de 1898, L’Aurore publicaba en portada “J’Acusse”, nombre que da título al film en su versión original en francés. Émile Zola, profundamente convencido de la inocencia de Dreyfus, dirige una carta al presidente dejando a la luz toda la verdad sobre el caso. Como él mismo proclama en su L’Aurore: “La verdad está en marcha y nada podrá pararla”. Zola, ante numerosas proclamas en contra de su persona, se vio obligado a exiliarse para no ser encarcelado. Sin embargo, había puesto en marcha un proceso ya imparable. Alfred Dreyfus fue juzgado de nuevo el 10 de septiembre de 1899. Aunque se trataba de una farsa de nuevo.

Artículo que destapó el caso Dreyfus, por Émile Zola

Artículo que destapó el caso Dreyfus, por Émile Zola

Final… ¿feliz?

Como ocurrió en el anterior juicio, exonerarle supondría admitir las vergüenzas del ejército francés, por lo que fue condenado de nuevo, aunque esta vez solo a diez años. Sin embargo, el ministro de guerra Godefroy Cavaignac examinó la carta con la que se inculpó a Dreyfus, hallando que era claramente una falsificación. El ministro ordenó la detención de Hubert-Joseph Henry, coronel y responsable de dicha falsificación. Para cuando se quiso hacer justicia, Henry ya se había suicidado. Apenas nueve días después del juicio, Dreyfus fue indultado por el gobierno. Georges Picquart, se reincorporó al cuerpo militar como general.

Alfred Dreyfus, en cambio, regresó al ejército como comandante, sin que se valorara su antigüedad durante su instancia en prisión. A estas alturas, Francia se encontraba partida en dos. La derecha, que consideraba a Henry una víctima tras su suicidio y la izquierda, que estaba indignada con las tropelías del estado. La tensión llegó a ser tal que se llegó a temer un golpe de estado. Nada mal para tratarse de la Belle Époque.

[El oficial y el espía (2019), puedes ver la película aquí]