Bret Easton Ellis habla con Página Dos de su nueva novela "Los destrozos", ambientada en los años ochenta
- Tras trece años de silencio literario, el autor californiano vuelve con una novela ambientada en Los Ángeles
- En Los destrozos (Random House), Bret Easton Ellis narra la pérdida de la inocencia y el paso a la vida adulta
- Página Dos charla con el escritor de esta novela noir trufada de humor negro, erotismo, nostalgia y terror
Hablar de Bret Easton Ellis (Los Ángeles, 1964) es hablar de American Psycho, la obra que lo galvanizó como autor de culto para la generación X. Para bien o para mal, la sombra de aquella novela singularísima ha perseguido al californiano durante toda su carrera. Polémico, mediático y maniático, Easton Ellis viene a ser el Jeff Koons de la literatura. Se hizo millonario con veintiún años, con Menos que cero (1985), que en España publicó Anagrama. El éxito siguió con Las reglas del juego (1986), y en 1991 se publicó American Psycho, la novela por la que fue tan vilipendiado como alabado.
Página Dos se ha citado para charlar con Bret Easton Ellis, que además de escritor ejerce también como editor y conferenciante. Creció en una familia de clase media del Valle de San Fernando. En los ochenta fue teclista de varias bandas; ese interés por la música quedó luego reflejado en sus novelas posteriores. En sus obras hay unas constantes que a su vez dibujan los desvelos de la generación que siguió a los baby boomers: la decadencia moral de los ochenta, las drogas, la vida en la gran ciudad, la superficialidad de las relaciones, la ambigüedad. En su crítica irónica el escritor se avanzó muchos años al discurso actual.
Han calificado su nueva novela de «sueño febril y lujurioso de los años ochenta». Los destrozos (Random House) se abre con un joven a punto de empezar su último curso de secundaria rodeado de su sofisticado grupo de amigos. Son los últimos días del verano. La llegada de un nuevo alumno carismático y brillante rompe la rutina, sobre todo cuando su aparición coincide con la de un asesino en serie que amenaza a los adolescentes de la ciudad.
«El Arrastrero (...) llevaba merodeando el Valle de San Fernando desde finales de la primavera de 1980, hizo más patente su presencia en el verano de 1981 y, de algún modo, estuvo aterradoramente ligado a nosotros. Aquella noche en la que empecé a tomar notas rompió contra mí una ola de estrés tan tremebunda que gemí de auténtico terror ante los recuerdos y me vine abajo entre arcadas por culpa del tequila que había estado trasegando. El Xanax que guardaba en la mesilla de noche no me ayudó: me tragué tres y supe que no iban a hacerme nada con la suficiente rapidez.»
Bret Easton Ellis sabe muy bien que los ochenta son años poderosos en lo literario. Sitúa allí una trama y todo el mundo se ubicará rápido: yuppies, Wayfarers y pintalabios rojos, hippies, mucho dinero, mucha neurosis, drogas, envidia. Los destrozos contiene todo eso, y más: profundidad, rapidez, euforia y sensibilidad. Al acabar la presentación del libro en Nueva York, el público —la mayoría todavía no había nacido cuando se publicó American Psycho— se preguntaba excitado dónde sería la fiesta posterior. Ellis se fue derechito a dormir a su hotel.