Diferencias entre el Polo Norte geográfico y el magnético. ¿A cuál señalan las brújulas?
- El 6 de abril de 1909 el explorador norteamericano Robert Edwin Peary alcanzó el Polo Norte geográfico, ¿o era el magnético?
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Muchas veces oímos hablar del Polo Norte geográfico y el Polo Norte magnético, sin embargo, las posiciones de estos no son las mismas, están a más de mil kilómetros de distancia. Pero entonces, ¿a cuál de los dos señalan las brújulas? ¿En qué más se diferencian? Desvelan todo en Ahora o Nunca, el programa presentado por Mónica López.
El 6 de abril de 1909, el explorador norteamericano Robert Edwin Peary alcanzó el Polo Norte geográfico. En la página correspondiente al 6 de abril de su diario de expedición, Peary escribía: The Pole at Last, es decir, "¡El Polo, al fin!".
Sin embargo, luego se descubrió que la anotación la hizo más tarde pues, desde los años 80 del siglo pasado, se sospecha que la expedición de Peary no llegó en realidad al Polo, sino que se quedaron a 100 kilómetros. ¿El motivo? Posiblemente porque no llevaban ningún experto en navegación y solo con una brújula no podían llegar hasta el Polo Norte Geográfico.
Polo Norte magnético vs. Geográfico
El Polo Norte geográfico es un punto fijo: el lugar del hemisferio norte en el que confluyen todos los meridianos. La intersección entre la superficie terrestre y el eje de rotación, o sea, “la coronilla del mundo”, como explican en el programa. Un lugar que las brújulas no lo señalan.
Pero hay otro Polo Norte, el magnético. Está a unos 1.600 kilómetros del geográfico y se mueve. De hecho, se está moviendo hacia Siberia, a una velocidad de 40 kilómetros por año. Además, los expertos aseguran que está acelerando el ritmo.
¿A qué polo señalan las brújulas?
El Polo Norte magnético es el norte al que señalan las brújulas, porque es el lugar en el que el campo magnético de la Tierra "apunta" hacia abajo. De hecho, si estuviéramos allí, la aguja imantada de la brújula apuntaría al suelo.
Esto pasa porque en el núcleo externo de nuestro planeta hay hierro fundido. El movimiento de ese hierro, las llamadas corrientes de convección, es lo que genera el campo magnético de nuestro planeta y, posiblemente, también provoca el desplazamiento del polo norte magnético. Se cree que, en 150.000 años, estará en el Ecuador y en 300.000 años, si seguimos una brújula, llegaremos a la Antártida.