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Isabel la Católica no fue enterrada como quería: la cripta de Granada que no puedes pisar

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Isabel - La muerte de Isabel 'La Católica'

Isabel la Católica sabía que su final estaba cerca y un mes y medio antes de morir dejó por escrito cómo quería que fuese su enterramiento y su descanso eterno. Los pilares del tiempo dedican un programa completo a viajar por los sitios que marcaron la vida de Isabel. Desde Madrigal de las Altas Torres, hasta el Monasterio de Guadalupe. Cómo no, la última parada es Granada. La última plaza conquistada que llenó de orgullo y poder a la reina y a Fernando el Católico. Allí decidió ser enterrada, pero hoy sus restos no descansan con la sencillez que ella ordenó.

Manuel Reyes es Capellán mayor de la Capilla Real de Granada. Ocupa un cargo que existe desde el momento exacto en el que murió la reina. Se creó un cabildo que protegía y velaba el lugar de la sepultura. Ahora mismo los reyes más famosos de España reposan en esta capilla anexa a la imponente Catedral de Granada. Bajo dos esculturas impresionantes. No son sepulcros. Son cenotáceos porque los cuerpos no están dentro del objeto artístico, si no que descansan en una cripta subterránea que hay justo debajo.

Son dos composiciones con dos esculturas yacentes en cada una. "Todo el mundo que entra cree que la de la derecha es la de Isabel y Fernando porque está más elevado", pero no. Se trata de Felipe El Hermoso y Juana La Loca. "Rompiendo naturalmente la voluntad de la reina que quería ser enterrada sencillamente en el suelo."

La cripta tiene una reja desde donde los turistas pueden observar los cinco féretros de plomo. (El quinto, pequeñito, es de Miguel, uno de los nietos de los Reyes Católicos). Antes reposaron en ataúdes de madera, pero a Felipe II le pareció poca cosa y los volvió a cambiar.

Los turistas no pueden pasar. Pero sí se pueden ver en la catedral algunos de los objetos que pertenecieron a Isabel. Su corona, su cetro, su espada y una reliquia de la cruz de Cristo.

¿Cómo fue el entierro de Isabel la Católica? Ni sencillo ni cómodo

El entierro de Isabel La Católica

Nieves Concostrina es la historiadora con más humor de la radio y para No es un día cualquiera contó con todo lujo de detalles y chascarrillos cómo fue el entierro de la más famosa de nuestras reinas: "Dejó muy clarito lo que quería que hicieran con ella en su testamento, mes y medio antes de morir".

"Quería descansar en la Alhambra. En el convento de San Francisco que ella misma había fundado tras la toma de la ciudad: Con el hábito del bienaventurado San Francisco, en una sepultura baja que no tenga bulto alguno salvo una losa con las letras esculpidas en ella, pero quiero y mando que si el rey mi señor eligiese sepultura en otra iglesia o monasterio de estos mis reinos, mi cuerpo sea trasladado y sepultado junto al de su señoría."

Los franciscanos estaban considerados los más humildes. Eran la orden mendicante. "No veas la demanda de hábitos franciscanos usados que había. Porque además tenían que ser usados. Lo tenía que haber llevado un fraile como mayor signo de devoción."

Llevarla a Granada desde Medina del Campo en pleno invierno fue muy duro. No dejó elección: "Ordenó que el traslado se hiciera sin detenimiento."

Y el viaje fue un tormento: "Se les ocurrió decir que la naturaleza se enfureció por la muerte de la reina. Se metió una ciclogénesis explosiva en la península y convirtió el traslado en un infierno de tormentas, riadas y vendavales. Ni el sol ni la luna fueron vistos en todo el trayecto."

El tiempo no fue el único obstáculo. El olor del cadáver, también: "Tardaron 20 días en poder enterrarla. No la habían embalsamado, siguiendo sus instrucciones, lo que significaba descomposición y poca consideración con quienes la tenían que trasladar."

Del cortejo fúnebre, los cronistas recogieron muy pocos datos. Solo algunos detalles. Como que el féretro tuvo que ser reforzado con dos cueros de becerro para que dejara de absorber agua, que 30 braceros tuvieron que ayudar a vadear un río, que las mulas y los caballos se les despeñaban por los riscos, etc.

"Al llegar a Granada tuvieron que recomponer el cortejo porque llegaron todos hechos una piltrafa." Y nada de austeridad, como había pedido Isabel. Sólo se en velas, emplearon 800 kilos de vela. Ella que no quería ni que vistiesen de luto porque era muy caro. Nadie hizo caso. E Isabel la Católica fue enterrada en medio de toda la pompa que quería evitar.