Todo lo que tienes que saber de Pepa Flores y Marisol, las dos caras del mito
- Tiene 76 años y a pesar del destierro se mantiene como icono de cine, música y erotismo
- Marisol, así es su familia: dos hijas famosas, una 'desconocida' y dos nietos
- El documental Marisol, llámame Pepa, ya disponible en RTVE Play
'Chiquitina fuíste ayer / Por milagro de la vida / Eres una flor, eres como un sol / Y eres toda, toda, toda una mujer', cantaba la pequeña Marisol en 1982 en Tómbola. Tiene 76 años y parece imposible, pues parece haberse congelado en el tiempo, ya que la vemos solo en las películas que emite Cine de Barrio, rodadas en los años 60 y 70 y que hemos visto cientos de veces. Tantas, que hemos creído que nunca iba a crecer. Y así fue. Pepa Flores se hizo mayor, pero Marisol, no.
Desde que se retiró a mediados de los 80, Pepa Flores se ha mantenido alejada de los focos y los micrófonos. Salvo raras y contadas excepciones, ha luchado por mantenerse en el anonimato, ajena a que su alter ego, Marisol, y su leyenda iban creciendo en popularidad y misterio. Hablamos de un mito, pero no de un fantasma. El personaje se fue para que la mujer pudiera tener su espacio, y lo tiene. Vive en Málaga, su tierra, y lo hacía en compañía de su pareja Massimo Stecchini, que falleció el 3 de septiembre de 2023 a causa de un infarto.
La leyenda negra de Marisol
El italiano lleva 30 años al lado de Pepa Flores, y quiera o no, con Marisol. "Hay una leyenda negra que dice que Pepa Flores mató a Marisol. No es cierto, es la que más ha cuidado la imagen de Marisol. Ella se fue de todo lo que es el mundo del cine, del espectáculo, de todo lo que fue su carrera y a Marisol la dejó intacta”, contaba Vicky Flores, hermana de la artista, en el programa Lazos de sangre, de TVE. "A Marisol no la conozco como conozco a Pepa Flores. Conozco el personaje y me encanta. Se parece físicamente, pero en persona no se parece casi nada. Marisol es una persona y Pepa Flores es otra", decía Celia, la menor de las hijas, la única que se dedica a la música.
Un rayo de luz
1960 fue un año decisivo en su carrera. Marisol rodó Un rayo de luz e inmediatamente se convirtió en una estrella internacional e hizo que las niñas quisieran ser como ella y vestir como ellas mientras los chicos soñaban con que fuera su novia. Durante toda la década, en la que rodó 12 películas, fue la mejor en todo: la más taquillera, la más guapa, la más imitada, la más solicitada. Iba cumpliendo años en la intimidad mientras en la pantalla parecía haberse quedado atrapada en su infancia.
“Muchachita, muchachita, muchachita, fuiste ayer y aunque digan lo que digan eres toda una mujer”, cantaba en Marisol rumbo a río. Dando ya señales de que su cuerpo y su mente entraban ya en otra etapa de la vida.
Una máquina de hacer dinero
En los años 70 cambió de registro y vimos a una mujer adulta, sensual y sobre todo libre. Marisol se va diluyendo en su propia fama para dejar que Pepa Flores recorra ahora el nuevo camino, ese que la separa de la niña prodigio, del descubridor, Manuel José Goyanes, de unos años humillantes, que empezó a querer olvidar.
"Lamento mi descubrimiento para el cine. Supongo que esto que digo no le va a gustar a una serie de personas, pero no me importa. Me habría gustado empezar más tarde. No he tenido infancia, no he podido jugar. Mis años de estrella me han quitado muchas cosas", decía a la revista Blanco y Negro en 1974.
Pero el giro dado no tuvo el mismo efecto en sus fans. Unos apoyaron que tomara las riendas de su vida y su carrera. Otros no encajaron bien que quisiera enterrar a Marisol. Porque Marisol no le pertenecía a ella. Marisol era de todos. La prensa más moderna encontró un filón en Pepa Flores, desde la renovada Fotogramas, que ayudó a vender la nueva imagen de la cantante y actriz, hasta Lecturas, con la que hizo 31 portadas (14 más que en la década anterior), dato que sirve para hacerse una idea de la dimensión de su fama.
La portada de la discordia: Interviú
Una fama que hizo crecer apareciendo desnuda en InterviúLas fotos se hicieron en 1970, pero se publicaron seis años más tarde. Se vendieron un millón de ejemplares y con aquella portada se enterró a Marisol. “Fue un punto de inflexión”, decía años más tarde Rosa Villacastín en una entrevista a La Razón. “Fue como si todas nos desnudáramos. Primero porque era una foto bellísima donde no había nada de porno y era maravillosa. Pero es que Marisol era todas nosotras”.
Su vida personal tuvo tanto interés -mediático y social- como sus películas. Su boda en 1969 con Carlos Goyanes, hijo de su descubridor, fue todo un acontecimiento social, por ella y por sus invitados: Lola Flores, Rocío Durcal, Carmen Sevilla, Massiel. Nombres que unían dos mundos, el folclórico y el moderno. Como hizo ella cuando fue la flamenca yeyé. Porque Marisol fue una de las revolucionarias de la copla, llegando a cantar en japonés.
¿Quién dejó a quién?
Se separaron tres años después, en 1972, y al año siguiente conoció a Antonio Gades. Juntos tuvieron tres hijas, María, Tamara y Celia, y un año después de nacer la tercera, en 1982, se casaron. La boda fue en Cuba y los padrinos fueron Fidel Castro y Alicia Alonso. En 1985 se retiró definitivamente y solo volvió a ser noticia cuando se separó de Gades. "Yo dejé a Goyanes y Gades me ha dejado a mí", dijo en una entrevista.
Desde entonces decidió encerrarse en Málaga, pero ahora era ella la que ponía los barrotes. Porque no está encarcelada, está protegida. De la fama y de los recuerdos. Cuando le dieron el Goya de Honor en 2020 se armó un gran revuelo por si iría o no a recoger el cabezón. La gala se celebró en Málaga y muchos daban por hecho que sí iría. Pero no fue. Marisol fue fiel a sus principios y se reforzó en su deseo de vivir alejada de las cámaras. No fue a la gala, pero sí estuvo muy presente, en sus hijas, que recogieron el Goya, y en Amaia, que le rindió homenaje en forma de canción.