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Literatura

El regreso a la narrativa de Karl Ove Knausgård tras "Mi lucha"

  • Página Dos habla con el autor noruego, interesado en el detalle y lo cotidiano. «Cada escritor tiene un número limitado de temas»
  • Su proyecto de autoficción Mi lucha lo convirtió en una de las estrellas de la literatura internacional
  • Cita entre sus influencias a Flaubert, Gombrowicz, Francis Ponge, Walter Benjamin o Nikolai Fiodórov

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Página Dos charla con Karl Ove Knausgård de su nueva novela

Un escritor no tiene que gustar a todo el mundo. Es algo que tiene clarísimo Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968), un autor que levanta cejas, pasiones y polémicas. Musicalidad y valentía, dicen unos. Excesivamente prolijo, dicen otros. Ahora publica La estrella de la mañana (Anagrama), una novela enigmática en la que varios personajes se entrecruzan.

Después de las excelentes críticas de sus dos primeras novelas, Knausgård saltó a la fama internacional con los sucesivos seis volúmenes que conformaron el proyecto Mi lucha, que suma más de 3.500 páginas. La polémica empezó por el título y siguió por exponer demasiado las vidas privadas de su familia y amigos, incluida su exesposa. Vendió su alma al diablo, dice él. Y vendió en Noruega medio millón de copias.

Atrás queda la autoficción; en La estrella de mañana vuelve la narrativa, y las marcas de estilo de Knausgård: los claroscuros en la pareja, la familia como institución determinante, la misteriosa adolescencia, los insertos ensayísticos, la naturaleza y el maximalismo cotidiano.

«Cuando era pequeño, mi mes favorito era julio. No es de extrañar, pues es el mes más infantil y sencillo, con sus largos días llenos de luz y calor. De adolescente, lo que más me gustaba era el otoño, la oscuridad y la lluvia, tal vez porque añadía a la vida una seriedad que me parecía romántica, y contra la que podía defenderme. La infancia fue la época para correr a todas partes y simplemente existir, la juventud fue el descubrimiento de la extraña dulzura de la muerte.»

Knausgård se adentra de nuevo en esas grietas entre la superficie de lo cotidiano y lo trascendente, lo bello y lo monótono. El autor, esta vez, desaparece como sujeto. En su lugar, una maraña de narradores se agrupa en torno a un acontecimiento: la aparición de una nueva estrella. La atmósfera es inquietante y expectante. Algo se acerca fuera de cuadro. «No planeo lo que voy a escribir, pero esta es la primera de una serie de cuatro novelas. Este libro solo abarca dos días de la historia que tengo en mi mente.»