'La hija', dónde se rodó el thriller más potente de Javier Gutiérrez que puedes ver en RTVE Play
- Patricia López Arnaiz coprotagoniza esta historia sobre el deseo de una paternidad sin límites
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En las películas de Manuel Martín Cuenca la psicología de sus personajes guarda una estrecha relación con la ambientación que les rodea. Es lo que ocurre con La hija, el absorbente thriller en la que Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz se aíslan del mundo, en mitad de los impresionantes paisajes de la sierra de Jaén. El actor se mete en la piel de un educador social que decide hacer un “pacto de cristal” con una adolescente del centro de menores en el que trabaja. Ella está embarazada, pero no desea ser madre y él y su mujer llevan años intentándolo. La idea que le plantea es que cuando ella de a luz, esta les entregará al bebé a él y a su mujer (López Arnaiz), a cambio ellos le aseguran un sustento y la sacarán del centro en el que se encuentra interna.
Perversa "gestación subrogada"
Martín Cuenta plantea en La hija una perversa gestación subrogada que obliga a los protagonistas a aislarse de todo, en mitad de la montaña, en una especie de secuestro consentido. “Es una pareja que tiene muchísimas ganas de tener un hijo, es lo último a lo que se agarran, posiblemente, antes de separarse y están dispuestos a todo. Si uno hace una lectura profunda, es cierto que lo que hacen es muy bestia, pero es que ellos creen que ese plan puede llegar a buen término”, explica Gutiérrez. La reflexión sobre los límites del bien y el mal y la justificación de esa lucha por una maternidad a toda costa dan a este thriller tintes de drama social, mientras lanza al espectador esa pregunta de tan rabiosa actualidad.
¿Dónde se grabaron las escenas de La hija?
El inmenso paisaje natural de Jaén se convierte en un protagonista más de la película y su presencia es fundamental para entender la psique y el estado emocional de los personajes. Para el rodaje, Martín Cuenca se trasladó hasta los términos municipales de Cazorla y Pozo Alcón, en pleno Parque natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, todo en la provincia de Jaén. El tramo central, donde se grabó la acción principal de la película, está restringido al tráfico rodado, pero es accesible para senderistas y ciclistas y, de hecho, se puede transitar y descubrir a pie gracias a la ruta del Guadalentín.
Vetusta Morla compone la banda sonora
La hija (2021), que cuenta con la excepcional banda sonora compuesta por Vetusta Morla, es un viaje inmersivo, lleno de zozobras emocionales y escenas angustiosas que establecen una conexión mimética con el entorno agreste y salvaje de la sierra jienense donde fue rodada. “El paisaje es otro de los protagonistas, ayuda a crear esa desazón, la sensación de peligro y la atmosfera opresiva que buscaba Martín Cuenca”, comenta Gutiérrez. El duelo, los miedos, el dolor y la rabia de los personajes crecen paralelos a los cambios de estación. De la primavera al invierno, cada vez más aislados, todo comienza a helar sus almas, comiéndose la carne y dejando a la vista el hueso y el instinto más salvaje.
Actuaciones con una altísima carga emocional
Para López Arnaiz el aislamiento físico es en realidad un reflejo del estado al que han llegado los protagonistas, Adela y Javier. Una consecuencia de las cargas emocionales que ambos arrastran. “Hay partes de esta historia que se han quedado fuera. Esta mujer viene de haber sido despreciada por las instituciones. La han llegado a decir que no está habilitada para ser madre”. Un dolor que se ve y se siente, pero que no se dice, ejemplo de ese minimalismo narrativo que tan bien maneja el director almeriense.
Una sorprendente actriz revelación
El cineasta nos habla del vacío y la pena que viene engendrando el personaje de Arnaiz a través de los miedos que expone. “Yo si ella no está segura, no quiero seguir adelante”, dice el personaje de Adela en un momento de la película, aludiendo a Irene, la adolescente a la que da vida la deslumbrante debutante Irene Virgüez Filippidis. “Ella se está jugando mucho emocionalmente. Trabajé eso, quebrarme en escenas en las que me rompía por dentro”.
Secuencias que después no se han usado en la película, pero que sirvieron a los actores para arrancar la acción con la carga emocional en el estado más alto. Ese es el desgarrador talento de Martín Cuenca, una brillantez que tanto Arnaiz como Gutiérrez explotan al máximo en este sobrecogedor thriller de atmosferas salvajes que mantiene un clímax constante de tensión con las herramientas más esenciales y precisas.