Jaume Plensa, escultor de las cabezas gigantes: el curioso motivo por el que hay agua en sus obras
- Al escultor le gusta que sus esculturas de cabezas gigantes emerjan del agua
- Plensa hace obras de extrema sensibilidad y belleza que conquistan el mundo
- ¿Qué va a pasar con Julia, la escultura de Plensa en la Plaza de Colón?
Jaume Plensa es uno de los escultores más reconocidos a nivel internacional. Sus grandes esculturas son admiradas por miles de personas en diferentes cuidades de todo el mundo. Tiene una sensibilidad única y especial que conserva de aquel niño que se escondía dentro del piano de su padre donde alguna vez sonaron las teclas sin saber que él esta dentro, “era como que todo vibraba al mismo tiempo. Dentro del piano era como que todo estaba en orden”.
Su obra es fácilmente reconocible. Gigantes esculturas de cabezas humanas y casi todas tienen en común estar cerca del agua. Esta sustancia compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno que tanto le obsesiona y le fascina por una verdadera razón: No ha conseguido flotar. “No floto. Mi madre me llevó a todas las piscinas de Barcelona. Igual de ahí viene mi fijación por el agua”.
Años más tarde pudo comprobar en el Mar Muerto la sensación de libertad al flotar que describe como uno de los lugares donde más feliz ha sido en su vida: “Todos tenemos que buscar nuestro mar”. No es que no sepamos hacer una cosa, es que igual no estamos en el lugar adecuado. Muchas de sus obras siempre intentan estar cerca del agua. Una maravilla misteriosa que el artista adora.
El Alma del Agua: reflexión para hacer un mundo mejor
Situada a la vera del rio Hudson con unas vistas privilegiadas a Manhattan se sitúa El Alma del Agua. Una escultura que pide silencio: “Hay un momento en el que la naturaleza nos pide ayuda y no nos damos cuenta. Nos queda la memoria del agua. Tenemos que pensar que las cosas que nos rodean tienen una vida propia que tenemos que respetarla”. Una conclusión que hace de Jaume Plensa un verdadero poeta de nuestro tiempo.
Sus reflexiones y obras tienen siempre un mismo mensaje que nos llevan a los sentimientos y a lo inmaterial. El escultor envía con esta obra un mensaje a la humanidad para que reflexione y guarde silencio: “Miramos siempre fuera buscando una información que nos reconforte y no nos damos cuenta que la información más extraordinaria es la nuestra”.
Esta invitación a reflexionar toma forma en la obra más grande hasta el momento creada por el escultor. Mide 24 metros de altura, fabricada en poliéster, fibra de vidrio y polvo de mármol. Fue trasladada desde Barcelona en 23 contenedores. Una esperanza colectiva para que la humanidad construya un mundo mejor.
Crown Fountain, donde el agua se convierte en sonrisas
La fuente de la corona, diseñada por Jaume Plensa es un homenaje muy especial a la gente de Chicago. Una escultura que es un híbrido con la arquitectura del lugar donde está ubicada, y donde vez más, el agua es la gran protagonista de esta obra de arte que ha influido a urbanistas de todo el mundo.
La cultura mediterránea siempre ha tenido claro que una plaza es un gran lugar de encuentro. Un ágora donde intercambiar conversaciones y conocimientos. Este concepto de los griegos es lo que el artista quiso exportar a Chicago.
Chapoteos y risas
Está inspirada en las fuentes romanas. Para su elaboración filmaron a 1000 personas de la ciudad de distintas edades, nacionalidades y razas para construir un gran mosaico. Construyeron un gran set para y alquilaron una cámara con la mejor resolución, “la misma con la que se rodó Star Wars”, cuenta Plensa como anécdota. Meses filmando y posteriormente post produciendo para que todos los ojos y bocas encajaran a la perfección en este gran puzzle homenaje a los ciudadanos de la ciudad.
Una fuente que da lugar a un gran espacio vacío donde se escuchan chapoteos y risas: “Una capa muy finita de agua de 3 milímetros que por supuesto los niños han hecho suya. Ellos no tienen ningún prejuicio, no ven arte ni tecnología. Ellos solo ven libertad en esta pieza”.
Niños a los que el artista admira y le ayudan a confesar su verdadera obsesión: “No es crecer como artista, sino crecer como persona sin perder la ilusión de un niño”. Entrevista completa en La Matemática del Espejo en RTVE Play.