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Literatura

Vuelve la investigadora Ane Cestero: Ibon Martín habla con Página Dos de El ladrón de rostros

Las dos anteriores entregas de la serie (esta es la tercera) vendieron más de 200.000 ejemplares

  • En esta ocasión, la Unidad de Homicidios de Ane Cestero busca a un asesino en serie llamado ‘el Apóstol’
  • Antes de dedicarse a la novela policíaca, Ibon Martín (Donostia, 1976) se hizo un nombre con la literatura de viajes

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La nueva novela negra de Ibon Martín se inicia con el hallazgo de un cadáver mutilado en una escondida ermita en la roca

El sueño de todo escritor es crear un personaje que conecte con el público, que los lectores aprecien como a un amigo. Le han bastado dos novelas a Ibon Martín (Donostia, 1976) para conquistar un lugar propio en el thriller nacional. Enamorado del paisaje y la geografía vasca, recorrió durante años todos los caminos de Euskadi y editó numerosas guías que siguen siendo referencia imprescindible para los amantes del senderismo. En 2019 publicó La danza de los tulipanes, un superventas inmediato, y en 2021 llegó La hora de las gaviotas, Premio Paco Camarasa a la mejor novela negra de aquel año.

En la tercera entrega de la policía Ane Cestero, El ladrón de rostros (Plaza y Janés), un peligroso asesino ritual deja un rastro de cadáveres en enclaves naturales aislados, entre desfiladeros majestuosos y profundas cuevas. Todo empieza con un cuerpo hallado en una ermita excavada en la roca. Su torso ha sido abierto y vaciado, y las manos están a ambos lados de su abdomen en actitud de entrega. La escena reproduce, con macabra exactitud, las figuras de los apóstoles que Oteiza esculpió en la fachada de la basílica de Arantzazu.

Ibon Martín ha sabido construir un universo particular en el que convergen los cuatro rasgos identificativos del noir: un equipo investigador liderado por un detective carismático, un asesino con un perfil psicológico interesante, denuncia de asuntos de actualidad y localizaciones poderosas. «El desfiladero de Jaturabe está especialmente silencioso esta mañana. Los buitres lo sobrevuelan en círculos, vigilantes, pero no hay rastro de los ruidosos cuervos que anidan también en los cortados. Se diría que el valle contuviera la respiración a la espera de acontecimientos. O quizá también guarde su particular minuto de silencio ante las vidas segadas en sus entrañas.»

Óscar López charla con Ibon Martín acerca del papel de la naturaleza en esta novela. «Nos ayuda a reconectar. Después de enfrentarse en su jornada laboral a los horrores y crímenes de su trabajo, Ane busca en la montaña y la escalada un modo de resetearse.» Al comentarle la abundancia de escritores de novela negra en el norte de España, Martín explicó en otra ocasión el término acuñado humorísticamente por él: noir ‘euskandinavo’. «Tenemos en común el clima duro, los conflictos sociales, el paisaje, la ruralidad, el carácter algo cerrado.» ¿Cómo tratar la violencia, inherente en la novela negra, sin ser morboso? «No me gusta ese punto gore al que llegan algunas novelas, no me recreo en ello.»