Loquillo, de sus inicios en la música al origen de su apodo: esta fue la persona que marcó su carrera
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"Siempre tuve muy claro que era un tipo raro, un niño introvertido, muy antisocial, encerrado en mi mundo. El cine se convirtió en un refugio para mí en los primeros años de mi vida", así se define el propio Loquillo su infancia. Quién le iba a decir que acabaría cantando en directo frente a miles de personas, que daría entrevistas que después protagonizarían los periódicos, que su cara saldría en la televisión y se convertiría en un personaje público, para bien y para mal. La fama no es lo que más le gusta, es solo la consecuencia de su carrera musical. Siempre ha sido honesto con sus pensamientos y con la prensa, de hecho, quería ser periodista, aunque ahora es más cauteloso con sus palabras. "Cada vez que dices algo es utilizado contra ti de una manera o de otra", se queja mientras charla con Carlos del Amor, quien le ha hecho su última entrevista en La matemática del espejo.
Así fue su juventud y sus inicios en la música
"Soy hijo de una familia de perdedores", afirma. Su padre, a quien llama "héroe", fue sargento de carabineros de la República, además de tanguero. Le marcó mucho, fue su primera gran influencia. "Vive la vida que yo no he podido vivir", le aconsejó cuando era joven y le hizo caso, apostó por la música. Se acordó mucho de él cuando le dieron la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, un hito en su vida del que se siente muy orgullos y que le hubiera gustado compartir con su padre. Fueron su madre y su tía las que le educaron mientras su padre trabajaba. A pesar de las penurias, tuvo una infancia feliz.
"Cuando empiezo a descubrir el rock&roll, te pones unos pantalones de tu padre de pinzas, te arremangas una camisa y empiezas a hacerte el tupé aunque tengas el pelo rizado. Te miras al espejo y empiezas a hacer poses. Ahí hay algo", cuenta. La revolución llegó, primero la estética: "El rock&roll te da posibilidad de ser distinto". No tenían mucha idea de lo que era el rock, tan solo se limitaban a imitar. Empezó en un cabaret. Tuvo que aprenderse un repertorio de canciones en inglés.
Todo cambió cuando decidió formar un grupo con Sabino Méndez, guitarrista y compositor. Se conocieron a finales de los 70 en la universidad. Los dos eran de barrio periférico de Barcelona. Bajaban al centro, a los jardines de la universidad. Llevar "pintas" era una manera de demostrar que estabas en contra de la época que había vivido España. "Nosotros pensábamos que no teníamos ningún futuro, pero lo pasábamos bien", confiesa. Cogían autobuses para ir a Perpiñán a buscar discos y música diferente.
Cuando Loquillo regresó de la mili, se encuentra una Barcelona donde no prácticamente no existe el rock y decide irse a Madrid, que en aquel momento vivía su Edad de Oro. La música empezó siendo un pasatiempo para él, aunque acabaron llenando las salas donde tocaban. Junto a Ricard Puigdomenech, Jordi Vila y Josep Simón formaron el grupo Loquillo y los Trogloditas. "Vaqueros del Espacio" fue su primer trabajo. "Qué mas se puede pedir en la vida que la primera vez que tocas en Madrid con el Rockola petao acabes saliendo escoltado por la policía nacional en una lechera. Eso pagarían todos y nos pasó a nosotros". Tanto es así, que llamaron la atención de la mismísima Alaska, reina de la Movida.
Ahora Loquillo sigue su camino en la música, aunque sus letras y canciones no suenan igual que las de antes. "Yo soy un artista que me niego absolutamente a pretender tener menos años de los que tengo y las letras han de avanzar como yo he avanzado como persona", sentencia.
El verdadero nombre de Loquillo
José María Sanz Beltrán no tenía el mismo tirón que Loquillo, eso es así. Por esa razón, el cantante decidió dejar el apodo que su amigo Epi, figura del deporte, le puso cuando jugaban al baloncesto, justo después de una mala jugada: "En el colegio me llamaban 'pájaro', tenía una beisbolera con el pájaro loco y me llamaban 'pájaro'. Se me acercó Epi y me dijo 'Ya no eres un pájaro ahora eres un Loquillo', me degradó. Entonces, a los 3 o 4 días, todo el mundo empezó a llamarme Loquillo. Si lo ha dicho Epi... Y ahí se quedó", recuerda, una anécdota que le marcó para toda la vida.