Mans, Teresa Helbig, Hannibal Laguna e Isabel Sanchís: cuatro formas de hacer costura
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Son buenos tiempos para la costura. Atrás queda la incertidumbre, el miedo. Madrid vive un momento efervescente, con los restaurantes llenos a dos turnos, los hoteles completos, los teatros a rebosar y fiestas se prolongan a lo largo de la semana, las públicas y las privadas. Los armarios están hambrientos de nuevas prendas, de vestidos fabulosos y trajes elegantes. Hay cierta locura por salir y dejarse ver, por fotografiarse y dejar que te fotografíen, por salir.
La costura ha cambiado muchísimo en estos años, sobre todo porque las chicas jóvenes entran cada vez antes en ese selecto universo. Una puesta de largo, una pedida de mano, un evento familiar, una boda o un bautizo, un cumpleaños, un 'porque sí', son muchas las ocasiones en las que, unas clientas privilegiadas, recurren a un taller para encargar un vestido hecho a medida. ¿Hay tendencias en costura? ¿Qué se lleva? En los desfiles que se celebran estos días, vemos de todo. Sí es cierto que hay ciertas coincidencias: el negro es el tono que arrasa, los plisados son el elemento que entra con fuerza, los brillos vuelven a escena y se aprecia cierto cariño por la década de los 60.
Tras las propuestas de Pedro del Hierro, Claro Couture y Jorge Vázquez, llegan las de Teresa Helbig, Isabel Sanchís y Hannibal Laguna, tres agujas diferentes que visten a mujeres muy distintas. A ellos tres se suma ahora Mans, la firma de Jaime Álvarez. Todos se enfrentan a la costura (mirando a la alta costura) sin miedo, todos saben cómo domar a esa bestia que lo devora todo para luego dar de comer a los millones de clientes que tiene por todo el mundo, ávidos de cosas nuevas día tras día. Son insaciables y ella lo sabe.
Jaime Álvarez, de Mans
Había mucha expectación para ver cómo se manejaba Jaime Álvarez en la costura femenina. Cuando supimos que presentaría sus diseños para mujer en la pasarela, imaginamos que serían cuatro o cinco looks encajados entre sus propuestas para hombre. Pero no. Se ha esmerado en el diseño, patronaje, confección y acabados. Hay un vestido escotado que deja los hombros al aire, con la cintura marcada y la cadera envuelta en el volumen contenido que marca un polisón. Lleva abertura trasera en la falda, de la que sale una cola en raso de seda. Lo vemos en dos versiones, una en negro con textura y otra en negro cubierto de un tul decorado con cristales que forman flores de cuatro pétalos. "Son las formas de Balenciaga, que siempre tengo muy presente", dice. La parte de mujer es una prolongación de la de hombre, siempre enmarcada en ese nuevo tailoring por el que se le conoce.
Palito Dominguín abre el desfile con un sastre impecable, y detrás va un batallón de modelos con todo tipo de prendas. El color llama poderosamente la atención, sobre todo por los tonos vitamina que aportan luz y un toque divertido a la propuesta. Irresistibles son las combinaciones de camisa, pantalón y chaqueta tintados en rojo, fucsia y rosa palo. De los 90 llevan aires evocadores a aquel minimalismo que ensalzaron Narciso Rodríguez, Calvin Klein o Helmut Lang y que, ahora, se adueñan de vestidos que parece que no tienen nada y lo tienen todo.
En las chaquetas de hombre crecen las solapas y las hombreras, y destacan las que no llevan solapas que se combinan con camisas de cuello alto. Pero no faltan sus negros y sus blancos, a veces en total look y otras veces mezclados. Vemos un vestido túnica en blanco luminoso (otro en arena suave) que lleva un plisado soleil que esconde muchas horas de trabajo. Este tipo de plisado se repite en otras prendas, y a veces en los adornos que surgen del interior de una chaqueta buscando protagonismo en el exterior. O en las camisas, reinterpretaciones de los patrones clásicos que llevan el sello de la casa. Algunas beben de las clásicas blusas de mujer, otras van cargadas de un barniz historicista.
La noche, para ellos, se viste con esmóquines muy trabajados. Para ellas, dos elegantes vestidos: uno entero cubierto de lentejuelas plateadas y otros, 'el cuervo', va decorado con lentejuelas negras con forma de flecha. Para cerrar, una novia. Pero no una novia cualquiera. "He hecho un vestido mini, muy años 60, de aire Courrèges, y lo acompaño con un velo de 5 metros y un ramo de flores", dice orgulloso del trabajo realizado. "Era normal, muchos clientes venían con sus parejas o amigas y ellas me pedían vestirse de Mans".
Teresa Helbig
Es una de las grandes creadoras de la moda, y una de las impulsoras del prêt-à-couture en España. Algunos de sus vestidos son obras de arte y otros parecen piezas de orfebrería. Helbig, de espíritu rebelde, es capaz de domar cualquier material y luego aplicarlo, entrelazarlo o bordarlo a los tejidos. El resultado siempre es sorprendente, sobre todo de cerca: cuando ves de cerca el gran trabajo se hace en el taller de Barcelona.
La nueva colección conecta París con Texas, dos polos opuestos estéticamente, pero unidos por la vitalidad y su poder dinamizador. Ese contraste se traslada a esta propuesta. Vemos sus icónicos vestidos, cortos y largos, que llevan patrones jóvenes y tejidos nobles. Enmarcados en París, vemos vestidos hechos en tules de seda, encajes Valenciennes, bordados preciosistas... Su amor por los años 60 sigue intacto, como el primer día, pero no evita referencias a los años 20 y 30, con vestidos de ensueño, vaporosos, decorados con motivos arty. Piezas que contarían con el beneplácito de Jean Patou, Paul Poiret, Brendan Newman o Letty Lynton.
Helbig ha trabajado mucho los 'nervios' de las prendas, todo hecho a mano, con minuciosidad, preciosismo y pasión. Los guiños a Texas se aprecian en las prendas en piel desgastada, con patrones fabulosos y, en algunos casos, pintadas a mano con sutiles flores. "Ella sale de París muy naíf, pero luego en Texas termina más canalla, con el vestido manchado de barro". En sus palabras, y en sus tejidos, hay mucha poesía. En sus patrones y en su confección, mucha arquitectura.
Hannibal Laguna
35 años avalan al modista, uno de los pesos pesados de la costura. Creció bebiendo de los maestros y ahora se puede medir con ellos. Su taller es un laboratorio de ideas, en el que los tejidos entran de una manera y salen de otra. Su aguja es inquieta, ávida de nuevas formas de trabajar. Sus manos, acertadas siempre, buscan la perfección. Y lo consigue. Sus vestidos asombran en la pasarela, son como esculturas que se integran en el cuerpo de la mujer, empoderándola. En esta colección conviven patrones muy estructurados con siluetas más fluidas, un bello contraste que resulta atractivo visualmente.
Llaman la atención los lazos, que se agrandan sin rubor para decorar todos tipo de vestidos, lisos o de paillettes. "La inspiración fue el famoso cuatro de la Duquesa de Alba que pintó Goya. Ese lazo rojo que ella lleva en la cabeza fue el que me animó a hacer lazos, porque no suelo hacerlos".
Otra de las novedades es el uso de los estampados geométricos: rombos arlequinados, polígonos con forma de estrella y círculos que simbolizan lo eterno. Formas que conectan la prehistoria (y la infancia) con el futuro (la juventud). Los volúmenes llaman poderosamente la atención y también las mezclas de color, potentes y efectivas. Drapeados y tablones decoran vestidos en tonos neón, que se cruzan en la pasarela con otros en violeta, cuajados de lentejuelas con brillo, y plata.
Isabel Sanchís
Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del 'color', como ha quedado claro en el desfile de Isabel Sanchís. Su propuesta, destinada a la fiesta y la alfombra roja, destaca por sus acabados, el buen gusto a la hora de elegir tejidos y la osadía del corte. Vemos una sucesión de vestidos negros, fabulosos, que llevan coquetos detalles de metal dorado. Las asimetrías marcan las prendas, y también las ventanas, generosas, que dejan ver la piel. Menos potentes son los vestidos en tonos flúor, como los naranjas quemados.
Las plumas recorren toda la colección, en distintas versiones: pintadas a mano, cosidas con acierto, sueltas... El raso líquido, otro de los hits de la casa, sirve para esculpir prendas que se retuercen con genio alrededor del cuerpo. Isabel Sanchís y Paula, su hija, son las maestras de la costura que están detrás de la firma. Dos mujeres luchadoras que en poco tiempo se han situado en el pódium de la costura. En la edición anterior, la de febrero de 2023, ganaron el premio a la mejor colección. Fue muy merecido.