Metrópolis revisa la trayectoria del artista sevillano Federico Guzmán
- El monográfico de Metrópolis recoge tanto la faceta pictórica y escultórica del artista, como los proyectos activistas
- La exposición “Sombra verde. Federico Guzmán y la carrera de las plantas” puede verse en el C3A de Córdoba hasta el 24 de septiembre
- El programa dedicado a Federico Guzmán se emite el miércoles 5 de julio a partir de las 00.50h en La 2
Metrópolis recorre la trayectoria del artista sevillano Federico Guzmán (Sevilla, 1964), partiendo de la retrospectiva Sombra verde. Federico Guzmán y la carrera de las plantas (C3A, Córdoba), comisariada por Juan Antonio Álvarez Reyes, que puede visitarse hasta el 24 de septiembre.
El verdor y su capacidad vital y mágica, recorren la muestra. En sus obras recientes, lo espiritual y lo carnal emprenden un viaje de regreso al origen… un renacimiento que propone la unidad con la naturaleza.
Más de 30 obras, la mayoría de gran formato, reivindican el poder creativo de la vida mediante el aprendizaje de las plantas.
Federico Guzmán es una de las figuras del arte contemporáneo español. Su trabajo está presente en colecciones internacionales como el MoMA de Nueva York o el Museo Boijmans van Beuningen de Róterdam; y en colecciones nacionales como el MNCARS, Madrid; el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla; el MACBA, Barcelona; el IVAM, de Valencia, el MUSAC, León o el CGAC de Santiago de Compostela.
“El verdor” y el concepto de “viriditas”
El artista se ha inspirado en el concepto de viriditas (del latín verdor y verdad), acuñado por Hildegard von Bingen, naturalista, filósofa, mística y abadesa de la Edad Media que analizó la fuerza divina de la naturaleza; y también, en un ensayo del pensador, Hakim Bey, del que toma el término “Sombra verde”.
A Guzmán le interesa recalcar la actitud desde la que plantea esta revisión de su obra, que es la del aprendizaje y la experiencia directa de la naturaleza. La carrera de las plantas alude a la educación botánica que reciben los jóvenes destinados a convertirse en curanderos dentro de la comunidad inga del Putumayo (Colombia).
Aprovechando el inspirador despliegue expositivo que puede verse en el C3A, Metrópolis, en compañía del artista y de su comisario, Juan Antonio Álvarez Reyes, analiza la trayectoria del creador sevillano desde el año 2000 hasta la actualidad, en un viaje desde la obra más temprana, presente en la muestra: Yagé (2000) hasta la más reciente, Himno a Gaia (2022).
Los remedios naturales, las plantas medicinales, los efectos terapéuticos de la ayahuasca y de otras hierbas con propiedades mágicas y curativas están presentes mediante piezas realizadas en diferentes medios y formatos.
La violencia del mercado y las catástrofes ecológicas
La violencia del mercado y las catástrofes ecológicas también son investigadas por el artista en algunos proyectos desarrollados a lo largo de la primera década del siglo XXI. El Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, inspira trabajos como Miss Malandra (2006) o la instalación escultórica principal: La bella embalada (2007); denunciando los monocultivos que todo lo unifican y agotan; la pérdida de biodiversidad; la contaminación de la industria alimentaria o el desastre de Aznalcóllar que contaminó Doñana, que resuena en obras realizadas con alpechín, el líquido residual de la industria aceitera.
Otros proyectos activistas
Además de analizar las imponentes y coloridas piezas que ofrece la muestra retrospectiva en Córdoba, el programa incluye una selección de proyectos de naturaleza activista, que el artista ha seleccionado para Metrópolis.
Realizadas a lo largo de las últimas dos décadas, estas obras constatan el enorme valor que Guzmán otorga al trabajo en comunidad. Se trata de proyectos realizados tanto en España, como en el Sahara y Colombia, en los que no faltan el humor, la empatía y la ironía, sin renunciar a la denuncia de las problemáticas tratadas.
Entre estos trabajos, destacan: TUIZA. Las culturas de la Jaima (2015), la emblemática instalación que pudo disfrutarse en el Palacio de Cristal, organizada por el Museo Reina Sofía (Madrid), que transformó en una vital jaima el edificio del Retiro madrileño; Cápsula del tiempo (Córdoba, 1992), Copilandia (2005-2006), y las brillantes experiencias en Colombia: La hamaca voladora (2002), A toda mecha (1998) y Museo de la calle. Colectivo Cambalache. (1998).
La fusión de lo espiritual y lo carnal y el Reloj floral
La última etapa de la muestra y del capítulo, aborda el intento del artista de fusionar lo espiritual y lo carnal, en obras como Tomaco (2004-2006), y de fundir lo humano y la naturaleza en Hombre = árbol (2009); pero también de relacionar lo terrenal con lo universal en los vibrantes lienzos: Logos (2018), que revelan las experiencias, la curiosidad y el compromiso del artista con las enseñanzas de las plantas.
Y si hay una obra especialmente energética, es la refrescante y vital instalación exterior, realizada con plantas: Reloj botánico. Jardín de plantas equinocciales (2022). En El sueño de las plantas, el botánico Carlos Linneo describe cómo diferentes plantas se preparan para dormir durante la noche cerrando sus flores. Federico Guzmán ha concebido un reloj botánico para el Festival Flora en el C3A de Córdoba. Se trata de un bancal de cultivo de plantas circadianas –llamadas por Linneo Aequinoctales– porque abren y cierran sus flores a intervalos regulares durante el día y la noche a lo largo de su temporada de crecimiento. Este calendario vivo, en palabras del artista: “nos reconecta con los ciclos cronobiológicos de la naturaleza más allá de la manipulación del tiempo en base a mecanismos y sistemas artificiales”.