Los dos magníficos jardines de Arucas, en Gran Canaria, donde pasear y evocar la historia de la isla
- Arucas, en Gran Canaria, presume de dos magníficos jardines heredados de las familias acaudaladas que los plantaron hace décadas
- En Jardines con Historia te hablamos de su belleza y de cómo acabó la rivalidad entre dos estirpes dedicadas a la producción agrícola
Un eslogan de los años setenta definía Arucas, municipio de la isla de Gran Canaria, como 'La ciudad de las flores'. Otro, decía 'Arucas, piedra y flor'. Ambos se refieren a su singular patrimonio arquitectónico, íntimamente vinculado a la cantería local, al verdor de los jardines y las plataneras que rodeaban la ciudad.
Hoy en día, Arucas cuenta en su casco histórico con dos jardines: el municipal, o Parque de Gourié, y el de la Marquesa. Uno junto al otro, son la herencia de la vega fértil de antaño y están considerados como los más notorios del archipiélago canario.
Un jardín de vegetación muy valiosa en pleno centro
El Parque Municipal de Arucas es un auténtico pulmón verde de 10.000 metros cuadrados de superficie, con unas 200 plantas ornamentales, procedentes de todo el mundo. Cuenta con elementos de singular interés arquitectónico y etnográfico, como la antigua casa y jardín de la familia Gourié, los muros de cantería, la red hidráulica de cantoneras para la distribución del agua y sus fuentes. Su origen es del siglo XVI, época del Mayorazgo de Arucas.
El vergel de la joven Marquesa de Arucas
El segundo espacio de vegatación importante de Arucas es el de los Jardines de la Marquesa, de 1880. Ese fue el año en que el primer marqués de Arucas, Ramón Madán Uriondo, contrajo matrimonio con María del Rosario González, sobrina de un hombre rico, Bruno González y por tanto, heredera de una gran fortuna. Poco después del enlace, Madán ordenó la construcción de un bonito jardín para su esposa.
El conjunto botánico contaba con especies vegetales foráneas y distintas plantaciones entorno a su residencia veraniega. El clima suave, las lluvias y la situación del jardín, al abrigo de la falda de la Montaña de Arucas, que también era de su propiedad, favorecieron el buen crecimiento y desarrollo de las plantas.
El marqués era consciente del potencial de la industria del azúcar, del ron y del aguardiente en la zona y comenzó a explotar y diversificar los cultivos de las propiedades agrícolas de su familia política. Apostó fuertemente por la caña de azúcar.
Pero desgraciadamente, la marquesa falleció muy pronto. En su honor, su viudo quiso recordarla dándole su nombre al jardín. En 1985, el Jardín de la Marquesa abrió al público tras una primera clasificación de especies. En los años 90 se amplió con fincas colindantes, hasta los 5.000 metros cuadrados. Hoy en día es un precioso jardín donde destacan las palmeras, que le dan un aspecto tropical y cuenta con 500 especies botánicas distintas.
La caña de azucar, una riqueza de ida y vuelta
Hay que remontarse hasta el año 1493, cuando Cristóbal Colón llegó a las islas Antillas con las primeras cañas de azúcar que había transportado desde las islas Canarias, materia prima para preparar el ron. Un año después, esas primeras plantas habían prosperado y sus tallos ya podían ser exprimidos para extraerles el jugo. Pronto se popularizaría en las tierras americanas en una bebida parecida al ron que se consume hoy.
A partir de ese momento, las plantaciones de caña de azúcar pasan a exportarse a Europa. Cuando su producción se convierte en un buen negocio, llega incluso a ser la principal moneda de cambio entre los siglos XVII y XVIII. Ya en el siglo XVIII, en las Islas Canarias, concretamente en la localidad de Arucas, los monjes ya destilaban ron en los conventos. Pero su consumo no se extendió entre la población Canaria hasta 1884, cuando se fundó la Fábrica de Azúcar de San Pedro, la bodega de destilados más antigua de Europa.
La rivalidad de dos familias aruquenses
La familia Gourié era originaria de Fontainebleau, en Francia. Francisco Gourié David consiguió huertos de regadío y fue conocido en la isla por su fama de acaudalado comerciante. Su casa estaba rodeada por los magníficos jardines del parque municipal actual.
Cuando Francisco murió, en 1838, le sucedió en sus negocios su hijo Alfonso Gourié Álvarez-Conde.
Otra familia importante en Arucas era la de los González, una de las más destacadas del norte de Gran Canaria. Su ascendencia se remonta hasta el siglo XVI. Los miembros de esta familia figuran con propiedades, tierras y aguas conseguidas en el repartimiento de Firgas, en el siglo XV, tras la conquista de la isla por parte de los españoles. Como antiguos pobladores de las tierras, los González ocuparon cargos municipales en muchas ocasiones. Ya en el siglo XIX, llegó a alcalde y presidente de la Heredad de Aguas Bruno González Castellano. Este emprendedor hombre de negocios, uno de los principales contribuyentes del archipiélago, legó su fortuna a la marquesa de Arucas, quién la dejó, a su vez, a su marido.
Eran, a mediados del siglo XIX, dos fortunas sin parangón en la historia de Gran Canaria, e iniciaron una competición no solo por los beneficios económicos, sinó por el control social, religioso, económico y político de Arucas.
Pero la historia da muchas vueltas, y Alfonso Gourié estuvo a punto de arruinarse en 1881. Construyó una gran fábrica azucarera con la mala suerte de que sus socios abandonaron el proyecto. Para no caer en la ruina total, buscó inversión en la familia rival. Cuál no fue su sorpresda y alegría que le propuso inbertir a la viuda de Bruno González. Esta lo hizo gustosa y una nueva azucarera, la de San Pedro, salió adelante.
Jardines con Historia es un programa presentado por Mónica Luengo Añón y dirigido por Sonia Tercero.
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