Proust, Melville, Dostoyevski... Seis escritores confiesan cuál es su gran clásico pendiente
Página Dos pregunta a seis autores con obra recién publicada por el gran libro que todavía no han leído
- Responden Luna Miguel, Begoña Gómez Urzaiz, Daniel López Valle, Álvaro Colomer, Xita Rubert y Paulina Flores
- Entre sus asignaturas pendientes: La Odisea, En busca del tiempo perdido o El hombre sin atributos
Creemos que siempre habrá tiempo más adelante para ponernos con ellas, así que todos tenemos grandes lecturas pendientes. Los libros en la mesilla de noche se acumulan, la lista de deseos se actualiza con las incesantes novedades, los títulos de los que nos hablaron en el colegio parecen quedar lejos, y los clásicos a veces caen en un limbo extraño: nos atraen, pero los percibimos como un Everest del esfuerzo. Y, sin embargo, la lectura de una obra inmortal asegura tanto compromiso como disfrute. Es un viaje que puede durar meses y años —hay quien dedica su vida solo a la Divina Comedia de Dante—, y que crece con nosotros.
La escritora Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) comenzó a publicar poesía siendo aún adolescente. En Estilo, La tumba del marinero, El arrecife de las sirenas, El dedo, El funeral de Lolita o su recién publicado Un amor español (La bella Varsovia) habla de deseo, sexualidad, identidad y pérdida. «Deserté de un hombre / para luego dejar entre la colada / los pijamas de otro / no pretendía sustituir / lo que anhelaba era el misterio.» El clásico pendiente de Luna es la Odisea de Homero, un poema épico que narra la vuelta a casa del héroe griego Odiseo.
Álvaro Colomer (Valencia, 1973) ha sido traductor de autores como Virginia Woolf, D.H. Lawrence, Graham Greene, William Faulkner y Don DeLillo, entre otros. Ha publicado La calle de los suicidios, Dublín, Largas noches con Flavia, El tiempo es un canalla o su última obra, Aunque caminen por el valle de la muerte (Literatura Random House), basada en hechos reales de la Guerra de Irak. Colomer quiere encontrar tiempo para leer Moby Dick, la obra cumbre de Herman Melville; la travesía del ballenero Pequod en la obsesiva y autodestructiva persecución de un gran cachalote blanco.
La primera novela de Xita Rubert (Barcelona, 1996) es Mis días con los Kopp (Anagrama). Actualmente es doctora en Literatura Comparada becada por la Universidad de Princeton, donde imparte clases sobre las relaciones entre filosofía, literatura y medicina. El hombre sin atributos, de Robert Musil, ha estado siempre en su lista de próximas lecturas. Este libro inacabado tiene como protagonista al antihéroe Ulrich, un testimonio del final del imperio austrohúngaro.
Begoña Gómez Urzaiz publicó hace pocos meses el espléndido ensayo Las abandonadoras (Destino), en el que habla del lado oscuro de la maternidad, las dudas, el abandono, la culpa, los retos de la crianza y la construcción social de la madre abnegada. La elección de Begoña es Crimen y castigo, de Dostoyevsky, una novela en seis partes sobre la vida de Raskólnikov, un estudiante de una familia pobre de la Rusia Imperial que asesina a su prestamista y paga el precio moral por ello.
En las Historias extraordinarias (Blackie Books) de Daniel López Valle caben actrices de Hollywood, estafas célebres, nazis, poetas descarriados, dentistas aburridos y otros hechos poco conocidos de la historia que no cabe en los libros. Intentó leer En busca del tiempo perdido, pero se rindió en la página 300. Intuye que volverá a reencontrarse con Proust, tarde o temprano.
La última confesión viene de la escritora chilena Paulina Flores (Santiago, 1988), que ha publicado su primera novela, Isla Decepción (Seix Barral), la historia de un polizonte a bordo de un barco-factoría. Su asignatura pendiente es Frankenstein, de Mary Shelley, que ahora le apetece especialmente porque resuena con una cuestión tan actual como la inteligencia artificial y la vida que escapa del propio control.