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Entrevista

Esto es lo que Pablo López echa de menos de cuando no era famoso

  • El cantante y compositor admite que sigue siendo una persona tímida
  • Recuerdo con emoción los días en los que tocaba el piano en pequeños bares y hoteles
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Pablo López en 'Las Tres Puertas'
Pablo López en 'Las Tres Puertas'

Pablo López es uno de los invitados que cruza ‘Las Tres Puertas’ en el segundo programa de esta nueva temporada. El malagueño ha mantenido una animada charla con María Casado, una conversación en la que no han faltado las risas, la complicidad ni tampoco los momentos cargados de emoción. La sensibilidad de López queda plasmada en algunas de sus reflexiones aunque también ha sorprendido al reconocer que hay cosas que echa de menos de cuando no era famoso, en especial una que tiene que ver con sus actuaciones.

La intimidad del ‘petit comité’

Pablo López es uno de los artistas más destacados del panorama pop actual de nuestro país y sus composiciones, ya sea en su voz o en la de otros cantantes para los que compone, son una delicia para los sentidos. Sin ir más lejos, uno de los últimos grandes con los que ha estado trabajando es con Raphael, con quien estuvo “hablando para hacer un disco” en Londres, en los estudios de Abbey Road. Un sueño hecho realidad.

Sin embargo, hay algo que Pablo López anhela de los tiempos en los que su rostro no era conocido y tocaba en alojamientos y pequeños clubs. “Sí, por hoteles, por restaurantes, por garitos… ¡Qué maravilla! Porque ahora uno toca y ya se va al hotel”, comenta y añade: “No lo digo de broma, lo digo de verdad”. Y es que antes alargaba la noche tomando algo y relajándose tras su show. “Es que antes tocaba en el bar directamente, estaba todo hecho, te bajabas del escenario y era un cambio radical, el camerino era una barra, eso era maravilloso”, rememora con aire de nostalgia.

También destaca la magia de tocar para pequeños grupos, aunque es algo más complicado de lo que parece. “La gente dice ‘¿cómo es tocar para mucha gente?’. No, cómo es tocar para dos, eso es mucho más complicado. Ese cruce de miradas tan directo, ese aliento, te hace que el tiempo trascurra más lento pero te hace aprender muchísimo y valorar muchísimas cosas. Qué bonito es captar la mirada cuando hay dos” explica y añade que “ese esfuerzo de escalar la intimidad con la música hace que cuando la teoría esta de las masas de la energía, sea mucho más sencillo y mucho más divertido de disfrutar”.

Una vida unida a su piano

Sin duda alguna, la figura de Pablo López se identifica irremediablemente con la de un piano. Su madre le compró el primero que tuvo y afirma entre risas que “ya ha terminado de pagarlo, fueron como 690 letras”. De hecho, lo colocaron en su habitación y, tal y como ha relatado, casi no tenía espacio ni para dormir: “Yo dormía en una cama que salía de la pared y para abrirla tenía que quitarme yo porque rozaba al piano y me daba cabezazos con él”. Esa cercanía al instrumento hace que ahora en los hoteles “cuando me ponen una habitación muy grande o con los techos muy altos, me da claustrofobia al revés”.

Pablo López insiste en que la timidez le sigue acompañando y que aunque ya no tiene que cantar sin mirar al público, sigo conservando ese rasgo de su personalidad. Un rasgo que no le ha impedido convertirse en una gran estrella con éxitos tan sonados como el ‘Quasi’ que ha presentado en directo en ‘Las Tres Puertas’.