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Las cuatro vidas de Josep Font: la nueva historia que llega al Museo Cristóbal Balenciaga

  • La exposición Josep Font. Belleza e inquietud se abre el 30 de junio
  • Es la primera aparición en público del modista tras dejar Delpozo

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Josep Font expone su moda en el Museo Balenciaga
El Museo Cristóbal Balenciaga acoge las creaciones de Josep Font de 1987 a 2011

Cuenta Josep Font que de niño escuchaba a su madre hablar de Cristóbal Balenciaga y Pedro Rodríguez, con el que años más tarde hizo un curso de drapeado. Por eso esta exposición cierra un ciclo vital. Todo empezó por el empeño y la admiración que Josep Casamartina i Parassols, ávido coleccionista de moda, que conserva cerca de 200 piezas del diseñador catalán. Las ganas de que los vestidos, trajes y abrigos salieran del armario y la gente pudiera verlos le empujó a escribir a Font que, tras transformó una negativa en un sí rotundo, seducido por dos factores: la ilusión y el cariño de Casamartina y exponer en el Museo Cristóbal Balenciaga. "Me gustaba la idea de que no fuera ni en Madrid ni en Barcelona y este lugar es perfecto", dice Font con los ojos muy abiertos. Habla despacio, con serenidad. Parece un viejo en el cuerpo de un niño, un lobo de mar que regresa a puerto para reencontrarse con su pasado, para dejar atrás la dura travesía.

Montar esta exposición no ha sido tarea fácil, pero lo ha disfrutado mucho. Cada vestido le lleva a un recuerdo. A una modelo, a una clienta, a un instante en el taller. "También a cómo me encontraba anímicamente en el momento en que hice cada uno de ellos. Cuando estaba en Delpozo hacía una colección tras otra y adquirí la capacidad de olvidarme de las colecciones. Abrir las cajas para sacar las prendas ha sido cómo cuando miras tus fotos antiguas en Instagram", dice entre risas.

Josep Font expone sus diseños en el Museo Cristóbal Balenciaga

Josep Font mira una fotografía de uno de sus primeros diseños EFE

Nuevos proyectos

Se le nota contento, orgulloso de lo que ha hecho, de que lo ha logrado, de lo que es. "Está siendo un ejercicio muy bonito, porque me he dado cuenta de que me han pasado cosas muy bonitas en la vida". Insiste en que no se aferra a la nostalgia, al pasado, que en su día a día mira al futuro y disfruta sopesando proyectos. Trabaja cada día, sigue dibujando, creando. "Lo que hago ahora es una evolución natural, sí vas a notar un cambio", dice, y revela que le siguen llegando ofertas de trabajo. "Tengo varias, pero decidirme por una de ellas implica cambiar de vida, de ciudad, de idioma. Tengo que estar muy seguro ante de aceptar", dice sobre esta nueva etapa profesional, la cuarta tras empezar con Luz Díaz, montar su propia firma y diseñar para Delpozo.

Lleva años evitando llamar la atención. No ha parado de trabajar, de forma anónima, y ha cambiado el frenético ritmo de Madrid por la calma de una isla canaria. Fue su forma de evadirse tras salir de Delpozo, la firma que elevó a los altares y que le consagró por segunda vez, dentro y fuera de su país. Y por eso sorprende esta exposición, que le saca de destierro emocional para volver a ponerle ante los medios: Josep Font se ha movido siempre mejor entre costuras que entre cuerpos viles, al menos hasta ahora.

Diseños de Josep Font expuesto en el Museo Cristóbal Balenciaga

Un recorrido por la obra de Josep Font

La exposición ha levantado mucha expectación. Hablamos de uno de los más grandes modistos, un creador único que supo saltar obstáculos y fronteras. Llegó a lo más alto con su firma, saltando de Barcelona a Madrid y de Madrid a París, primero en el prêt-à-porter y luego en la alta costura. Luego se 'divorció' de su socia y en 2012 emprendió una nueva etapa en Delpozo, etiqueta con la que retomó el legado de Jesús del Pozo. Fueron unos años gloriosos, con una fuerte presencia en Nueva York, donde presentaba sus colecciones. Hasta 2018. Ese año salió de la firma madrileña y desapareció. Esta exposición rescata su figura y pone en valor su trabajo. "La premisa 'Detrás de la belleza siempre hay inquietud' es una constante a lo largo de su trayectoria", dicen desde el museo.

Josep Font: más de 30 años dedicados a la moda EFE

¿Por qué ahora?

El museo de Getaria emprende así un nuevo reto: explorar la influencia y el peso de Cristóbal Balenciaga en creadores posteriores, diseñadores y modistas que han bebido, y beben, de sus siluetas y patrones. Josep Font es perfecto para inaugurar esta línea expositiva, por su dominio del volumen, la perfección de sus formas arquitectónicas y su mimo a la hora de recrear universos propios. La muestra es imponente, y las 54 prendas escogidas se muestran poderosas y potentes sobre un fondo neutro. El recorrido se articula entre tres ejes narrativos, cada uno de ellos encabezado por una enorme fotografía.

Detalle del trabajo de Josep Font Rafael Muñoz

Tres salas de costura y belleza

La primera es de sus inicios, cuando empezó junto a la diseñadora Luz Díaz, y da paso a la sala en que que se mezclan las piezas que Josep Font hizo para su firma, de prêt-à-porte y de alta costura. "Ya en los 90 se nota esa austeridad que marcará su obra, igual que el gusto por los materiales nobles. Ver junto todo lo que ha hecho te muestra que ha tenido una evolución muy marcada, saltando de un estilo casi minimalista a otro más complejo, donde los bordados se convierten en una seña de identidad. Porque los idea como una pintura, no son un mero bordado de flores como solemos ver", dice Casamartina. "Y otra cosa que se nota es que nunca hizo lo que el resto, no hizo tendencia hizo actualidad".

Dos diseños de Josep Font expuestos en el Museo Cristóbal Balenciaga Rafael Muñoz

La segunda fotografía, de Javier Biosca, introduce al visitante en los años que diseñó y creó para Delpozo. "Esta etapa es una eclosión de todo lo que estaba latente en él, desde la influencia de Balenciaga al erotismo discreto, todo sale ahora para crear una mujer poderosa, no es el soporte del vestido. El bordado cobra protagonismo y las formas adquieren un aire más clásico, “la influencia de Balenciaga es más evidente”. En su trabajado hay historicismo y una recia y elegante mirada a los clásicos, a Poiret, a Emilie Flögue, a pintor ruso Andrey Remmev e incluso a Josef Alberts. Pero siempre de forma sutil, sin evidencia. "A Balenciaga lo copiaron en vida y luego tras su muerte, pero no todos de la misma manera. En Font no es literal, va más allá".

La tercera fotografía, de Ernesto Artillo, nos lleva al epílogo, con vestidos y abrigos los que la influencia de Balenciaga está más marcada y que, de nuevo, no se rige por un orden cronológico, solo un criterio estético. Todo lo expuesto invita a la reflexión, son piezas muy bien escogidas que navegan entre los extremos: desde un abrigo de negros sobre negro, soberbio, a un vestido casi etéreo realizado en tul verde y dorado. "Estuvo 'bailando' en el escaparate de Bergdorf Goodman de Nueva York durante la Navidad de 2015", recuerdan Josep y Josep.

El abrigo azul es una de sus piezas más aclamadas EFE

30 años dedicados a la moda

El recorrido traza la trayectoria del modista, desde la austeridad inicial a la explosión final, reflejando una creatividad en estado puro que va in crescendo hasta llega al Zenit. "Es importante destacar que es una creatividad en calma, sin presiones, y es lo que he querido mostrar. Font aceptó con la condición de que lo hiciéramos bien y lo hemos logrado. Es impresionante lo que hemos podido reunir, es un nivel muy alto", concluye, a pocas horas de inaugurar la exposición. Es la primera de carácter antológico de Josep Font, un discurso estético y emocional que recoge dos décadas de trabajo que "pretende incidir, además, en las múltiples concomitancias que se pueden establecer entre el diseñador catalán y el maestro de la alta costura", dicen desde el museo.

Las cuatro vidas de Josep Font

Josep Font ianugura su exposición, abierta hasta enero de 2024 EFE

Josep Font: una vida de entrega y pasión por la moda

Font estudió Arquitectura, pero siempre supo que su camino no era entre ladrillos. La moda siempre formó parte de su vida y supo encontrar la forma y el camino de llegar a ella, y de expresarse a través de las formas y colores que nacían en su cabeza y que sus manos traducían al papel. Tras formarse y graduarse en moda, en 1987 comenzó a presentar sus colecciones con Luz Díaz. Trabajaron juntos hasta 1995, año en el que comenzó su andadura en solitario. El éxito silencioso que logró en Barcelona le llevó a mostrar su trabajo en Madrid, logrando imponer un nuevo lenguaje, tanto a la hora de expresarse con sus colecciones como en la forma de hacer sus desfiles. Luego vino París, donde presentó tres colecciones de prêt-à-porter y cuatro de alta costura y abrió una tienda en el centro de la ciudad. Todo entre 2006 y 2009.

Josep Font visto por Javier Biosca

En 2011 llegaron las desavenencias entre el director creativo y la empresa, motivo que propició la salida de Josep Font de su propia firma. Un proceso doloroso, en el que se mezclaron sentimientos y números rojos. Hasta que en 2012 llegó a la casa que Jesús del Pozo montara en Madrid. El resto es historia reciente de la moda española, un capítulo único que está marcada por la visión internacional de este creador: las 19 colecciones que presentó para Delpozo mantienen su poder intacto y siguen siendo objeto de estudio entre los que empiezan a trabajar en la costura, e incluso entre algunos de los modistas consagrados, que todavía se refieren a él como un maestro.

Josep Casamartina, Andoni Iturbe (viceconsejero de cultura del gobierno Vasco), Josep Font, Miren Vives (directora del museo) y Denis Itxaso (delegado del gobierno de España en Euskadi,) EFE

Sobre el comisario

Josep Casamartina i Parassols (Sabadell, 1956) es historiador y crítico de arte, moda y arquitectura. Director y vicepresidentte de la Fundació Antoni de Montapalau, entidad creada en 2004 para el estudio y promoción de la moda histórica, recopila desde hace años la obra de Josep Font y ostenta en la actualidad más de 200 piezas del diseñador catalán, galardonado con el Premio Nacional de Diseño de Moda