Jordi Évole: "No podíamos no hablar de los abusos sexuales dentro de la iglesia"
- Màrius Sánchez y Jordi Évole han presentado el documental Amén: Francisco responde que han dirigido
- A través de los jóvenes tratan temas como el aborto, el sexo o el colectivo LGTBI dentro de la iglesia
El periodista Jordi Évole y su equipo le pidieron al Papa Francisco “una cita en el Vaticano” después de la pandemia. Se la dieron y fueron a verlo: “Estuvimos charlando con él y le hicimos la propuesta de sentarle con un grupo de jóvenes hispanohablantes de todo el mundo. No tardó nada. Nos dijo que le parecía muy buena idea. Le interesaba hacerlo. No dejaba de ser su trabajo pastoral hablar con gente no necesariamente cristiana o católica”. Solo les pidió que le pusieran “un católico al menos”. De aquel encuentro surgió el documental Amén: Francisco responde de Disney + que se estrena este miércoles 5 de abril.
“Sabíamos que queríamos chavales de todo el mundo, porque era un proyecto con una aspiración global y sabíamos que había temas que tenían que salir. No podíamos hacer un documental como este y no hablar de los abusos sexuales dentro de la iglesia, no podíamos hablar del aborto, que el verano pasado [cuando se grabó] estaba a la orden del día o era imprescindible hablar de sexo, del papel de las personas LGTBI dentro de la Iglesia”, ha desvelado Màrius Sánchez, el otro codirector de la cinta, que junto a Évole la han presentado en Las tardes de RNE.
Alejandra y Juan, entre 200
Para seleccionar a los participantes de ‘Amén: Francisco responde’ hablaron con “200 chicos y chicas de todo el mundo. Fuimos conformando un grupo que funcionara bien entre ellos. Descubrimos a chavales maravillosos”, ha contado Sánchez. Desde el Vaticano no controlaron la selección de los jóvenes ni lo que tenían que decir. “No Pensábamos hablar de pornografía al principio”, pero de repente les apareció Alejandra, “una madre de familia colombiana” y “que es maravillosa”, que tiene una página web en la que ofrece contenido sexual vía suscripción y pensaron que “tenía que estar”.
Otro de los testimonios que han destacado es el de Juan, una víctima de abusos sexuales: “Creo que el Papa en ese momento desprende una humanidad tremenda. No puede hablar y le tiembla la barbilla, cuando empieza su testimonio. Ves que tiene los ojos inundados de lágrimas, el chaval aguanta y ves que el Papa le dice ‘tranquilo, tómate tu tiempo y poquito a poco lo vas contando’”.
Fuera de lugar en su lugar
Este diálogo no fue “en una sala vaticana noble con unas pinturas tremendas en las paredes y el Papa sentado en un butacón y los niños en otro tipo de sillas”, como se podría uno imaginar. Los citaron en “un coworking a las afueras de Roma muy alternativo donde hay mucho artisteo, un sitio muy bonito. Subimos al Papa en un montacargas para llevarlo a la segunda planta. Todo está fuera de su lugar y, en cambio, luego cuando empieza el diálogo, todo está en su lugar. Porque los lugares no tienen porqué ser tan marcados ni tan previsibles”.
“Sucedió tal cual”
“Como mucho podíamos parar en algún momento que se enrocaban mucho o dar paso a un nuevo tema porque creíamos que un tema que queríamos tocar ya estaba tocado, o para asegurarnos de que no nos dejábamos nada por el camino, pedirle”, ha explicado Màrius Sánchez. “Le rascamos una hora más. Estuvimos entre cuatro y cinco más o menos de conversación con él. Pero es verdad que todo lo que veis sucedió tal cual: desde el momento en el que llega el Papa y una chica quiere saludarle dando dos besos, otro le hace un saludo senegalés, otra le da la mano, otro le saluda en italiano. Todo eso son esos chavales que en ese momento, en lugar de hacerse pequeñitos, se vienen arriba y se ponen a jugar”.