'Un americano en París': curiosidades de la película con el final más alucinante
- Vincente Minelli dirigió 'Un americano en París' en 1951, mientras se separaba de Judy Garland
- Gene Kelly protagoniza este musical, la primera película de un bailarina que se haria muy famosa
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Está considerada una de las mejores películas de todos los tiempos y uno de los mejores musicales de la historia de Hollywood. Un americano en París, dirigida por Vincente Minelli, es un canto a la vida, al amor y la música, y tanto el público como la Academia de cine la recibieron con alegría. La película recaudó 6 millones de dólares y logró ocho nominaciones al Oscar, de las que ganó en seis categorías: mejor película, mejor historia y guion, mejor fotografía en color, mejor dirección de arte en color / Decoración de escenario, mejor partitura musical y mejor color en diseño de vestuario. Pero el equipo echó en falta los premios importantes, entre ellos el de mejor director: George Stevens, director de Un lugar en el sol, se lo arrebató a Minelli.
Gene Kelly no logró nominación, pero Hollywood le concedió ese año un Oscar honorífico por su versatilidad como actor, cantante, bailarín, director y coreógrafo y por su aportación al género musical. Su fama creció como la espuma y al año siguiente creció todavía más con Cantando bajo la lluvia. Durante unas vacaciones en Paris, Gene Kelly se había prendado, profesionalmente hablando, de una joven francesa llamada Leslie Caron y la propuso para ser su pareja artística en la película: era mejor opción que tener a una actriz norteamericana interpretando a una francesa.
Argumento de la película
Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, Jerry Mulligan, que antes de ser soldado era pintor, decide no volver a Estados Unidos y quedarse en París. Comparte piso y aunque pinta mucho no vende nada. Su situación no es buena, pero un día conoce a una millonaria norteamericana que se compromete a ayudarlo. Ella valora su trabajo y le dice que tiene mucho talento, pero pronto descubre que desea algo más. A la vez, Mulligan conoce a Lise Bouvier, una bella dependienta de la que se enamora. Pero ella está comprometida con un cantante de cabaret.
Reparto con una novata
Cuando Gene Kelly hizo Un americano en Paris ya era un actor muy conocido. Su fama se debía a éxitos como Levando anclas - con ella logró la única nominación al Oscar de su carrera-, Ziegfeld Follies, El pirata, Los tres mosqueteros y Un día en Nueva York. Para Leslie Caron fue su primera película, pero no para el resto de compañeros. Oscar Levant, que se había criado con Gene Kelly en Pittsburgh, Georges Guétary y Nina Foch. Los dos primeros tenían una sólida carrera por sus dotes musicales y Nina Foch era una secundaria de lujo y había hecho papeles que marcaron al público: Bithiah, la hermana del faraón Seti I en Los diez mandamientos y Helena Glabro en Espartaco.
Curiosidades
Gene Kelly quería veracidad, que la historia fuera creíble, y por eso deseaba rodar en París. Pero la Metro-Goldwyn-Mayer echó cuentas y los gastos eran considerables. Finalmente se rodó en los 44 sets que se construyeron en los estudios que la MGM tenía en California. Las leyendas de Hollywood dicen que Vincente Minelli se estaba separando de Judy Garland cuando rodó la película y que tuvo que ausentarse en varios momentos. Para que el rodaje no se detuviera, el director pedía ayuda a Gene Kelly, que hizo de director en la sombra. Una de las escenas más recordadas es la del sueño de Oscar Levant. Es un homenaje a Buster Keatron en El gran espectáculo.
Un americano en París, como digo, ganó el Oscar a mejor película. Fue la segunda en color en ganar este premio, la primera fue Lo que el viento se llevó.
Vestuario para bailar
Hacer vestuario para una película musical es una labor complicada, ya que entran muchos factores en juego: tiene que permitir la libertad de movimientos y 'quedar bien' desde todos los ángulos. El australiano Orry-Kelly superó las expectativas y todos alabaron su trabajo. Para él fue, además, un gran reto, ya que venía de hacer otro tipo de cine, en películas como El halcón maltés o Casablanca. La fama que le dio Un americano en París hizo que no le faltara el trabajo y se encargó del vestuario de cintas míticas como Dulce pájaro de juventud y de los looks que lleva Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco. Ganó tres premios Oscar y su última película es un clásico de Hollywood: Irma la dulce.
Un final impresionante
La película tiene momentos inolvidables, pero entre todos ellos destaca el final, una combinación única de danza clásica y moderna. Se trata de una secuencia de baile de 17 minutos que tardó en rodarse 30 días. Se dice que costó 500 000 dólares y está inspirada en el estilo impresionista de la pintura.
Baile y color (pasos y pintura) se unen en una escena de un sueño en la que no se escucha ni una palabra y que está considerada una de las secuencias de baile ininterrumpidas más largas de Hollywood. Gene Kelly trabajó durante un mes para crear la coreografía que es una narración de los sentimientos y emociones del protagonista, todo hilvanado con un único elemento: una rosa roja.
Una banda sonora inolvidable
El gran éxito que tuvo Un americano en París elevó a los altares a la MGM, que se convirtió en el gran referente del cine musical de toda una década. La banda sonora sigue siendo una delicia y Minelli contó con los mejores para musicalizar su historia: el compositor George Gershwin y su hermano el letrista Ira Gershwin, el director musical Johnny Green y el director de orquestal Saul Chaplin.
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