Juan y Migas comparten 5 anécdotas de su viaje en autocaravana por Europa
En las últimas semanas he tenido que enfrentarme a muchas entrevistas. Lo cierto es que nuestro programa Senderos con Juan y Migas
Cada vez que vemos el gráfico que os pongo abajo, me da vértigo. Pero ¡qué alegría ver que nos seguís! ¿Sabéis que el estreno fue uno de los mejores datos de esa franja en todo el 2022?
En La 2 de TVE siempre nos han dicho que las audiencias no son importantes, porque somos un canal de servicio público y si nosotros no hacemos determinados tipos de programas, ¿quién lo va a hacer? Pero claro, los que nos dedicamos a este mundo queremos que nos veáis, que disfrutéis de lo que hacemos. Porque obviamente contamos estas historias para compartirlas con vosotros.
En este caso, me atrevo a decir que es incluso necesario contar estas historias. ¿Os acordáis de aquel anuncio donde dejaban un perrito abandonado en la carretera? Mi madre siempre tenía que apagar la tele cuando salía, porque mis hermanos y yo empezábamos a llorar. Madre mía, ¡qué drama!
Pero no quiero andarme por las ramas ni ponerme melodramático, así que vayamos al grano. Como os decía, desde el estreno hasta el pasado domingo, hemos ido subiendo y subiendo el número de espectadores que se concentran frente a la tele para vernos, así que hay medios que nos han entrevistado para analizar el porqué de este éxito y saber un poco más de Juan y Migas. En estas entrevistas siempre hay una pregunta que no falla: “Juan, ¿puedes contarnos algunas anécdotas de esta temporada durante vuestro viaje en autocaravana?” Y tengo que hacer memoria y estrujarme el cerebro, aunque hay muchas. Así que he decido -hemos decidido, con permiso de Migas y de mis compañeros- contar, por ahora, 5 anécdotas del viaje en autocaravana, algunas de ellas fuera de cámara, que nos han pasado durante esta aventura viajera. Vamos con ellas.
1.El “regalo” del mago Miguel de Lucas
Cuando mi amigo Miguel de Lucas acudió a nuestra llamada a Las Hurdes (lo cual agradezco enormemente), apenas si llevábamos unas jornadas de grabación. Los días son más cortos en otoño e invierno, así que no solemos parar a comer nunca. Eso sí, intentamos llevarnos un bocadillo o un picnic para no terminar exhaustos y llegar a la cena vivos. A Miguel no le advertimos de la escasez de alimentos, jaja. Creo que vino pensando en que pararíamos a comer en un restaurante o algo así. Pero Miguel, ¡¡¡si es un programa de aventuras!!!
No obstante, tuve el gesto de compartir con Miguel mis pequeños bocadillos. Eran minúsculos y se quedó con hambre. A pesar de todo, al finalizar la jornada, Miguel nos hizo un regalo. Nos ilusionamos mucho y parte del equipo, con ilusión desmedida, abrimos la “caja de vino” que, supuestamente, contenía “un regalo”. Lo cierto es que pensábamos que sería algún truco de magia o algo para quedarse con nosotros, pero no lo que finalmente fue. Este momento lo grabamos para compartirlo con Miguel y de paso darle las gracias por habernos acompañado. Cuando lo vio, sé que se sintió mal, porque se nos ve cara de decepción, de tristeza. “¿A lo mejor no entendimos el truco o no ha salido?”, pensábamos. Lo cierto es que, rompiendo una lanza a favor de Miguel, su idea era regalarnos tres botellas de vino, pero al ir al coche se dio cuenta de que estaba la caja, pero no las botellas, jajaja. El gesto es lo que cuenta, Miguel, y te seguimos apreciando mucho.
2.Mochila voladora en Asturias
¿Cómo es posible que se abra una puerta de la autocaravana y salga volando una mochila? Pues pasó, ¡y en Asturias! Menos mal que en estos tramos apenas si íbamos a 20 kilómetros por hora.
Todo tiene su explicación: Durante el rodaje llevamos cinco cámaras, dos de ellas auxiliares. A una de estas, la llamamos El Peris, de periscopio, porque lo parece. La verdad es que a todos los equipos le ponemos nombre: Manuela II es la cámara principal, la que lleva Luis. Es la sucesora de Manuela I La Ahogada. Se llama así, porque nos precipitamos con ella a un río en el norte de Polonia y allí se quedó, en las profundidades. Ahogada. El drone, por cierto, se llama Samuel III. Samuel I El ahogado – murió en el nacimiento del Rin, en Suiza-; y Samuel II, “el cortacésped”, también pereció en la flor de su vida, cuando se precipitó contra un árbol y tras cortar varias ramas como si de un cortacésped se tratara, terminó ahogándose -sí, también- en un río en La Vera.
A la mochila más grande y más pesada la llamamos Matahombre. Creo que no hace falta explicar el porqué del apelativo. Pero, ya me estoy yendo por las ramas, disculpadme. Como decía, lo de la puerta abierta tiene una explicación. Mi compañero Abel estaba con El Peris grabando en la puerta lateral; su misión era tomar unos planos que reflejaran nuestro paso por estas carreteras secundarias. Esta puertecilla lateral tiene un pestillo, pero por alguna razón no se cerró bien y, como íbamos subiendo y bajando, no le teníamos echada la llave. En un bache, terminó por abrirse. Justo en la puertecilla había colgada una mochila que salió volando literalmente. Abel tenía colocado “El Peris” en el techo de la caravana y fue el que nos avisó de que la mochila había decidido abandonarnos.
Este momento podéis verlo en el capítulo 4: Senderos con Juan y Migas - Hasta donde nos lleven nuestros pasos (De Asturias a Barcelona)
3.La casa (y la oficina) a cuestas
Una de las particularidades de Senderos con Juan y Migas es que estáis viendo cada capítulo a las pocas semanas de rodarse, casi a tiempo real. Sin duda, aporta mucha frescura al formato, porque son historias muy recientes, pero para nosotros, para todo el equipo, implica no despistarse ni un momento, ya que cada domingo tiene que estar listo un nuevo episodio.
Desde que comenzamos a rodar a finales del pasado otoño, sabíamos que tendríamos muchas horas de autocaravana. Imaginaos la cantidad de kilómetros y tiempo que hay entre los destinos que veis en cada capítulo. Lo que en el programa podéis ver en 20 segundos, han sido 500 kilómetros de viaje, por poner un ejemplo. En autocaravana esos kilómetros se pueden hacer más largos, os lo aseguro.
Había que aprovechar esos tramos para avanzar en el montaje, así que decidimos que, en esos momentos, ya tendríamos que comenzar a montar los programas, además de ir avanzando en la producción, ¿qué significa eso? Austria, por ejemplo, no estaba en nuestros planes, tampoco Eslovenia y así una decena de localizaciones, por lo que en la autocaravana íbamos organizando entrevistas o preparando permisos de rodaje. Nuestra autocaravana no es solo una casa a cuestas, también una oficina.
4.El chorizo: ¡que no se lo coma nadie!
Como visteis en el primer capítulo, mi amigo el Pato nos obsequió con embutidos de mi pueblo: jamón, morcilla, lomo, morcón y, por supuesto, chorizo. Como os contaba en otra anécdota, no solemos parar a comer para no perder horas de luz, así que solíamos comprar unos bollos de pan que aderezábamos con los embutidos ibéricos de Monesterio.
Pero llegó el día que todos sabíamos que iba a llegar; el fatídico día que temíamos, ¡y se presentó sin avisar! Se plantó delante de nosotros: Mi compañero Dani, de producción, cabizbajo, nos informó al respecto: “Chicos, ¡ya no hay embutidos!” Era lo más dramático que nos podía pasar en un viaje hacia el Lejano Oriente. Pero descubrimos que, perdido en el frigorífico, al fondo, muy al fondo, se había quedado un chorizo de herradura. Lo que no sabíamos es que todo se tornaría aún más dramático. “Producción” tenía guardado este chorizo a buen recaudo, porque lo teníamos que dejar reservado para una escena que grabaríamos semanas después en Montenegro. Durante miles de kilómetros, cuando llegaba la hora de comer y solo teníamos pan, todos mirábamos ese chorizo que no nos podíamos comer. Hubo intentonas: -¿Por qué no cancelamos la escena?”-sugerían unos; -¿Cómo vamos a dejar ese chorizo hasta Montenegro? -cuestionaban otros. -¡Se va a estropear! -argumentábamos todos al unísono. La frase más repetida de mi compañero durante 11.000 kilómetros hasta Montenegro fue: “¡Qué nadie se coma el chorizo!“.
Yo llegué a ver, con mis propios ojos, como nuestra “ronin” (otra cámara), Hannah -vegetariana, por cierto- comenzó a oler el chorizo para devorarlo estando en Crocia, a pesar de su condición vegana. Sí, porque es vegana, pero casi se vuelve “choriciana”. Afortunadamente nadie se comió el chorizo y pudimos grabar la escena, pero nadie sabe lo que sufrimos hasta llegar a ese momento.
5.Golpe a un vehículo en el Lago Bled
Durante el rodaje en el Lago Bled, en Eslovenia, necesitábamos unos planos de la autocaravana por esas fabulosas carreteras. El paisaje a los pies del lago es magnífico, y sus carreteras estrechas y angostas. Migas y yo tuvimos que hacer el mismo recorrido varias veces para obtener el mejor plano.
Luis estaba con Manuela II (recordad, la cámara principal), Edu con Samuel III (el drone, ya sabéis), Abel con el Peris, en fin, cada miembro del equipo en su sitio, esperando a que Migas y yo saliéramos detrás de aquella curva. Pero no salíamos. El regidor se preguntaba por qué no reaccionábamos. Si ya hemos dicho “acción”, ¿no les funciona el walkie? ¿qué es lo que ocurre con Juan y Migas?
Lo que pasó es que, al dar la vuelta para pasar nuevamente por aquella pintoresca curva, un pequeño turismo había aparcado sin darnos cuenta, justo en el lugar que utilizábamos para girar. La autocaravana mide casi 8 metros de larga y al echar marcha atrás… ¡Toma ya! Golpetazo. Apareció en señor muy amable y algo asustado. Había visto desde el hotel donde trabajaba cómo una autocaravana grandísima con un tío con barbas y melenas se llevaba por delante su minicoche. Imaginaos el cuadro. Es que era tan pequeño ese coche que no lo vimos. En fin, salimos afuera, el señor nos miró algo temeroso. Creo que pensaba que le íbamos a dar un palo y llevárnoslo en la caravana, aunque al ver a Migas sus ojos se tornaron más sosegados. Supongo que pensó, “si este muchacho tiene un perro así, no creo que sean delincuentes”, Jajaja. Le dije que lo sentía y firmamos los papeles del seguro. Entre tanto llegó mi compañero Dani, de producción para ver qué había pasado y a través del walkie informó al resto de equipo: “chicos, todo bien, Juan se ha comido un coche con la caravana, pero está bien. Lo importante es que el chorizo no se lo ha comido estando solo tanto tiempo”.
En una próxima entrega os contaré más anécdotas de este gran viaje: Mujeres latinas en Montenegro y Luis, la niña de la curva (en la frontera con Albania), el accidente en las cataratas de Kravica, el ataque de un “bicho” a Migas y las ratas en el tejado.
¡Gracias por seguirnos! Tenéis más información en @senderostve y en @rtveplay sobre nuestro viaje en autocaravana hacia el Lejano Oriente.