Cómo limpiar bien el pescado plano en cinco sencillos pasos
- Los expertos recomiendan consumir pescado al menos 2 o 3 veces por semana, pues es muy beneficioso para la salud
- Lo que no sabías del pescado en conserva y por qué debes consumirlo
Limpiar pescado es un arte, y nada nos arruina una comida como encontrarnos espinas indeseadas que pueden terminar con una desafortunada visita a urgencias. Pero los filetes limpios de pescado son fáciles de obtener si sabes cómo hacerlo, y pocos alimentos son más saludables que estos preparados a la plancha o al horno. La carne del pescado es suave y deliciosa, rica en proteínas, baja en grasas (en el caso de los pescados blancos) y muy sana, rápida y sencilla de preparar.
Gallo, lenguado, merluza, salmón, dorada, lubina... los sabores son infinitamente variados, y todos ellos son alimentos claves en la dieta Mediterránea: los expertos recomiendan consumir pescado un mínimo de 2 o 3 veces por semana, pues tiene muchos beneficios para la salud. Ingerir pescado regularmente puede ayudarnos a prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, y ayudarnos a combatir afecciones como la osteoporosis o la anemia por su rico contenido en calcio, hierro y vitaminas.
Es importante, antes de comenzar, enjuagar el pescado con agua bien fría en el fregadero o en un escurridor y frotando bien con ambas manos, para eliminar la mucosidad y los restos de suciedad que puedan encontrarse adheridos a la superficie del pescado. Podemos utilizar cualquier tipo de cuchillo, aunque el ideal es uno que tenga la hoja grande y un poquito flexible. Aunque no es obligatorio, si el pescado tiene grandes aletas dorsales o una gran cola, puedes cortarlas antes de comenzar para facilitarte el trabajo.
1. Descamar y sacar las tripas del pescado
En los pescados planos como el gallo, las vísceras se encuentran detrás de la cabeza, así que sólo es necesario hacer una incisión con el cuchillo bajo la cabeza del pescado para sacar de golpe todas las tripas.
En otros tipos de pescado, primero tendríamos que descamarlo sujetando firmemente por la cola y raspando las escamas con el cuchillo, desde la cola hacia la cabeza. Después, para extraerle las tripas, haríamos una incisión vertical en el vientre (no muy profunda, entre 2 y 5 cm como mucho) y con el cuchillo empujaríamos hacia arriba y hacia abajo para abrirlo y retirar las tripas con mucho cuidado de no dañarlas. En este caso, podemos enjuagar el pescado para retirar los restos de escamas y de tripas.
2. Cortar la cabeza
Con el cuchillo bien afilado y de un golpe seco o con una incisión recta, retirar la cabeza del pescado.
3. Retirar la piel
Aprovechando el corte que hemos realizado para retirar la cabeza, despegamos un poco la piel para introducir el dedo. Siguiendo la línea dorsal del pescado, vamos levantando con el dedo la piel hacia abajo (desde la cabeza hasta la espina).
Cuando hayamos despegado un poco la piel, ya podremos seguir despegándola al completo, ahora haciendo presión en dirección a la espina central que atraviesa el pescado, desde el dorso hacia el centro.
5. Filetear
Para ello, realizamos primero una incisión vertical en la zona central del pescado (justo por encima de la espina central). A continuación, para filetear, introducimos el cuchillo por esa incisión pero con una inclinación de 45º.
Nos pegamos todo lo posible a las espinas, utilizando la central de guía, para maximizar la superficie del filete. Si el corte es limpio, no debería pegarse ninguna espina, aunque debemos tener cuidado de retirar las espinas que hayan quedado en el caso de haberlas.
Y listo. Ahora, a prepararlo, quizás inspirándote en nuestras recetas de pescado: una buena fritura de pescaíto a la andaluza o este bacalao gratinado con muselina de alioli, que te hará sentir como un chef.