'Si me ves, llora', o el peligro de que afloren las piedras en el río Elba
- Para las poblaciones del río Elba, los períodos de sequía conllevaban períodos de hambruna, de los cuales la población dejaba testimonio en rocas
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Estamos en 1904, a las orillas del río Elba, en la ciudad checa de Dec¿in. La población sufre guerras y hambrunas que los llevan a dejar unas inscripciones que harán historia: las “piedras del hambre” o Hungersteine. Se trata de piedras del fondo del río que afloran en tiempos de extrema sequía y que los lugareños han ido tallando desde la Edad Media hasta nuestros días.
Además de ser objetos de gran belleza, las piedras del hambre son una fuente histórica excepcional, ya que nos han permitido documentar acontecimientos históricos de muy distinta índole, como crisis sociales, hambrunas o sequías. Goyo Jiménez nos muestra una roca con una de las inscripciones más antiguas, que data del siglo XV. Entre ellas también se encuentra una especialmente popular: “Si me ves, llora”. Este mensaje, escrito por los habitantes de la zona, era un presagio de la catástrofe.
Pero es el siglo XIX el que destaca especialmente en cuanto a inscripciones, hasta el punto de que sirve como recordatorio de que las crisis climáticas no nos quedan lejos. En 1815 se produjo la erupción masiva de Tambora, un volcán en Indonesia que expulsó a la atmósfera tal cantidad de materiales geológicos que provocó una crisis climática en toda Europa. A 1816 lo llamaron el “año sin verano”, pues bajaron las temperaturas varios grados, con lo que se perdieron cosechas y hubo hambrunas durante sucesivos años.
Y las consecuencias de aquella crisis climática no acaban ahí. Pues el flujo de los ríos fue muy inestable durante varias décadas, con lo que las piedras del hambre afloraron sin remedio. Esto provocó gran cantidad de revueltas en Alemania y distintos puntos de Europa Central, lo que incrementó la tasa de inmigración desde Centroeuropa a Estados Unidos y otros puntos del planeta. Si lo pensamos, no es muy distinto de lo que ocurre hoy en día.
De hecho, Goyo Jiménez advierte de que en los años recientes muchas de estas piedras han vuelto a aflorar como consecuencia de los episodios de cambio climático que estamos experimentando. A modo de denuncia, en 2018, Greenpeace colocó una piedra del hambre en el Elba que lleva la siguiente inscripción: “Si me ves, es una crisis climática. Agosto de 2018”.
Por duro que resulte, las crisis provocadas por las fluctuaciones del clima acompañan al ser humano desde sus inicios. El hecho de que dejemos constancia de ello para las generaciones futuras solo significa una cosa: la prevención es la única solución posible.