ETA en el cine español: de 'Yoyes' a 'Maixabel'
- RTVE Play cuenta entre su catálogo con Todos estamos invitados o Lejos del Mar
- Descubre en el programa Crónicas, la serie sobre el nacimiento de ETA
La lista de películas sobre lo ocurrido en España durante décadas de terrorismo de ETA y sobre sus consecuencias políticas y sociales aún es demasiado pequeña. Durante mucho tiempo, reconstruir en la gran pantalla cualquier aspecto sobre ello significaba ponerse en el punto de mira, meter el dedo en la llaga sobre uno de los aspectos más oscuros para este país desde la Guerra Civil.
Cuando aún quedan heridas abiertas, hablar del diálogo y del perdón es un ejercicio complejo y doloroso, pero también tiene un poder sanador. Es lo que ocurrió en 2021 con Maixabel, la película dirigida por Icíar Bollaín, disponible en el catálogo de RTVE Play. La cinta recupera la historia real de Maixabel Lasa, viuda del político Juan María Jaúregui, asesinado por ETA, la primera víctima de la banda terrorista que se sentó a hablar con los asesinos de su marido. Un trabajo con el que Bollaín ampliaba el campo de visión que el cine español había establecido casi siempre entre víctimas y verdugos. Pero antes de la llegada de Maixabel, el cine español contó con otros títulos que abordaron el tema, incluso cuando la banda aún mataba.
Primeros retratos de ETA en el cine español: Imanol Uribe
Uno de los cineastas que más se ha interesado por abordar la realidad vasca y el terrorismo de ETA ha sido Imano Uribe. Suya es Operación Ogro, de 1979, la primera película del cine español que ponía el foco sobre la banda terrorista. Una producción italoespañola, dirigida por Gillo Pontecervo, que narraba el atentado que ETA llevó a cabo el 20 de diciembre de 1973, en el que murió Luis Carrero Blanco, designado presidente del Gobierno por Franco unos meses antes. Aquel mismo año, Imanol Uribe, el director que más películas y esfuerzos ha dedicado a retratar la estela del fenómeno terrorista, estrenaba El proceso de Burgos, una película en clave documental que recogía los testimonios de los 16 etarras que fueron condenados a nueve penas de muerte y a más de 500 años de cárcel en un consejo militar en 1970.
También de Uribe son la cinta Fuga de Segovia (1981), que reconstruía las peripecias que llevaron a cabo varios presos, militantes de ETA, durante una fuga de la cárcel en 1976 y Días contados (1994), un thriller pasional en el que el protagonista (Carmelo Gómez) es un etarra. La cinta cuenta con uno de los repartos más brillantes del celuloide patrio -Javier Bardem, Carmelo Gómez, Karra Elejalde o Candela Peña, entre otros- fue nominado en 19 categorías, de las cuales se hizo con ocho.
La primera redención
En 2015, Uribe estrenaba la película Lejos del Mar, también disponible en el catálogo de RTVE Play. Considerada el cierre de la trilogía que comenzó con La muerte de Mikel, en esta cinta cuenta la historia de redención de un etarra. Santi sale de la cárcel y viaja al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda que está enfermo, pero la casualidad hace que tropiece con Marina, la médico que atiende a su amigo. Entremezclando el drama y la intriga, la cinta avanza gracias a las dos grandes interpretaciones de Eduard Fernández y Elena Anaya y tuvo una buen acogida.
Se amplía la mirada: Yoyes, año 2000
A partir de los 2000, muchas de ellas comienzan a trascender el círculo puramente terrorista y amplían su mirada a Euskadi y a la identidad vasca. Entre ellas destacan, El viaje de Arián (2001), de Eduard Boch, La voz de su amo (2001), de Emilio Martínez Lázaro, o La soledad (2007) y Un tiro en la cabeza (2008), de Jaime Rosales.
Una de las más destacadas de aquella época es Yoyes (2000), de Helena Taberna, que puede situarse en un extremo de la historia. En ella se cuentan los últimos días de vida de la histórica dirigente Dolores González Catarain, -a la que da vida en la película Ana Torrent-, asesinada por la propia banda cuando decidió abandonar la lucha armada y reinsertarse en la sociedad.
En el lado opuesto pueden situarse Lobo (2004), de Miguel Courtois, inspirada en un confidente de la policía que se infiltró en las filas de ETA y se ganó la confianza de algunos de sus principales dirigentes, propiciaste el desmantelamiento de buena parte de las estructuras de la banda terrorista.
También encaja en este otro lado de la balanza Todos estamos invitados (2008), también disponible en RTVE Play, en la que Manuel Gutiérrez Aragón se atrevió a retratar el miedo de los amenazados en el País Vasco. Por aquel entonces, ETA aún mataba. Aquel mismo año, la banda acabó con la vida de cuatro personas. En Todos estamos invitados, José Coronado interpreta a un profesor de universidad, amenazado por el entorno terrorista por decir en voz alta lo que piensa. Una síntesis de un sinfín de caras públicas que acabaron perdiendo la vida en atentados, ejecuciones y que vivieron bajo amenaza.
La película invita a compartir esa sensación angustiosa, inevitablemente paranoica e inhumana de una persona que es perseguida, observada y que en cualquier momento puede ser asesinada. En los últimos años, obras de ficción como Patria, adaptación a la pequeña pantalla del éxito de Fernando Aramburu; la serie La línea invisible o Fe de etarras (2017), en la que Borja Cobeaga abre un hueco al humor como tratamiento crítico contra la violencia, han ampliado la mirada sobre conflicto vasco.
Y entonces llego... Maixabel
En 2021, Maixabel, la película con la que Icíar Bollaín logró tres premios Goya, puso el foco en muchos de los aspectos abordados por Uribe y Taberna, pero avanzaba en el perdón, ahondando en las dificultades que atraviesa la sociedad vasca para asimilar uno de los periodos más violentos de su historia reciente. A través de la historia de Maixabel Lasa, la primera víctima de ETA que se sentó a hablar con los asesinos de su marido, el socialista Juan Mari Jauregi, Bollaín abordar el fenómeno del terrorismo en Euskadi desde una mirada diferente en el cine español. Una cinta que sirve para romper tabúes y silencios alrededor de una de las etapas más traumáticas de la democracia española y amplia el campo de visión entre víctimas y verdugos.
Un cambio de perspectiva que es consecuencia del paso del tiempo y, especialmente, de la disolución definitiva de ETA. “Ahora que no matan no es peligroso hablar de esto, pero antes hacer una película sobre esto era muy comprometido”, contaba Bollaín en Días de Cine.
Maixabel, se sumaba a la línea de esas películas que pone sobre la mesa un tema nunca antes abordado con tanta verdad: el del perdón y la recreación de los llamados encuentros restaurativos entre víctimas de ETA y terroristas arrepentidos de la llamada Vía Nanclares. Una cinta que comparte con sus antecesoras esa necesidad de analizar, imaginar o tratar de comprender las razones y los comportamientos de aquellos que, por decisión propia, por debilidad o por la presión del entorno, participaron en alguna actividad o mataron en nombre de ETA.