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Clara Campoamor no se llamaba Clara en realidad: su verdadero nombre y la razón del cambio

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Clara Campoamor y su verdadero nombre
Retrato de Clara Campoamor

Todos la conocen, pero bajo un nombre que no es el suyo. Clara Campoamor luchó por el voto de la mujer y sus derechos, convirtiéndose en una de las figuras más famosas de la política española. Su vida, sin embargo, estuvo marcada por dos tragedias. Nacida en el seno de una familia humilde, las muertes de dos de sus familiares más cercanos cuando solo era una niña la llevó a grandes cambios: por la primera de ellas recibió un nuevo nombre.

Nació el 12 de febrero de 1888 en el madrileño barrio de Maravillas, en la calle del Rubio, más tarde llamada calle de Santa Ana. Allí se crio. Su abuela era la portera del número 4 y en el bajo del edificio vivía la familia de Clara: su abuela, sus padres, su hermana mayor y la propia Clara. Pero Clara por entonces no se llamaba Clara, sino Carmen Eulalia. Aquel era su verdadero nombre, el que la dieron al nacer.

Clara era en realidad el nombre de su hermana mayor. La niña, sin embargo, murió de meningitis un año después de que Carmen Eulalia naciera y esta heredó su nombre tras el trágico fallecimiento de la pequeña. Y así, bajo el nombre de su hermana, Clara Campoamor pasó a la historia de nuestro país.

La muerte de su padre, otra tragedia en su vida

Cuando Clara tenía dos años, nació su hermano pequeño, Ignacio Eduardo, y cuando tenía diez volvió a vivir una tragedia. Su padre, Manuel, quien trabajaba como secretario del periódico La Correspondencia de España y militaba en el Partido Republicano Federal, falleció con solo 43 años. Su muerte fue un duro golpe para la familia. Clara entró como interna en un colegio de monjas cercano a la estación de Atocha, pero su madre tuvo que sacarla del centro a los dos años. Pilar, como así se llamaba su madre, trabajaba como costurera. Sin embargo, los encargos que realizaba, por muchos que aceptase, no eran suficiente para hacer frente a las cargas familiares.

Clara Campoamor se puso entonces a trabajar: empezó como modistilla -primero con su madre, luego en talleres- y continuó como dependienta en una tienda de ropa de la calle Alcalá. Se formó en mecanografía y francés, aptitudes que le serían muy útiles al comenzar su carrera como telefonista. Tras conseguir empleo en la Compañía Madrileña de Teléfonos, se presentó a unas oposiciones de Correos y Telégrafos. Se convirtió en funcionaria: trabajó en la línea internacional con Francia, en Zaragoza, en San Sebastián.

Más tarde logró el número 1 en las oposiciones de profesora de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas de Madrid, empleo que compaginó con algún encargo de traducción del francés para la editorial Calpe. Así fueron los primeros trabajos de Clara Campoamor, que retomaría en 1921 sus estudios de Bachillerato y lograría, en diciembre de 1924, ser abogada.