Diana Navarro: "La copla es algo que se queda para siempre o te horroriza"
- La artista estrena su nuevo disco, De la Piquer a la Navarro
- El 17 de octubre actúa en el Teatro Nuevo Alcalá con su nuevo espectáculo
Como buena alumna de Concha Piquer, Diana Navarro ha llegado a Mañana más vendiendo su nuevo disco de una tajada. De la Piquer a la Navarro, coplas del siglo XX en el siglo XXI, así se titula su nuevo álbum, un trabajo conceptual en el que suena desde la armonía del piano a las manos de Julia Watt con el acordeón de David Pérez, hasta las castañuelas de Diana y la transición a sus temas más especiales.
Pero Diana ya se había metido en el papel de la Piquer con su interpretación en un musical en honor a la artista y al gran Federico García Lorca, En Tierra Extraña. Después de 200 funciones en 60 ciudades, con más de 100.000 espectadores, continuó con su pasión por la copla creando este nuevo disco.
“La copla es algo que cuando te llega se queda para siempre o te horroriza. Es como la ópera o el flamenco. Son estilos tan profundos que te enloquecen, para bien o para mal”, confiesa.
La primera copla que cantó Diana fue Ojos verdes y reconoce que le “apasionó para siempre”. “Para mi la copla no es una moda, para mí es una manera de sentir y sigo ofreciéndola al público, pero desde mi sello. A mí me gusta ser Diana Navarro, ser ‘La Navarro’ y que eso se note. Pero Concha me ha enseñado muchísimo”, cuenta.
Confeccionando el personaje de la Piquer
La historia de cómo Diana fue conformando su personaje de Concha, viene de documentarse en lo emocional, de la mano de la propia familia Piquer. “Su hija Concha Márquez Piquer, me llamó cuando saqué Sola y me la cantó por teléfono. Entonces siempre tuvimos un contacto y ella tristemente, falleció meses antes de estrenarse la obra. Pero vino Ramiro Oliveros, su marido, vinieron sus hijas y entonces estuve en contacto con Concha Romero, la nieta de Concha Piquer, y me dijo el perfume que usaba, el carmín, y la familia me dio el beneplácito de la aprobación de la obra. Y ese ha sido uno de los mayores regalos que he tenido. Y estoy muy agradecida a la familia Piquer por todo”, explica la cantante.
Sobre la típica frase de “el baúl de la Piquer”, aclara que cuando la artista viajaba para temporadas muy largas, alquilaba casas y se llevaba hasta la vajilla. Además del extensísimo vestuario, instrumentos, partituras, llevaban también menaje del hogar para hacer un hogar en cada sitio donde iban. “Llevaba hasta la lencería de cama, la vajilla…Iban para temporadas muy largas y ella echaba muchísimo de menos su Valencia natal, entonces llevaba hasta la paellera, el arroz, todo”, explica Diana.
Concha Piquer, un icono de modernidad
Concha llegó desde Nueva York, recién triunfaba en Broadway, conduciendo su propio coche, cosa que enloquece al Madrid de la época y además, muy pronto empieza a dirigir su propia compañía, ganándose a veces muy mala fama de ser un poco terrible. Fama que, qué duda cabe, se ganaba a las mujeres cuando decían las cosas como había que decirlas, como las decía Concha Piquer.