Colson Whitehead recrea los agitados años sesenta de Harlem
- La nueva novela del escritor neoyorquino dibuja las complejidades del pasado de Nueva York
- El ritmo de Harlem (Random House / Periscopi) es un drama moral sobre la raza, el destino y el poder
- Su protagonista, Ray, lleva una vida tranquila hasta que recibe una proposición tentadora
Ray regenta una tienda de muebles en Harlem. Su padre fue miembro de la mafia local, pero él siempre quiso huir de esa vida de delincuencia. Durante unos años consigue mantener intachable su reputación como vecino y padre de familia. Ahora las cosas son diferentes: va a ser padre por segunda vez, y necesita como sea algo de dinero extra. Primero vende artículos robados, pero pronto su primo Freddie le ofrece participar en algo más sustancioso, pero también más peligroso: un golpe en el famoso Hotel Theresa. Policías corruptos, gángsters locales y pornógrafos pirómanos pasan a formar parte de su clientela habitual, y Ray tendrá que hacer equilibrios para mantener esta doble vida sin morir en el intento.
Colson Whitehead creció en Manhattan y se graduó en la Universidad de Harvard. Primero se dedicó a escribir artículos para la prensa local, pero pronto planeó su primera novela, La intuicionista (1999). La fama global llegó con El ferrocarril subterráneo (2017), que narra la fuga de una esclava, y por el que ganó el premio Pulitzer. Con la novela Los chicos de la Nickel (2020) recibió su segundo Pulitzer; en ella recreaba un olvidado episodio de abusos y torturas en un reformatorio de Florida.
El ritmo de Harlem recoge con gran habilidad los detalles de la vida en el barrio en los años sesenta. «Eran pocos los blancos que le llamaban ‘señor’. Al menos en el downtown. La primera vez que Ray Carney fue a Radio Row, los dependientes blancos fingieron no reparar en él y atendieron a unos radioaficionados que habían entrado después. Carney carraspeó, agitó una mano, pero continuó siendo un fantasma negro, acumulando tienda tras tienda las humillaciones de rigor, hasta que subió los escalones de hierro que conducían a Aronowitz e Hijos y el dueño le preguntó: ‘¿En qué puedo servirle, señor?’ En qué puedo servirle como diciendo: ¿En qué puedo servirle? No en plan: ¿Tú qué pintas aquí? Ray Carney, incluso a esa edad, ya sabía distinguir estos matices.»
Harlem en los sesenta se convirtió en un epicentro de la lucha por los derechos civiles; la muerte de un adolescente negro abatido a tiros por la policía desencadenó los famosos disturbios de 1964. Whitehead pone de relieve los problemas de una comunidad y las desigualdades de una época cuyos ecos aún resuenan en el presente. Nella Larsen, Zora Neale Hurston, Toni Morrison o James Baldwin también escribieron sobre un barrio que a finales de los noventa empezó su gentrificación.