La otra cara de Miguel Poveda: así es la curiosa forma de ser del cantante
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Miguel Poveda asegura que se ha deshecho de muchos 'Migueles' a lo largo de su vida. Lo cuenta con orgullo y serenidad. Lleva más de 35 años subido en el escenario con una carrera llena de éxitos y aprendizajes. Se define como catalán de nacimiento, andaluz de corazón y con adn flamenco. “En mi barrio había muchos andaluces que me transmitieron el amor por su arte”. A sus cincuenta años se siente mejor que nunca. Se ha ido forjando como persona y como artista, y considera las dificultades y las meteduras de pata como parte del camino recorrido. “La vida no es estar rodeado de aplausos”, sentencia, y añade que el aplauso reconforta porque es el premio al esfuerzo y hace que los nervios merezcan la pena.
La música es su pasión, pero no siempre ha sido su profesión. Poveda dice que es fundamental tener una buena base para que la cabeza no se pierda, y admite que no siempre lo ha tenido tan claro: “Cuando yo me vi en el Festival de Venecia con Bigas Luna me creía Robert Redford”, recuerda del estreno de la película La teta y la luna, estrenada en 1994, en la que el cantante participa.
Las palabras que mejor le definen
Diverso podría ser una palabra para definirle. Es un artista que bebe en la diversidad, tanto por sus orígenes y gustos musicales como por su manera de sentir. De padre murciano y madre de Puertollano, le gustaba escuchar cuando era adolescente a Pink Floid, los Beatles, María Jiménez: “En las peñas de Badalona no era común que los chicos de mi edad quisieran dedicarse al flamenco. Las chicas sí, pero a mí me miraban raro”.
Y llegó la oportunidad cuando ganó la Lámpara minera del Festival del Cante de las Minas en La Unión. Un certamen al que se presentó con una camisa que le prestaron para su actuación. “Yo no tenía ni ropa ni dinero”, recuerda. A su vuelta le esperaba Barcelona y le propusieron trabajar en un tablao. Así entró en contacto con diferentes tipos de música, como el tango y el jazz. "Me gustaba aprender de todas esas mezclas y colores”.
Con quién sueña compartir escenario
Ansia podría ser otra de las palabras para describirle. Ansias de aprender y de ser mejor artista, a la vez que se convierte en mejor persona. No hay ningún compañero de profesión que no hable bien de él: del Miguel, hijo de inmigrantes que soñaba con triunfar para que sus padres se sintieran orgullosos. “Me sentía culpable por sentir como siento”. Ha cantado junto a Chavela Vargas, Enrique Morente, Ana Belén entre otros. “Yo quiero compartir con el talento. Hay mucha gente con talento que no es conocida y a mí me encanta compartir con gente especial”. Humildad sin duda podría ser otra de las palabras para definirle.
Calcula que lleva más de un millón de kilómetros recorridos de escenario en escenario y con sus inseparables chaquetas que recorren el mundo a su lado. Un mundo en el que existe un lugar especial para él: Jerez de la Frontera. “Allí me cambiaron la vida en el flamenco. Esa convivencia entre payos, gitanos, todos juntos con respeto y admiración.
Es muy 'jartible'
Pero sin duda la palabra preferida para describirle por su entorno más cercano es ‘Jartible’, una palabra que se utiliza mucho en Andalucía y que se aplica a una persona cansina, pesada e incluso cargante. Pero no es su caso: “Yo lo aplico a perfeccionista. ¡Soy muy cansino porque me gusta buscar el perfeccionismo!”.
Asegura que hay que seguir luchando cada día. Se revela como un profundo admirador de Lorca, al que en su casa llaman Federico, que es uno más en la familia. Una familia que forma junto a su hijo Ángel, la persona que le ha cambiado la vida. Así es Miguel Poveda, un artista enorme con mirada de niño travieso que también le ha tocado sufrir. Ahora atraviesa un momento de plenitud del que se siente muy orgulloso. Entrevista completa en 'La Matemática del espejo' en RTVE Play