La transformación urbanística del río Manzanares esconde una playa perdida y un barco gigante que en realidad era una isla
- El río Manzanares acogió durante siglos a los madrileños en su ribera. ¿Sabías que hubo una playa y una isla en Madrid?
- Adela Úcar nos desvela este misterio en el programa de TVE Reduce tu huella | Disponible en RTVE Play
Madrid sigue envuelta en un velo de enigmas que aguardan ser desentrañados. La asombrosa metamorfosis urbanística que ha envuelto a la capital en los últimos años ha sepultado tras de sí innumerables relatos. El río Manzanares ha desempeñado un papel central en la evolución arquitectónica de la urbe madrileña. En el programa de TVE, Reduce tu huella, desvelan los secretos que han marcado esta transformación.
Madrid tuvo islas y playa
La Isla de Madrid, una exquisita y privada piscina en forma de navío, se erigía majestuosamente en las aguas del río Manzanares. Este emblemático edificio flotante albergaba una de las piscinas más exclusivas de todo el territorio español.
El visionario Luis Gutiérrez lideró este audaz proyecto, que solo concedía acceso a unos pocos privilegiados. Sin embargo, por la necesidad de crear espacios para las clases sociales, el arquitecto estatal Bernabéu Muñoz Monasterio asumió la tarea de diseñar y construir La Playa del Manzanares: la primera playa artificial en España, cuya creación involucró la construcción de un embalse en el río. Aunque ambas maravillas fueron lamentablemente destruidas durante la Guerra Civil, La Playa de Madrid fue restaurada en 1947, dispuesta a acoger nuevamente a las masas y convertirse en un símbolo de diversión y recreación para todos.
La Playa del río Manzanares y sus bañistas. Posteriormente conocida como el Charco del Obrero. RTVE
La exclusiva Isla de Madrid
A principios de los años 30 estaba de moda en toda Europa ir a La Isla de Madrid. Uno de los clubs sociales más prestigiosos que había en la capital. Se trataba de un barco gigante varado en la mitad del Manzanares y con dos pasarelas para que la gente pudiese pasearse como si fuera un lujoso crucero. Fue el primer club social de la capital y la primera piscina en la que se podían bañar los muchachos y las muchachas juntos.
Es importante indicar que había tres piscinas repletas de agua del propio Manzanares: la de proa, popa y centro. La de centro ha sido la primera piscina cubierta que hubo en Madrid. Se trataba de un impresionante buque lleno de lujos como un salón de baile, un restaurante y un gimnasio. La sociedad más selecta de la época era la única que podía acceder a la piscina cubierta de La Isla. Por desgracia, quedó medio destrozada en la guerra. A pesar de que fue reconstruida, el complejo quedó devastado definitivamente en unas inundaciones a finales de los años cuarenta.
Una lujosa infraestructura hecha a medida para los clientes. RTVE
El charco del obrero
La Isla desapareció, pero La Playa de Madrid sobrevivió. A pesar de que en tiempos posteriores fueron apareciendo otras piscinas de menor valor arquitectónico, La Playa de Madrid venció el paso del tiempo y acabó por convertirse en el charco del obrero. La primera playa artificial de España abarcaba 22 hectáreas donde confluía el Manzanares y el arroyo del Fresno. Se trataba de un embalse que acumulaba agua para que la gente pudiera bañarse. Al igual que La Isla, el charco de Madrid quedó muy afectada en la guerra.
En 1954 se hizo un nuevo plan para volver a canalizar el Manzanares. Esto se debe a que, a partir de la segunda mitad del siglo XX, Madrid se convirtió en un destino migratorio del país. Al duplicarse la población a un ritmo alto, se necesitaba construir más infraestructuras y destruir entornos naturales. Mientras la ciudad crecía, su río se ahogaba. De este modo, La Playa quedó totalmente asfaltada por las nuevas construcciones. Esta enfermedad del río Manzanares no paró hasta que un proyecto urbanístico propuso soterrar la M-30 y devolver la vida al río.
Soterrar la M-30
Durante muchos años el río Manzanares ha permanecido atrapado entre el tráfico y el asfalto. Según el arquitecto a cargo de la remodelación de Madrid Río, Fernando Porras-Isla, “el río Manzanares estaba totalmente cubierto por el asfalto”. Por tanto, no estaba visible para la población, era todo carretera.
Con el replanteamiento de la ciudad, el Manzanares se ha convertido en un foco de vida que articula y conecta la ciudad. RTVE
No fue hasta la canalización de los años 50 cuando se supo de la existencia de la afluencia del río Manzanares. En los años 70 se construyó la famosa M-30 y se aprovechó el espacio que había en el río para hacer dos autopistas. Cuando el proyecto Madrid Río nace, el equipo encargado decide soterrar la M-30 y destapar lo que ya había antes.
La Playa Urbana de Madrid Río
Fernando Porras-Isla recalca que “había equipos seleccionados de primera línea, pero no conocían la ciudad tan bien como nosotros”. En el año 2003 la titularidad de la M-30 pasa a ser Municipal. Durante este año se elaboran los programas para el soterramiento de esta gran vía. La base del proyecto era traer la naturaleza a la ciudad y para ello se abrieron nueve presas. Poco a poco se fueron realizando obras sin parar el agua ni el tráfico de la M-30. Había hasta 3000 personas trabajando a diario durante 3 años.
Se utilizaron las dos tuneladoras más grandes que había en el mundo hasta el momento. Fueron específicamente diseñadas para la obra y por ese motivo fueron tan especiales. Les pusieron Dulcinea y Tizona, nombres que provienen de la amada ideal de Don Quijote de la Mancha y de la espada del Cid Campeador. La Playa Urbana de Madrid Río está situada en el parque de Arganzuela uno de los pulmones verdes de Madrid.
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