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Literatura

La felicidad es la sensatez: 10 observaciones lúcidas de la filosofía elegante de José Carlos Ruiz

El nuevo ensayo del filósofo José Carlos Ruiz aboga por «un pensamiento elegante» como antídoto a los vicios de la vida acelerada y superficial

  • Página Dos charla con este profesor cordobés —doctorado en la Sorbona— de felicidad y posfelicidad
  • Sus investigaciones se centran en el análisis de la sociedad hipermoderna y la aplicación de la filosofía a lo cotidiano

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¿Cómo blindar la sensatez en tiempos hipermodernos? El nuevo ensayo del filósofo José Carlos Ruiz nos invita a reflexionar

La etimología de elegancia es interesante: está emparentada, nos explica el filósofo José Carlos Ruiz, con la elección (eligere). Una persona elegante es, pues, es aquella que sabe elegir. En su nuevo ensayo Incompletos (Destino) Ruiz contrapone a dos sujetos: aquel que no pierde el tiempo queriéndose hacer especial entre la multitud y dedica su esfuerzo a ser mejor obrando bien, y el sujeto hipermoderno «que ha dinamitado el valor de la discreción y el sentido del pudor a favor de una globalización sentimentalista, y que practica la otrofagia convirtiendo al otro en objeto de consumo.»

Ruiz denuncia la vulgarización de un individuo carente de herramientas intelectuales que lo protejan de una realidad compleja e hiperestimulante. De ahí el título del libro: la sensación de incompletud se acrecienta, «llevándolo por momentos a declararse indigente mental».

José Carlos Ruiz (Córdoba, 1975) es profesor en la Universidad de Córdoba, y se doctoró en Filosofía Contemporánea en la Sorbona. Sus investigaciones se centran en el análisis de la sociedad hipermoderna y la aproximación de la filosofía a lo cotidiano. Antes de Incompletos, publicó el superventas El arte de pensar, De Platón a Batman: manual para educar con sabiduría y valores, El arte de pensar para niños y Filosofía ante el desánimo.

«La vida preglobalizada (prepantalla) de muchos de nuestros abuelos estaba centrada en labrarse una existencia digna, y era durante este proceso donde se producían los encuentros con la felicidad. Las generaciones que nos precedieron se esforzaron por mejorar y reforzar los resortes que impulsaban su vida. A diferencia de nosotros, para ellos la palabra felicidad no colonizaba cada rincón de la estructura social (medios de comunicación, publicaciones, instituciones...). Con la llegada de la globalización, la psicología positiva y la hiperconexión crece el interés por este concepto».

Destacamos a continuación diez puntos interesantes de su Incompletos (Destino):

  • La Grecia clásica entendía la felicidad como el desarrollo natural de las potencialidades de cada uno. Es decir, no era un objetivo, sino una consecuencia.
  • ‘Vivir bien’ no está tan relacionado con el placer (y lo sensorial, carnal o material) como con esa «vida digna y virtuosa» de la que hablaba Kant. Un reparto de felicidad en justa proporción con la moralidad.
  • La hiperactividad no deja espacio para la reflexión, la contemplación o el deleite.
  • Los ecosistemas volátiles (como internet) pueden llegar a ser muy hostiles.
  • El sujeto hipermoderno no conoce la discreción. Ser ya no se limita a hacer, sino a mostrarlo.
  • Antes la identidad se solía heredar de sus ambientes más próximos; ahora se crea una metaidentidad barnizada desde el exterior (influencers, tiktokers, coaches...) Las horas frente a la pantalla fragilizan la personalidad del individuo, especialmente la de los más pequeños.
  • Otrofagia: el consumo del otro. Se le otorga una existencia intermitente; el otro solo existe en el momento que interesa, después será ignorado.
  • En otros tiempos, la comunidad tenía autoridad para los procesos educativos; si un vecino o el conductor del autobús veía a un niño tirar un papel al suelo, podía y debía reñirle.
  • El ego se agranda porque aumenta su percepción en forma de recompensas emocionales con cada like.