Así fue el encuentro entre Los del Río y Juan Pablo II
- Los del río participaron en el concierto de Navidad de la Ciudad del Vaticano
- Los del Río siguen al pie del cañón tras sesenta años de carrera
Es imposible que no hayas escuchado alguna vez hablar de Los del Río, y si no es sobre ellos, habrás escuchado hablar sobre sus canciones. Nadie en este mundo es ajeno a sus éxitos, Sevilla tiene un color especial, que en realidad es de uno de Los Morancos Dentro de mi guitarra y Baila, baila, son solo algunas de sus canciones más sonadas. Pero por encima de todas está Macarena, la canción que les llevó a cantar en la Superbowl y a conocer a Juan Pablo II en el mismo año.
De orígenes humildes
Los del Río son un grupo musical humilde de pop flamenco que surgió en 1962 en un pueblo llamado Dos Hermanas, en Sevilla. Su historia es la de dos niños que no soñaban con cantar, pero que descubrieron que gustaban al público. Sus amigos les animaron y su primera oportunidad surgió a los 14 años, después trabajaron sin descanso hasta conseguir el éxito con Sevilla tiene un color especial, una canción que compuso su amigo César Cadaval y que les llevó a recibir grandes elogios. Fueron años dulces para sus carreras, pero si algo les cambió la vida fue Macarena, la canción que Antonio compuso inspirada en una bailarina y que sonó en todos los rincones del mundo gracias a una versión con los Bayside Boys. En esa nueva versión se fusionaban el español y el inglés para dar forma a una nueva versión que daría la vuelta al mundo.
Nadie se salvó de cantarla y bailarla, presidentes o príncipes como Clinton o Alberto de Mónaco están entre los rostros conocidos que hemos visto bailando la famosa coreografía de Macarena. Tuvo tanto éxito que incluso se coló entre las paredes de El Vaticano. No sabemos si el Papa Juan Pablo II se atrevería a bailar la canción en la intimidad de su habitación, pero desde luego no dudó en llamar al grupo sevillano para que participasen en su concierto de Navidad de 1996.
Hicieron bailar a Juan Pablo II
Para ellos fue toda una experiencia, acudieron junto a sus esposas y, aunque no estaba previsto que cantasen en la primera recepción con Su Santidad, Antonio cuenta que no pudo resistirse e improvisó una pequeña canción haciendo referencia al Papa y a su famoso balcón. Un atrevimiento que no supuso finalmente ningún problema, pues Juan Pablo II lo tomó como una muestra de afecto y respeto.
Fue la llamada más importante de su carrera y también de las que más disfrutaron, al igual que el Papa, que acabó bailando al escucharlos cantar en el concierto. Nos lo cuenta Rappel, que estaba presente en aquel momento, y tiene claro que aquellos movimientos del Papa no dejaba lugar a dudas: "Movía los dedos de las manos y los pies de un lado a otro". Quizás para otras personas eso no podría ser calificado de baile, pero para Rappel eso era incuestionable: “Para ser Su Santidad está bailando”. Y es verdad que si tenemos en cuenta el rígido protocolo que deben seguir en El Vaticano, Los del Río podrían considerarlo como un triunfo.