'Psicosis' gratis, secretos de la película que cambió el cine: morbo, miedo y sangre, mucha sangre
- Estrenada en 1960, arrasó en la taquilla, pero la crítica se cebó con ella
- Todo sobre la escena de la ducha, la más famosa, recreada y parodiada de la historia del cine
- Alfred Hitchcock, un cínico y misógino que sentía un gran rechazo por las rubias
"Será un film lleno de encanto y de sangre, habrá mucha sangre". Con esta frase promocionaba Alfred Hitchcock su película. Pyscho, traducida al español como Piscosis, fue el mayor éxito comercial del director. Está basada en la novela sobre un asesino en serie escrita por Robert Bloch, que a su vez se inspiró en la escabrosa historia real de Ed Gein, acusado de matar a varias mujeres para crear objetos macabros con partes de sus cuerpos y rendir culto a su madre, fallecida años antes. Hablamos de un clásico de Hollywood, una película atrevida que rompió moldes: entre otras cosas, el bueno de Alfred se atrevió a matar a la protagonista antes de la mitad de la película.
Pero esta película es mucho más, es una obra maestra por varios motivos. Nuestros compañeros de 'Días de cine' destacan que es "un retrato del lado oscuro del alma humana y que está rodada con precisión milimétrica". Pero también subliman la música de Bernard Herrmann y los créditos de Saul Bass autor también de los storyboards de la escena de la ducha. "Es una de las más perfectas, e imitadas y homenajeadas de la historia del cine", añaden.
Actores y dobles
En la novela, el personaje de Marion solo aparecía en dos capítulos. Pero Joseph Stefano, guionista, decidió convertirla en protagonista de la película. Eva Marie Saint, Lee Remick, Angie Dickinson, Piper Laurie, Martha Hyer, Hope Lange, Shiley Jones o Lana Turner fueron solo algunos de los nombres que barajó Hitchcock para interpretar a Marion Crane. La elegida fue Janet Leigh y ella aceptó cobrar 25 000 dólares, una cuarta parte de lo que recibía habitualmente.
El protagonista masculino se llama Norman Bates, un nombre que nada más pronunciarlo provoca un escalofrío. En la novela es gordo y calvo, pero Hitchcok quería que tuviera una apariencia frágil, que pareciera tímido y desequilibrado. El elegido fue Anthony Perkins. Para el actor, interpretar a este asesino que se viste con ropa de mujer, fue el papel que cambió su carrera y su vida.
Cuando vemos el rostro de la madre de Norman, nos cagamos de miedo. El director es el rey a la hora de crear miedo y de crear expectación. Lo demostró cuando hizo creer que estaba haciendo un casting para el papel de la madre y llegó a decir que sería Judith Anderson, la ama de llaves de Rebeca. Hitchcock utilizó a una de sus dobles para grabar su silueta y una mujer enana, que es la que Norman lleva en brazos al sótano de la casa. También aparece el guaperas de John Gabin, el de Millie, una chica moderna, y a Simon Oakkland, que hace de psiquiatra y tiene un papel muy importante al final de la película.
Anécdota: Alfred Hitchcock quiso dar un susto a Janet Leigh y puso en su habitación, sin que nadie le viera, el cadáver de la señora Bates. Cuando ella entró se llevó tal impresión que todavía resuena el eco del grito que pegó.
La casa del terror
La casa de los Bates tiene mucho protagonismo y se ha convertido también en un símbolo del terror, por eso miles de fans de Hitchcock y devotos de la película acuden cada día a verla en los estudios Universal de Los Ángeles. ¡Todos dicen que es escalofriante! Está inspirada en The house by the railroad, un cuadro que Edward Hopper pintó en 1925 y que ahora cuelga de las paredes del museo MoMA de Nueva York.
Anéctota: Esta es la primera pelícual en la que se ve un váter y forma parte de una escena. El director logró esquivar la censura alegando que era crucial para la trama del personaje de Marion.
Chocolate, un filete y un melón
Se ha escrito de todo sobre esta escena, una de las más famosas, imitadas y parodiadas de la historia del cine. Dura 45 segundos y la forman 78 planos y para rodarla se recurrió a una doble, Marli Renfro, una modelo, bailarina y conejita de Playboy y que también apareció en la película Tonight for sure de Francis Ford Coppola. El director estaba fascinado con poder rodar esta escena desde que el principio, como le dijo a François Truffaut, y se volcó con ella.
Lo más complicado era acatar las normas de Hollywood sobre la violencia y los desnudos femeninos. "La rodaré en staccato para que el público no se dé cuenta de lo que pasa", dijo Hitchcok. Para la sangre se usó sirope de chocolate y el sonido de las puñaladas se logró descargando un chuchillo sobre un solomillo de vaca y un melón verde. El montaje es asombroso, definido como "una brutalidad abstracta", y es tan veloz que logra su objetivo: crear ansiedad en el espectador y hacerle creer que ha visto lo que en realidad no ha visto. La música de los violines potencia el dramatismo y la teatralidad de la escena.
Secretismo para evitar spoilers
Hitchcock compró los derechos de la novela que Robert Bloch publicó en 1959 por 9000 dólares. Estaba volcado con esta película, pero sabía que no tenía todo el control. Por eso se aseguró de que el final se mantuviera en secreto: encargó a su agente, Peggy Robertson, que comprara todos los ejemplares de la novela que quedaban disponibles; prohibió a los actores que en las entrevistas previas desvelasen ciertas cosas sobre la trama e hizo casi toda la promoción por su cuenta; pidió a los espectadores que no revelasen el final una vez salieran del cine; y prohibió tajantemente que se dejase entrar a las salas a los que llegasen una vez empezada la proyección. Todo funcionó.
Un gran éxito, pero...
Paramount Pictures temía darse un batacazo y destinó un presupuesto muy bajo para la película: tan solo 800 000 dólares. Esto no enfadó al director que decidioó abaratar costes: rodaría en blanco y negro y renunciar a su salario. Pero el éxito no se hizo esperar, fue instantáneo. La película logró recaudar una millonada, convirtiéndose en el mayor éxito comercial de Hitchcok. Además, le reportó su quinta y última nominación al Oscar. Pero la crítica se cebó con el director. Hitchcok había evitado los pases de prensa y los críticos y periodistas tuvieron que verla con el público. Muchos se cabrearon y escribieron terribles crónicas, intentando desprestigiar la película. Fue un error y, con el paso del tiempo, muchos cambiaron de opinión: primero dijeron que era basura y luego que era una joya. ¿Estaban preparados para la genialidad de Hitchcock? ¿Era el director más moderno y vanguardista que todos ellos?
¿Dónde está Hitchcock?
Todos, cuando vemos sus películas, estamos pendientes de los personajes que aparecen en algunos planos y secuencias, para localizar al director. Tenía por costumbre colarse en sus propias películas y Psicosis no es una excepción. Se le puede ver en el minuto seis de metraje, a través del cristal que tiene la puerta del despacho en el que trabaja Marion: está fumando en la acera y lleva un inesperado sombrero de cowboy. En la película solo participan 14 personajes: 13 actores y el director en su faceta de extra.
La otra gran escena: ¡Ojo, spoiler!
Para muchos cinéfilos, la escena más especial de la película no es la de la ducha. Cuando Marion muere a manos de la señora Bates, Norman quiere hacer desaparecer el cuerpo. Lo mete en el maletero de su coche e intenta que se hunda en el lago. Todos lloramos la pérdida de la pobre jovencita y nos entristece su triste final. Pero, de repente, el coche deja de hundirse y durante unos segundos se queda parado. El espectador cree que Norman no va a lograr su objetivo y por unos instantes nos ponemos de su lado, nos da pena. Los especialistas en Hitchcock: se siente miedo con el asesino psicópata, pero también lástima.
Fuentes consultadas: el programa 'Días de cine', de RTVE, y el libro 'Hitchcock', editado por Blume.