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¿Es bueno dormir la siesta? Historia, pros y contras de esta costumbre española

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¿Por qué nos da sueño justo después de comer?
¿Por qué nos da sueño justo después de comer?

La siesta es una tradición con nombre español que, en realidad, se da en muchos países mediterráneos, asiáticos o americanos. En general, en cualquier país donde haga calor al mediodía. Es una vieja conocida que, pese a estar bien establecida entre las costumbres y poder augurarle todavía una vida muy larga, no deja de ser motivo de controversia. Unos dicen que interfiere con los ritmos productivos, da insomnio y engorda; otros, que es el descanso merecido de nuestro organismo y nos convierte en mejores trabajadores y mejores personas.

Entre mitos y alabanzas, defensores y detractores, amantes y personas que la odian, la siesta se alza como un gran debate lleno de preguntas: cuándo es recomendable hacerla, cuánto tiempo debemos dormir y si deberíamos o no integrarla como parte de nuestra rutina son cuestiones sobre las que el debate está abierto. Así que hablemos de la siesta. Seas de los que la duermen religiosamente todos los días o de los que son incapaces de 'echar una cabezada' después de comer, seguro que descubres algo sobre ella que no conocías.

La siesta, musa del arte y la filosofía

Quizá alguna vez te hayas despertado de la siesta con una excelente idea para ese cuadro que estás pintando o ese cuento que estás escribiendo, aunque ahora mismo no nos referimos a eso: la siesta ha sido un objeto sobre el que artistas, filósofos, novelistas y poetas han volcado su genio. Las mejores mentes han pensado sobre ella y la han integrado como hábito o como parte de su obra.

O, en el caso de Marcel Proust, ambas cosas. Bien conocida es su afición a dormir durante el día gracias a En busca del tiempo perdido, esa gran novela que el escritor francés esculpió a partir del material de su propia vida, y donde con naturalidad decía: "Debo de haber prolongado más de la cuenta esa siesta que me echo todas las tardes al volver de mi paseo..."

La siesta puede ser accidente o militancia: Thierry Pacquot escribe en El arte de la siesta que la decisión de dormir o no implica mucho más de lo que podemos pensar al primer vistazo. Para este filósofo francés, la siesta es una “reapropiación, por parte de uno mismo, de su propio tiempo. Es emancipadora, se revela como un tiempo verdaderamente libre que no pertenece más que al sesteador. La siesta es un acto de resistencia, una toma de posición, una política”.

'La sieste' de Vincent Van Gogh retrató a dos amantes durmiendo a medio día

'La sieste' de Vincent Van Gogh retrató a dos personas durmiendo a medio día RTVE

¿Alguna vez te has quedado embelesado mirando este cuadro de Van Gogh? Su nombre es "La sieste", también conocido como "La Méridienne", y lo que contemplamos son dos campesinos durmiéndola a mediodía. También conocido como "La siesta después de Millet", se inspira en el cuadro de este otro artista, "Descanso al mediodía", que retrató a estos dos trabajadores descansando en mitad de su jornada.

Estas imágenes son tan nítidas y familiares como las que retrató el poeta argentino Oliverio Girondo en su obra "Siesta", un poema incluído en la colección Calcomanías (1925). Girondo fue un vanguardista de amigo de los mejores de nuestras letras: Federico García Lorca, Salvador Dalí, Rafael Alberti o Ramón Gómez de la Serna. Y estas son las palabras que le dedicó a nuestra soñolienta amiga:

Un zumbido de moscas anestesia la aldea. El sol unta con fósforo el frente de las casas, y en el cauce reseco de las calles que sueñandeambula un blanco espectro vestido de caballo.

Penden de los balcones racimos de glicinasque agravan el aliento sepulcral de los patiosal insinuar la duda de que acaso estén muertoslos niños y los hombres que duermen en el suelo.

La bondad soñilienta que trasudan las cosasse expresa en las pupilas de un burro que trabajay en las ubres de madre de las cabras que pasancon un son de cencerros, al diluirse en la tarde, no se sabe si aún suena o ya es sólo un recuerdo…¡Es tan real el paisaje que parece fingido!

Andalucía, 1923

Dalí, por cierto, tenía un sistema de "siestas hipnopedagógicas", microsiestas que parecen tener una gran eficacia para que el pensamiento fluya mejor y se encienda la chispa de la creatividad.

Los orígenes de la siesta

El término “siesta” viene del latín y nos remite a la división que los antiguos romanos hacían del día. Tenían, en total, doce horas: la “hora prima” era el amanecer. La “duodécima”, la puesta de sol. Y la "hora sexta", el mediodía. De esa "sexta", vino “siesta”, que antiguamente significaba "el tiempo que transcurre entre el mediodía y las dos de la tarde". Y "sestear" era "reposar a la sombra en la hora sexta". Un significado muy parecido al que tiene hoy en día nuestra palabra, que se ha hecho popular en todo el mundo y se utiliza para designar el acto de dormir durante el día.

¿Por qué nos da sueño justo después de comer?

Por mucho que la hayamos integrado como parte de una cultura, una política o hasta un poema, la explicación para ese impulso de dormir la siesta que nos embarga tras una copiosa comida la tiene la ciencia: después de comer, nuestro cuerpo está dedicado al duro trabajo de la digestión, y por eso nos llega menos oxígeno a nuestro cerebro, y estamos somnolientos.

¿Son buenas las siestas?

Si queremos ser rigurosos, lo cierto es que hay pros y contras. Las siestas prolongadas pueden provocar insomnio nocturno o "inercia del sueño", que es esa sensación de no haberte despertado del todo, y estar pesado y de mal humor. Un estudio de investigadores de la Universidad de Murcia reveló que las siestas largas pueden ser perjudiciales para nuestra salud: una siesta de más de 30 minutos está asociada con mayor riesgo de obesidad, síndrome metabólico y tensión arterial alta. Pero todo lo contrario sucede con las cortas: parece que las siestas cortas, de unos diez a veinte minutos, pueden ser positivas para nuestro humor, relajación, memoria, estado de alerta y procesos cognitivos.

También hay estudios que apuntan a que una hora de siesta mejora el aprendizaje. Y a que influye el lugar en el que la dormimos, mucho mejor en el sofá que en la cama. Así que ¡viva la siesta! Pero cuidado con las que se miden por horas. Que eso es, como diría Gila, “mucho sueño para un adulto”.