¿Qué tesoros guarda en su cámara acorazada el CENIEH? Los fósiles de Atapuerca se custodian como obras de arte
- ¿Qué hacen en estas instalaciones científicas con todos los tesoros arqueológicos que llegan desde Atapuerca?
- Con la nueva serie Ciencia Maps entramos en las instalaciones del CENIEH y charlamos con los científicos que allí trabajan
¿Dónde ver la serie documental original Ciencia Maps? Un viaje a 5 centros de excelencia científica en España
El cráneo de Miguelón, que los investigadores encontraron en la Sima de los Huesos de Atapuerca, hoy se puede ver en el Museo de la Evolución Humana, un edifico situado junto al Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, el CENIEH, en Burgos. Antes de que el público pudiera disfrutar de este tesoro patrimonial, el cráneo de un varón con 400.000 años de edad mejor conservado del mundo, Miguelón pasó por las manos del equipo de restauración y conservación del CENIEH.
En los laboratorios de este centro de excelencia científica se trabaja con los restos que provienen del Yacimiento de la Sierra de Atapuerca, fósiles que se custodian en una cámara acorazada con las mismas medidas de seguridad que el propio Museo del Prado. Aquí protegen cerca de 220 restos del Homo antecessor, con 800.000 años de antigüedad, además de unos 350 restos hallados en la Sima de los Huesos y diferentes restos de fauna encontrados en la zona. “La habitación entera es una cámara acorazada con muchas medidas de seguridad, con temperatura y humedad controlada y con tantísima seguridad como tendríamos en un museo, un Picasso, un Goya, un Velázquez, porque ahí guardamos fósiles que son fundamentales, que para nosotros son verdaderas joyas con tantísimo valor patrimonial. Es nuestra responsabilidad que algo que atestigua nuestra historia, nuestro pasado, algo que sobrevivió cientos de miles de años hasta la actualidad, nos sobreviva a nosotros también”, explica María Martinón Torres, directora del CENIEH.
De la mano de la serie documental Ciencia Maps, una coproducción de RTVE Play y FECYT, entramos en las instalaciones del CENIEH y charlamos con los científicos que allí trabajan. ¿Qué hacen en estas instalaciones científicas con todos los tesoros arqueológicos que llegan del Yacimiento de Atapuerca?
Los restos que protegen y estudian en este centro de excelencia científica están cambiado los libros de historia y han modificado certezas sobre nuestra especie. “Atapuerca es como un álbum de familia en el que no te falta ni una sola foto. Es una enciclopedia sobre evolución humana en la que no falta ni un capítulo, ni una página”, subraya María Martinón.
¿Cómo se descubrió Atapuerca?
En 1895 la compañía británica The Sierra Company Limited inició la construcción de una línea ferroviaria para transportar minerales desde el norte de Burgos hasta los Altos Hornos de Bilbao. Como el trazado era muy complejo y el coste de transporte tan elevado, en 1910 el ferrocarril se cerró, pero dejó una herida abierta en la tierra que guardaba muchísimos secretos. Las obras del ferrocarril dejaron al descubierto un sistema de cuevas donde se han conservado auténticos tesoros.
El surco de un kilómetro de longitud se le llama Trinchera del Ferrocarril y en su interior se abren varias cuevas: Sima del Elefante, Galería y Gran Dolina y Cueva Mayor, compuesta por Portalón, Sima de los Huesos y Galería del Sílex, y Mirador, la más alejada.
Estas cuevas, además, se localizan geográficamente, en un lugar estratégico, un corredor natural de paso de fauna de animales con muchísima riqueza de recursos: comida, agua, visibilidad, migraciones.
¿Por qué Atapuerca es tan especial?
En la Sierra de Atapuerca se llevan excavando más de 40 años seguidos sin parar. Cada nuevo descubrimiento obliga a reescribir lo que creíamos saber sobre nuestra especie. “La idea general que tenía toda la comunidad científica es que no había seres humanos en Europa hasta hacía sólo 500.000 años. Con los hallazgos en el yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca, batimos ese récord encontrando fósiles humanos que tenían una antigüedad de 860.000 años y con estos restos se nombró a una nueva especie: Homo antecesor. La gran sorpresa viene cuando, casi 20 años después, en otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, en la Sima del Elefante, se encuentran restos humanos, en este caso con 1,2 millones de años; o sea que llevamos todavía más atrás en el tiempo esa primera llegada de homínidos a Europa”, explica María Martinón.
Uno de los hallazgo más reciente y más sorprendente de la última campaña de excavación en Atapuerca, es que en ese mismo nivel de la Sima del Elefante, se han encontrado, en un nivel inferior, otro fragmento humano, una cara de un homínido que vivió en la sierra probablemente cerca del 1,4 millones de años de antigüedad.
Expertos en estudiar la prehistoria
En estas cuevas se han formado varias generaciones de especialistas en prehistoria. El primero en empezar un proyecto de investigación en este área fue el paleontólogo Emiliano Aguirre. Después, entraron tres codirectores Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell.
En el año 2000 se abordó la necesidad de crear un centro de investigación sobre la evolución humana en España. Un lugar dotado de los recursos necesarios para analizar de forma sistemática toda la investigación que requería estos yacimientos tan importantes. “Somos la única infraestructura de ciencias sociales y humanidades que actualmente hay en el mapa; Un servicio de I+D+i para toda, para todo el país e incluso a nivel internacional”, afirma la investigadora del CENIEH Isabel Sarró Moreno.
Gracias a todos los laboratorios que alberga en CENIEH se pueden restaurar, analizar y datar los restos fósiles que llegan desde Atapuerca. En sus instalaciones trabajan físicos, químicos, biólogos, arqueólogos e historiadores. A través del programa de paleobiología se analizan los restos fósiles. En el programa de arqueología se estudian las herramientas que usaban y cómo explotaban el ambiente o los recursos naturales. En los laboratorios de geología y geocronología se reconstruye el ambiente, el escenario en el que vivían.
¿Cómo nos ayuda en el presente estudiar el pasado?
Estudiar el pasado nos ayuda a saber quiénes éramos y cómo hemos llegado hasta el momento actual. "El conocer cómo éramos; las dificultades que hemos atravesado; los obstáculos a los que nos hemos enfrentado y que hemos solventado para llegar a donde estamos, nos ayudan a ver, que nos vamos a tener que enfrentar a nuevos obstáculos, a nuevos retos, a nuevos eventos, que a lo mejor no conocíamos o que no conocemos, pero que, lo más probable, es que, les encontramos una solución”, explica la bióloga y directora de Laboratorios del CENIEH, Isabel Sarró Moreno.
Las aplicaciones del CENIEH no se limitan únicamente al ámbito de la evolución humana, sino que contribuyen a explicar y entender las consecuencias de las acciones del ser humano en el planeta. “Podemos contribuir a estudios sobre sostenibilidad y cambio climático, porque podemos ver o predecir o hacer modelos, de cómo puede cambiar o a qué ritmo, un paisaje determinado. Lo hacíamos en el pasado y lo podemos proyectar, por ejemplo, hacia el presente”, afirma María Martinón Torres.
'Ciencia Maps' disponible en RTVE Play
Puedes ver ya el capítulo completo de la serie documental Ciencia Maps dedicado al CENIEH, gratis y online, cuando quieras y desde el dispositivo que quieras en la plataforma de vídeos RTVE Play.