Victoria de Inglaterra, la reina que puso de moda el vestido de novia blanco
- Desafió las normas de la época e impuso su criterio en cuanto a su vestimenta el día de su boda
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En ‘Saber y ganar’ recuperamos la figura de la reina Victoria de Inglaterra para asociarla a una curiosidad que muchas personas desconocen. Y es que fue ella quien, al contraer matrimonio en 1840 con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, rompió las reglas establecidas en cuanto al traje de novia e impuso su criterio sin saber que, en ese momento, estaba dibujando lo que sería una tradición que llega hasta día de hoy: el vestido blanco.
Una reina con criterio propio
Victoria ascendió al trono siendo muy joven, con 18 años, después de que sus tres tíos, por delante de ella en la línea de sucesión, murieran sin tener hijos. De esta forma se convirtió en reina regente hasta que el 11 de febrero de 1840 contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha de quien estaba profundamente enamorada. Cabe recordar que en aquella época la mayoría de enlaces se llevaban a cabo por intereses, pocos de ellos por amor.
La reina de Inglaterra fue quien pidió matrimonio a su enamorado, algo a lo que se vio obligada, aunque no deje de ser un acto de modernidad, debido a las normas de la época: solo el monarca podía ser quien lo hiciese. Lo que muchos no esperaban era que fuese a romper con las normas en cuanto a su vestido de novia y que lo eligiese de un color inusual en aquellos años: blanco.
El inicio de la tradición del vestido de novia blanco
La vida de la reina Victoria se conoce muy bien gracias a los diarios personales que escribió y que han llegado hasta nuestros días. En ellos se encuentra incluso un boceto del que fue el traje con el que fue al altar, un diseño que ella misma ideó y que a día de hoy se sigue conservando y exponiendo en ocasiones especiales por la Casa Real Británica.
En el siglo XIX las novias solían casarse con vestido de colores con bordados hechos con hilos de oro y plata. De esta manera podían reutilizarlos en sus actividades diarias. Por eso llamó mucho la atención que su majestad rompiera esa norma con un traje blanco, un color poco habitual cuyo uso no tenía relación con la virginidad o pureza de quien lo llevase, sino con su poder adquisitivo: significaba que tenía dinero para lavarlo.
El traje de novia de la reina Victoria se elaboró con satén de seda de Spitalfields. Llevaba una amplia falda bordada con motivos florales cuerpo tipo corsé, la moda de la época, mangas abullonadas, escote de hombros al aire y un enorme volante de encaje de bolillo de Honiton. Por lo que se refiere a la cola, esta medía cinco metros. Cabe destacar que la elección de todos estos fue con la intención de apoyar a la industria textil inglesa que en aquellos momentos no pasaba por su mejor etapa.
Enamorada de su vestido hasta el fin de sus días
La reina Victoria utilizó su vestido de novia con frecuencia ya que, según se sabe, estaba enamorada de él, y también lo lució para diversos retratos reales. Por lo que se refiere al velo de encaje que llevó en su enlace, lo utilizó en eventos a lo largo de su vida y pidió ser enterrada con él.
¿Sabías que la princesa Diana de Gales quiso rendir un pequeño homenaje a la reina Victoria el día de su boda y eligió un vestido que tenía puntos en común con el de la monarca? Tanto las mangas como los lazos que llevaba en su traje hacen recordar a los de Victoria de Inglaterra, quien instauró, sin saberlo, una moda que ha llegado hasta el día de hoy.