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Ocho preguntas y respuestas sobre la leche

  • Julio Basulto y Mikel López desmienten mitos como que produce mucosidades o su importancia para evitar la osteoporosis
  • Escucha la Vida sana con Julio Basulto en RTVE Play Radio y los viernes en Las tardes de RNE a las 18.20 h

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Julio Basulto y Mikel López desmontan mitos sobre la leche en 'Vida sana'
Julio Basulto y Mikel López desmontan mitos sobre la leche en 'Vida sana'

¿Debemos tomar leche como si fuera agua? o ¿tenemos que evitarla como si fuera un virus? En Vida sana de Las tardes de RNE con Julio Basulto Mikel López Iturriaga han desmontado los mitos y creencias alrededor de la leche ante informaciones interesadas y opiniones apocalípticas.

A continuación recogemos ocho preguntas y respuestas sobre la leche y otro punto dedicado a las recomendaciones culinarias.

1. ¿La leche es un básico de la dieta?

La industria de la leche ha promovido campañas a favor de su consumo, incidiendo especialmente en niños y ancianos por la importancia del calcio, explicaba López Iturriaga. Pero “no es la fuente de la que mejor lo absorbe”, como indica “el plato saludable” de la Universidad de Harvard. Señalaba que hay “vegetales que le ganan en este terreno” como “brocoli, sésamo, col, kale, garbanzos, almendras, alubias, etc.”.

“Pretender ganar la lucha contra la osteoporosis, una fractura de cadera u otras patologías óseas con el calcio o con los lácteos es como intentar ganar un partido de fútbol con un solo jugador”, Julio Basulto añadía estas palabras que leyó en Human nutrition and dietetics.

2. ¿La leche es un veneno?

Contra el argumento de que “el hombre es el único animal que toma leche cuando es adulto”, explicaba el divulgador y periodista que los seres humanos también somos los únicos que cultivamos tomates, que cocemos garbanzos o que hacemos un filete a la plancha. “Toda nuestra alimentación es radicalmente distinta a la de los animales” y todo lo que tomamos, “salvo el pescado, ha sido modificado por la mano del hombre a través de los siglos”.

Destaca que la leche es “un alimento que tiene proteínas, calcio, vitaminas A y B y otros nutrientes”, pero también tiene “grasas saturadas de orígen animal, que no son las más adecuadas. Pero en ningún caso es el demonio con cuernos”.

“El problema para mí fundamental de la leche es que si alguien toma, al final desplaza el consumo de los alimentos que sabemos que son saludables”, advierte el dietista y nutricionista. Apunta a la posibilidad que alguien crea que “es imprescindible tomarla y acabe tomando menos de los alimentos saludables”.

3. ¿La leche produce mucosidades?

Un mito muy extendido sobre la leche es que produce mucosidades. Julio Basulto lo ha desmentido con un estudio en el que unos investigadores dividieron “a un grupo de personas en dos mitades, a uno le damos un montón de leche y a otro le damos algo que se parece a la leche. Ninguno de los dos sabe que está tomando verdaderamente leche”. ¿Dio mucosidades? No.

4. ¿Y la leche da cáncer?

Otra duda que les han preguntado a Basulto y López Iturriaga en redes sociales es si la leche da cáncer de páncreas. El dietista y nutricionista cita las indicaciones del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer: “sí que es cierto que podría aumentar, con evidencias débiles, el riesgo poblacional de cáncer de próstata”. Por lo tanto, esta es una línea de investigación, pero no se pueda afirmar que es cancerígeno.

5. ¿Es más fácil de digerir la leche sin lactosa?

Otro mito muy extendido es que la leche sin lactosa es más fácil de digerir. La primera cuestión que López Iturriaga ha querido aclarar es que “la leche sin lactosa no es leche a la que se le quite la lactosa, sino que es leche a la que se le añade lactasa, que es una enzima que acaba con la lactosa. La convierte en glucosa y en galactosa”.

“Esta enzima la producimos de manera natural la mayoría de seres humanos occidentales, pero no tanto los que han nacido o viven en Asia, y por eso el problema de la intolerancia allí”, explicaba el divulgador y periodista. “Para los que no somos intolerantes parcial o totalmente a la lactosa, tomar la leche sin lactosa no tiene ningún sentido. O sea, no nos va a sentar mejor y es más cara. Si dejas de consumir lácteos sin lactosa, estás perdiendo la capacidad de producirla y te puedes acabar volviendo intolerante”.

“La mayoría de gente que tiene un correcto diagnóstico de intolerancia a la lactosa con un test de hidrógeno en un hospital, si no sabe que se está tomando un vaso de leche, no tiene síntomas. Hay mucho factor psicológico”, cuenta Julio Basulto que señala un documento de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria.

6. ¿Son más saludables las desnatadas y semidesnatadas?

Aunque pueda parecer buena idea quitar la grasa de la leche para obtenerla descremada, López Iturriaga explica que “la reducción es muy pequeña, un 3% de la leche desnatada y un 1,5% en la semidesnatada”, es decir, que si un adulto toma cantidades habituales “lo que que estás ahorrando es calderilla y lo que te estás perdiendo es muchísimo porque es peor en términos de sabor”.

“La industria lactea ha promovido mucho los lacteos desnatados, pero como son muy insípidos al final puedes caer en la tentación de irte al batido que tiene mucho azúcar o el edulcorado”. Esto se llama “falsa sensación de seguridad”, cuenta Julio Basulto. El periodista y divulgador propone que si queremos consumir leche, “disfrutarla entera en dosis pequeñas y consumir más alimentos de origen vegetal”.

Julio Basulto ha recordado las palabras del catedrático de nutrición Jordi Salas-Salvadó: “ha disminuido mucho el contenido en grasas de la leche gracias a los desnatado, pero el volumen poblacional de ingesta de grasa va en aumento”. Es decir, “estamos quitando la grasa a la leche, pero se la estamos quitando a otra cosa que luego nos tomamos en un helado”, añadía el dietista y nutricionista.

7. ¿Producir leche es cruel con las vacas?

“Sí, es un poquito cruel”, comentaba López Iturriaga y para ello recomendaba ver el documental, Cow,en el que se cuenta “la vida de una vaca de ordeño sin palabras. Tiene momentos durísimos que te hacen pensártelo mucho antes de comprar un brik”.

Algunos de los ejemplos que ha comentado son “la separación de las vacas de sus terneros nada más nacer, el corte y la cauterización de los cuernos o los constantes embarazos; que son prácticas muy habituales de la ganadería intensiva, que es la que produce la inmensa mayoría de la leche que consumimos”.

“Esto yo creo que conecta también con el tema medioambiental. La producción de leche contribuye entre el 3% y el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU ha pedido reducir su consumo junto con el de carne y otros productos animales”.

8. Las bebidas (o leches) vegetales

A la leche de coco y la de almendra sí podemos llamarlas leche porque son tradicionales, según recoge la ley. Pero en el caso de la de avena o de la de soja, hay que denominarlas bebidas vegetales. “Porque la industria láctea ha conseguido que la legislación diga esto”, cuenta López Iturriaga.

“Desde un punto de vista medioambiental, no hay absolutamente ninguna duda de que son mejores, vamos. Irrebatible. Como en general, cualquier alimento de origen vegetal es siempre mejor medioambientalmente que un alimento de origen animal”.

¿Son más saludables? “La que tiene un perfil nutricionalmente más parecido a la leche sería la de soja, por la cantidad de proteína”. En cuanto a las cantidades, “si tú tomas un poco de bebida vegetal con el café del desayuno o con el de la tarde, tampoco te tienes que volver loco”.

“El único pero que le pondría a las leches vegetales es que hay algunas de ellas que tienen un 10% de azúcar, aunque ponga así azúcares añadidos”, advierte Basulto y recomienda mirar la etiqueta “los hidratos de carbono de los cuales azúcares”, que “tiene que tener lo más cercano a cero posible. Cuando tiene más de un 5% de azúcar, en Cataluña lleva un impuesto. Ya te dice que muy saludable no es y que lleve un 10% de azúcar, significa que tiene más o menos como la Coca-Cola, es decir, es una bebida azucarada”.

Sobre cocinar con leche

“La leche que tomamos en España en general es bastante mala”, comentaba López Iturriaga. “Recomendaría la leche fresca que es mil veces mejor en cuanto la calidad, sabor y textura”.

Entre las aplicaciones que ha destacado está la de “ablandar carne”. Por ejemplo, “si tu haces unas albóndigas y le pones un poco de leche, van a estar más tiernas porque hace como un efecto de ablandamiento”, algo que también se hace con el yogur en la Índia. “También es bastante útil en las cremas de verduras para dar cremosidad sin añadir demasiada grasa”.

La leche tiene muchas otras aplicaciones en los postres como “el arroz con leche, las natillas o la leche frita”, pero estos ejemplos no son saludables. Y al respecto comenta que hay que dejarse de autoengañar haciendo postres con leche desnatada, pasta de datiles, leche sin lactosa, harina integral o edulcorantes. “Es mejor hacer un postre a la manera tradicional y tomarlo de vez en cuando”.