RTVE Play recupera 'Hipócrates', la mezcla perfecta de comedia y drama para una serie médica
- El retrato más fiel del sistema sanitario francés, creado por el médico y cineasta Thomas Lilti
- Puedes ver la primera temporada el 11 de enero y la segunda el 18 de enero en RTVE Play
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La creación de series cuyo hilo conductor es la dedicación de sus protagonistas a la medicina es un continuo a lo largo de estos años. Hay algunas de muy longevas y extremadamente conocidas, cuya trama acaba mezclándose con un trasfondo de ficción que nos lleva por otros derroteros. Amor, celos, culpa y rupturas que acaban soslayando los expedientes clínicos e historiales médicos. Es por ello que los fans de Hipócrates han calificado a esta obra como la serie de medicina más realista que existe. De calidad excelente e imperante veracidad, regresa a RTVE Play para seguir arrasando en las pantallas de los más seriéfilos. La primera temporada y la segunda ¿Te lo vas a perder?
Creada por un héroe de bata blanca
Quizá el motivo por el cual Hipócrates es un fiel retrato del sistema médico es, precisamente, porque está escrita y dirigida por Thomas Lilti, un antiguo doctor que ahora se dedica al cine. Su experiencia como profesional del sector le permite componer un universo mucho más cercano a la realidad. Lejos de las idealizaciones que aparecen en esas series americanas que estamos acostumbrados a ver, Lilti consigue representar el panorama que viven los sanitarios franceses. Cansancio en sus trabajadores, un sistema al borde del colapso, guardias apoteósicas y paredes llenas de grietas, un perfecto símil del panorama hecho añicos que viven.
Un estilo que te atrapa
El creador no se ha andado con chiquitas, ha dejado los rodeos para los vaqueros y ha optado por ir al grano. Nuestra serie en cuestión consigue un perfecto equilibro en el guion, algo que la hace despuntar con respecto a otras de su mismo género. El tiempo se reparte equitativamente para que todo acontezca a su debido ritmo, generándose así unos cambios de velocidades en la trama que nos permiten digerir lo que estamos viendo en pantalla. Los altos y bajos nos dejan respirar de esas infinitas horas de presión a la que están sometidos nuestros personajes. De la mano de Benjamin Barois, que ingresa como residente en un hospital que dirige su propio padre, y del resto de compañeros, viviremos cuestiones raciales, médicas, burocráticas y éticas. En conclusión, un buen guion, una buena actuación de sus actores y un buen director. ¿Qué más se le puede pedir?
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