14 poemas para escuchar a través de las voces de sus autores en el Día de la Poesía
- Disfruta de estos versos recitados por sus autores y autoras en La estación azul
- Escucha el programa que dirige y presenta Carolina Alba en Radio Nacional los domingos a las 15 h
Radio Nacional de España te propone celebrar el Día Mundial de la Poesía 2023 con los y las poetas. Reunimos en esta publicación sus lecturas en La estación azul, el programa de literatura decano de la radio española que dirige y presenta Carolina Alba en la actualidad.
Miren Agur Meabe
“Contemplo la draga cada atardecer, trabaja sin descanso, extirpando del fondo grava, limo, musgos, leños y juntándolos en una plataforma”, esta es un fragmento del poema que leyó Miren Agur Meabe de su poemario Nola gorde errautsa kolkoan, que se tradujo al español como Cómo guardar ceniza en el pecho y por el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2021.
“En este camino alegórico de invierno, el ojo va apoyándose en varios elementos como son esta draga, el astillero, un ciruelo y va percibiendo significados o se los atribuye desde su propia subjetividad. Todo este movimiento, esta atención a estos elementos implica una metamorfósis que está encaminada a una reconstrucción personal, no solamente a la recuperación de la memoria sino a una reconstrucción”, explicaba sobre esta poesía en La estación azul.
Antonio Gamoneda
“Nada necesita ser comprendido. Mi pensamiento se extingue en el temblor del laúd”, Antonio Gamoneda leyó estas palabras bajo el cerezo del patio de su casa en León, cerca de la catedral, y allí estaban los micrófonos de Radio Nacional para grabarlas. Señaló que “el trabajo de escritor no es demasiado pacífico, en el caso de los poetas al menos se trata de una situación pasional, en la cual uno se comporta incluso con cierta violencia”.
“Tengo una tremenda nostalgia de la naturaleza y yo quisiera vivir en un pueblo con el secano por delante y los montes un poco más lejos. No lo he conseguido, pero sí es una fijación mía. Me consuelo con el castaño, los árboles. Incluso eso quizás se nota, me parece a mí que en mi escritura hay bastantes referencias a hechos naturales”, destacó de su poesía.
Rosa Berbel
“Nos tocó recoger y comernos las sobras de los platos, velar por el futuro, cuidar de la burbuja de cristal dentro de la que habíamos construido la historia”, la poeta Rosa Berbel recitó estas palabras suyas de su segundo poemario, Los planetas fantasma, un libro de atmósfera postapocalíptica pero lleno de esperanza.
Destacó que este es un poemario con “abstracción”, “más intelectual”, “menos narrativa” y “más emocional”. Añadió que entiende la poesía como “una incomodidad y como un trabajo siempre permanentemente insatisfecho”. También explicó que para ella la emoción es “muy importante” en esta disciplina y con la que siempre trabaja.
Jorge Riechmann
“Lo que necesitamos no es esperanza por más que la esperemos, sino coraje”, leyó Jorge Riechmann de su poemario En el fondo del valle ha muerto. Un libro en el que exhuma literariamente a su tío montañero y en el que entona una elegía por el fin de nuestra civilización. “Vivimos en sociedades han cegado esa conexión con nuestro muertos”, lamentaba en la entrevista.
A lo largo de la conversación surgen cuestiones relacionadas con el ecologismo, neoliberalismo, colapso y desconsuelo. Pide “intentar limitar esa especie de narcosis, ese autoengaño en el que perseveramos con tanta autodeterminación. No solo somos engañados, que también, sino que nos autoengañamos bastante entusiasmo”.
Ana Luisa Amaral
“Puede ser un espacio desolado el de la cebolla, una tierra quemada y de un olor tan menos que si se sumergiera en el aceite y luego se recusara planeta donde algún día furtiva existió agua”, la poeta portuguesa Ana Luisa Amaral leyó este poema suyo en La estación azul en su primera visita a España tras recibir el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
“Yo cuando escribo, escribo porque necesito escribir”, sentenció. “Nunca he sentido esa presión inmensa de publicar. Lo que pasaba era que yo compartía con los otros mis poemas, lo que es es una forma de publicar también”.
Maria Victoria Atencia
“Pero yo era su sierva, que buscaba en las ramblas la ternura de un lecho de musgo en que alumbrarlo”, leyó la poeta María Victoria Atencia en La estación azul. Explicaba durante la entrevista sobre la pertenencia a una generación concreta que “no me siento parte de nada porque me parece que en las dos [Generación del 50 y Los Novísimos] hay poetas excepcionales”.
Tras publicar dos poemarios, Atencia tuvo un silencio literario entre 1961 y 1976 en cuanto a publicaciones: “Dejé de escribir porque quizás pensaba que no podía hacer eso, como leí aquellas cosas tan geniales. Ese tiempo me dediqué a leer que no había leído muchas cosas”. Lo retomó cuando estaba “dando clases de vuelo para piloto de aviación y el mecánico, que era un chico extraordinario, se estrelló con el avión uno de los días y aquello me llegó tan hondo y le tuve que escribir una cosa”.
Ida Vitale
“Si las hojas se ponen amarillas y caen, podría ser el otoño, podría”, así recitaba Ida Vitale uno de sus poemas de su libro Tiempo sin claves para Radio Nacional desde la Residencia de Estudiantes en Madrid. Un libro en el que tiene muy presente la muerte: “Si uno no es ciego, está presente en todo. Son familiares. Son amigos”.
“Todo el mundo tiene esperanzas, aunque sea la esperanza de lo que se va a hacer mañana, ¿con eso alcanza, no? Quizás en el fondo la juventud sea algo que se pierde para el otro, pero queda así en forma de menos de preocupaciones, vivir y esperar a lo que pasa”, añadía en la entrevista.
Aurora Luque
“Es cuestión de compañía o de material de escritura, sin hojas desperezándose a diario, de libros o de plantas mi casa estaría muerta”, este es uno de los poemas incluidos en Un número finito de veranos, el poemario de Aurora Luque por el que recibió el Premio Nacional de Poesía 2022. Lo presentó en La estación azul y leyó diferentes poemas.
Sobre el verano que da nombre al libro explicó que es “una fase del ciclo anual que invita a pensar en la elasticidad del tiempo. Por una parte, nos sentimos finitos porque cronológicamente tiene un fin. Por otro lado, está la sensación de infinitud, la paradoja de que hemos vivido veranos infinitos de nuestras infancias”.
Luis García Montero
“Y nada quise más que tus cuidados”, así concluía el poema que leyó Luís García Montero de su libro Un año y tres meses, que escribió a raíz de la pérdida de su mujer, Almudena Grandes, en La estación azul y en el que aborda otros aspectos como los enfermedad y la pérdida. “Uno solo lo escribe por necesidad radical de encontrarle sentido a la vida y cuando andas perdido, en mi caso concreto, lo que me ayuda a mirar la realidad es la poesía”, le dijo a Carolina Alba.
Añadía sobre los cuidados como manifestación del amor más elevado que “en los seres humanos frente a tanto discurso de la prepotencia, del odio, de la superioridad, lo que realmente nos define es que somos vulnerables. Todos tenemos necesidad de cuidar y de ser cuidados, y eso es lo que hace que se construya un nosotros, tanto en el ‘te quiero’, que pasa del yo al nosotros hasta la convivencia en la sociedad, el espacio común”.
Piedad Bonnett
“Si callamos, podemos oír las pequeñas catástrofes del alma, un ruido como de pedazos que caen irremediablemente y sin estruendo”, Piedad Bonet recitaba este fragmento de unas de sus poesías en La estación azul. “Si me tocara renunciar a algo, renunciaría seguramente a la prosa, porque la poesía es la forma de expresión que siento que es como más connatural a mí”, señalaba la escritora.
Una personas escribe “para no quedarse en la cosa puramente coyuntural, ni estar señalando una cosa muy concreta del sitio donde vive uno”, señalaba sobre las posibles relecturas de su poesía escrita en la Colombia de los años 90. “Yo tengo poemas maravillosos sobre la violencia en mi cabeza que he leído y que me permiten como estremecerme por la vigencia que siguen teniendo”.
Roxana Méndez
“Ha llovido toda la noche, años y años de lluvia sobre el mismo patio, sobre el mismo tejado y los mismos valles. La oscuridad de nuestro reino”, estas son las palabras de Roxana Méndez del poemario Las bañistas, XXXIII Premio de Poesía José Hierro, un galardón que cuenta con el apoyo de RTVE. Se trata de una radiografía del pasado reciente de su país, El Salvador.
“La poesía está en la realidad. Solo tenemos que detenernos para observarla y advertirla. El Salvador es un país que ha sido muy violento durante muchísimos años. Yo nací durante la época de la Guerra Civil. Fueron diez años de guerra. Estuve toda mi niñez en guerra, después la posguerra y el tema de las pandillas. El libro, sobre todo la primera parte, habla sobre la migración que tienen que hacer muchos salvadoreños hacia Estados Unidos”.
Javier Vicedo Alós
“Tienes tres o cuatro años. Caminas con tus hermanos por la montaña. También está tu padre. Es verano y las plantas resisten bajo el sol, en el borde de un camino entre hierbajos. Veis un conejo inmóvil”, este es un fragmento de un poema de Javier Vicedo Alós, que forma parte de su poemario Interior verano y que leyó en La estación azul. El escritor fue galardonado con el Premio de Poesía de RNE en 2010.
“Desde luego el material bruto del libro es biográfico”, algo por que le sintió “pudor”, revelaba sobre Interior verano que nunca fue “un proyecto de libro” y “gracias a ese proceso que el material se va convirtiendo en otra cosas, va destilando y toma ya otra envergadura”. También desvelaba en esta entrevista en La estación azul que el “paso no fue fácil para mí mismo como autor ver que ahí había un libro” y que este “pudiera ser publicado de repente”.
Olvido García Valdes
“Voy por el mundo como en un sueño. Los valles frutales encajados en el relieve áspero. Las personas disímiles e iguales fluyendo rápidas [...]. Barrios de bloques repetidos. Viaje en tren. Velocidad alta y destino seguro. Sin metáfora. Voy y miro y todo. Es como si no fuera yo quien lo mirara”, con esta lectura empezaba la entrevista con Olvido García Valdés en La estación azul con motivo del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
“Ver qué pasa conmigo y con el mundo, con eso que te llama la atención, con esas sensaciones que tienes que no sabes muy bien adónde van”, esto es lo que destacaba la escritora sobre lo que busca con su poesía. “El poema en realidad es una vía de exploración en uno mismo básicamente”.
Rafael Courtoisie
"Busquen, busquen una naranja. Esta es una buena época para encontrar los mejores especímenes. Cierren los ojos. Acarician. Tienen un ser vivo en las manos. Sostienen un secreto que proviene del Jardín de las Hespérides", el poeta Rafael Courtoisie recitaba estas palabras en La estación azul de su poemario Hacer cosas con palabras.
En este libro están muy presentes los objetos cotidianos, como las naranjas, que los define como “la vida que tenemos, lo que nos rodea”. Explica que “hay misterios, hay universos, hay galaxias en una cuchara, una servilleta, en un granito de sal derramado sobre la mesa”. Pone como ejemplo el origen de “salario” que proviene de la palabra sal en latín.