'Hipócrates', las tres razones por las que esta serie rebosa una imponente realidad
- El sistema sanitario francés queda retratado sin edulcorantes ni tapujos
- Puedes ver gratis y online la primera temporada de esta serie en RTVE Play
- No te pierdas tampoco 'The Split', una adictiva serie de dramas judiciales
A lo largo de los últimos años se han estrenado varias series médicas cuyos nombres conocemos sin necesidad de ser mencionados. Algunas han cosechado tanta fama que llegan a tener hasta 16 temporadas, fidelizando así a un público que ya se considera un protagonista más. Sin embargo, si nos detenemos a analizar qué es lo que las hace tan adictivas, es precisamente las tramas que rodean a lo que debería ser la principal. Es decir, engancha conocer al detalle la vida personal de esos médicos y sus amoríos varios. Lo de la medicina queda en un segundo plano, se muestra de paso, pero sin detenerse en pormenores. Es precisamente es en este punto donde se marca la diferencia en Hipócrates, la serie cuya primera y segunda temporada ya están disponibles en RTVE Play.
La realidad de un sistema
Ni flores, ni edulcorantes, ni tapujos, Hipócrates hace un fiel retrato de la situación en la que se encuentra el sistema sanitario francés. ¿Qué ocurre cuando un hospital trabaja con los empleados justos? Pues que en el momento en el que algunos tienen que entrar en cuarentena, la cosa se desborda. Los protagonistas viven un día a día cargado de agotamiento, escasez de recursos, falta de personal y muchos enfermos a los que atender. Un área de medicina interna que se sostiene por el esfuerzo de su equipo y el enfrentamiento continuo con el área de reanimación.
Unos casos sin trampa ni cartón
Como espectadores no solo observamos cómo es esa cotidianidad en un hospital donde el día y la noche se confunden sin dejar huella, sino que también vivimos las enfermedades de los pacientes. La sorpresa es que esas dolencias o recuperaciones se presentan sin filtro. La cámara refleja aquello que es, en primer plano, como lo verían nuestros ojos estando en la habitación. No hay planos a medias, heridas tapadas por el reflejo de la luz ni cierres de cortina antes de que podamos ser testigos de lo que ocurre. A una de las protagonistas le vomitan sangre encima y a ella no le da tiempo a retirarse. El susto de ese suceso inesperado nos lo llevamos junto a ella, no podemos apartar la vista, ni la cámara, del mismo modo que ella no lo ha podido esquivar. Úlceras, cicatrices y pulmones que ahogan porque dejan de funcionar correctamente, esto es la realidad de un hospital.
Unos protagonistas con mucho que decir
En los primeros capítulos, ese equipo al que vamos a acompañar en su trabajo es bastante peculiar. A penas se hablan, se miran y se escuchan, todo pasa muy rápido y de forma fría. Poco a poco iremos conociéndolos más y dándonos cuenta de que son humanos, sienten, parecen y requieren atención. Gestos de cariño y un poco de diversión no les viene mal entre tanto caos y una situación al borde del colapso. Deben cuidarse y quererse, aunque eso cueste.
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