Bulo o verdad: ¿Tiene realmente España cuatro islas en el Pacífico?
- Carmen Guillén, Doctora en Historia Contemporánea, repasa, tratado a tratado, los vaivenes del colonialismo español en el Pacífico.
- Vuelve a ver El Condensador de Fluzo: ¡Perdiendo el norte! o 'la evolución de los mapas' en RTVE Play
En 2014 saltó a los medios de comunicación nacionales una noticia sobre la posibilidad de que España mantuviera soberanía sobre una serie de archipiélagos en el Pacífico, vestigios de su pasado colonial. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? y, sobre todo, ¿sobre qué hechos se construyó esa idea?
La Doctora en Historia Contemporánea, Carmen Guillén, en su paso por ‘El Condensador de fluzo’, relata la verdadera historia de este bulo histórico que se zanjó en 2014 con una publicación en el Boletín Oficial de las Cortes tras su paso por el Consejo de Ministros.
Proceso de colonización
España fue una gran potencia colonial que en su desarrollo llegó a poseer territorios en los cinco continentes. El imperio español de los siglos XVI y XVII incluía territorios en Europa, varias islas en el Atlántico y en el Mediterráneo, ciudades en el norte de África y territorios en América.
Entre sus colonias, la monarquía hispánica también incorporó a sus dominios las islas Filipinas, las islas Marianas del norte, la isla de Guam o decenas de archipiélagos, islotes y pequeños atolones generalmente dispersos y poco conocidos.
Estos lejanos territorios del Pacífico pertenecieron a España hasta finales del siglo XIX cuando tras la derrota de la guerra contra EE.UU. en 1898, España cede -además de Puerto Rico- la isla de Guam y Filipinas a los estadounidenses mediante el Tratado de París.
Un año más tarde, España, destrozada económicamente después del desastre del 98, decidió vender el resto de posesiones españolas en esta zona, -que incluían las islas Marianas, las Carolinas y Palaos-, a Alemania por 25 millones de pesetas en el conocido como tratado germano-español.
A lo largo del siglo XX, estos territorios, remotos y generalmente poco poblados, han ido pasando por varias manos. Después de la derrota alemana en la I Guerra Mundial, fue Japón quien obtuvo su control y después de la II Guerra Mundial quedaron bajo dominio de Estados Unidos, hasta que el proceso de descolonización provocó que la soberanía de estas islas pasara a manos de otros estados de la zona o incluso se independizasen en estados soberanos.
Un vacío legal
En el proceso colonial de estos territorios, cuya soberanía es transferida entre estados en una serie de tratados y vaivenes históricos, surge una pequeña inexactitud que en su momento fue interpretado como un posible ‘vacío legal’.
La dispersión de las islas por el Océano Pacífico y la complejidad de asociarlas a otros grandes archipiélagos, provocó que algunos de los territorios no fueran delimitados con precisión o mencionados explícitamente en dichos tratados, así que, según la interpretación que se hiciese, algunas islas habrían quedado, en principio, fuera de estos acuerdos.
El supuesto vacío legal sobre la soberanía de estos territorios pasó inadvertido hasta que en 1948 un investigador del CSIC, Emilio Pastor, revisando el contrato de venta de las Carolinas a Alemania, se dio cuenta de que los redactores habían olvidado poner en el acuerdo algunos islotes minúsculos: Guedes, Coroa, Ocea y Pescadores.
Pastor expuso su teoría en el libro Territorios de soberanía española en Oceanía donde acuña la denominación de Provincia Oceánica Española e incluso lleva la cuestión al mismísimo Consejo de ministros de Franco en enero de 1949. Dada la situación de aislamiento internacional de la época y el hecho de que hubiera problemas más acuciantes en aquel momento para España que la supuesta posesión de cuatro islas en el otro extremo del mundo, hizo que el gobierno franquista desestimara cualquier intento de reclamación y la cuestión se dejó pasar.
Sin embargo, el libro de Pastor se convirtió, sin querer, en el inicio de un bulo que ha llegado hasta nuestros días. Aunque el asunto cayó en el olvido durante décadas, hasta que bien iniciado el siglo XXI, el tema saltó a los medios de comunicación; tanto que en 2014 se planteó la pregunta en el Congreso: ¿tiene realmente España cuatro islas en el pacífico?
El desenlace fue tajante y acabó con todas las especulaciones: España no poseía ninguna isla en el Pacífico. La respuesta del Gobierno publicada en el boletín oficial de las cortes en abril de 2014, descartaba cualquier posibilidad de reclamación soberanista al argumentar que en el tratado con Alemania no se hizo una delimitación geográfica ni se redactó un catálogo específico de territorios, sino que se cedieron todas las posesiones españolas en el Pacífico, sin excepción; por lo que cualquier otra interpretación de los tratados sería maliciosa.
Los archipiélagos afectados pertenecen hoy a tres estados independientes: el atolón de Guedes se llama actualmente Mapia y pertenece a Indonesia; Coroa recibe el nombre de Rongerik y pertenece a las Islas Marshall, Ocea se corresponde con un islote llamado Matador actualmente sumergido y el atolón de Pescadores se corresponde con el actual municipio micronesio de Kapingamarangi.
Quizá lo más rocambolesco de toda esta historia sea el hecho de que una cuestión que ha generado tanto vaivén administrativo, tratados, controversia, titulares y que incluso llegó hasta el consejo de ministros, haya tenido escaso o nulo eco en la población de estos islotes, que han vivido ajenas a la situación.