'Plenilunio', curiosidades de la película que convirtó Palencia en un set de cine
- La ciudad palentina se llenó de cine con la adaptación de la novela de Antonio Muñoz Molina
- Dirigida por Imanol Uribe, con Juan Diego Botto, Fernando Fernán Gómez y Adriana Ozores
- Plenilunio (2000), ya disponible en RTVE Play
"Para Elvira, que tenía tantas ganas de leer este libro". Con aquella dedicatoria el escritor Antonio Muñoz Molina abría las primeras páginas de Plenilunio, una de sus novelas más celebradas. Aquellas palabras iban dirigidas a su mujer, Elvira Lindo, quien solo tres años, después de devorar aquel libro al que tenía tantas ganas, fue la encargada de trasladar la historia del libro al de un guion. Así es como, en el año 2000, bajo la batuta del cineasta vasco Imanol Uribe, llegó a los cines la adaptación de Plenilunio, protagonizada por Miguel Ángel Solá, Adriana Ozores, Juan Diego Botto y Fernando Fernán Gómez.
Candidata a cinco premios Goya, Uribe la adapta cambiando su ambientación de Úbeda (en el libro) a Palencia (en la pantalla). La historia mezcla dos relatos que se entrecruzan. Una historia de amor otoñal, por un lado, y los hechos de horror de un asesino de niñas, por otro. Todo gira en torno a un inspector de policía (Solá) que es destinado a una pequeña ciudad de provincias después de haber estado en Bilbao durante la época más cruenta del terrorismo etarra. Desgraciadamente, nada más llegar se encuentra con al asesinato de una niña de 9 años. Junto al forense de la localidad, debe investigar un crimen que se complicará cada vez más. Todo mientras comienza un romance con la maestra de la niña (Adriana Ozores). Aprovechando su llegada a la plataforma de RTVE Play, a continuación repasamos algunas curiosidades de la película:
Su relación con un clásico del cine español
Décima película en la trayectoria del director. Uribe llega a esta adaptación tras consolidarse como cineasta con Días contados y por Bwana, ambas ganadoras de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Sin embargo, venía de hace Extraños, una película bastante insólita, con una leve acogida en salas y que no cosechó buenas críticas por parte de la prensa. En este punto, es cuando el productor Enrique Cerezo le propone hacer un remake de El Cebo, una propuesta realmente compleja, teniendo en cuenta que esta se trata de una película considerada una obra maestra de nuestra cinematografía. Un punto de partida un tanto suicida para cualquier cineasta que acaba apartando a Uribe del proyecto. Sin embargo, algo queda de esa idea porque, como más tarde confesaría Uribe, hay algo de la esencia de ese filmen en la forma de presentar Plenilunio.
Elvira Lindo adaptó la película
Como apuntabamos, todo queda en familia. La mujer de Muñoz Molina, la escritora Elvira Lindo, es la encargada de adaptar la novela al guion. La idea, sin embargo, parte de Uribe que creyó que nadie mejor que ella, conocedora de la obra de Muñoz Molina, podría adaptar la novela. También era muy consciente de su experiencia previa. Ella ya había escrito por aquel entonces los guiones de La primera noche de mi vida, de Miguel Albadalejo y Manolito Gafotas, película basada en sus propios libros infantiles.
Muñoz Molina, escritor de cine y cameo
No era la primera novela de Muñoz Molina que se adaptaba al cine, de él ya se habían adaptado Beltenebros y Mi invierno en Lisboa. Muñoz Molina también estuvo muy presente en todo el proceso de adaptación de su novela. Tal fue su implicación que, incluso, llego a tener un cameo en la película, apareciendo como bedel del colegio en el que trabajaba haciendo de profesora la actriz Adriana Ozores, en uno de los momentos más brillantes de su carrera.
Terrorismo de ETA también presente
Si hay algún director en el que esos ecos del terrorismo en país vasco no le resulten ajenos, ese es Imanol Uribe que había debutado con El proceso de Burgos, La fuga de Segovia o Día Contados, todas ellas protagonizadas por etarras. Así que no sorprende que aquí, a pesar de ser una película contextualizada en una ciudad castellana como Palencia, también se colase el terrorismo etarra, en este caso con un policía que viene, precisamente, huyendo de ese contexto en País Vasco.
Un asesino fuera del estereotipo
El asesino se conoce desde el primer momento, es Juan Diego Botto. No hay spoiler en este sentido. Había dos opciones para elegir a su protagonista, poner a un protagonista duro y osco que impactara al espectador o, sin embargo, elegir a un actor con aspecto más dulce para que choque con sus diálogos y actuaciones salvajes como asesino.
Uno de los aspectos más destacados de la adaptación al cine son los monólogos interiores, muy difíciles de llevar y adaptar a la gran pantalla. Uribe, de hecho, tenía dos opciones para grabarlo, por un lado como una voz en off que le habla a ese asesino protagonista y, luego, verbalizadno, casi mascullando que es lo que hace Juan Diego Botto. Y en el montaje, sin decidirse por ninguna del todo, las mezclo. Lo que resulta un acierto.
La sobriedad de Palencia
En una entrevista, Uribe explicaba su decisión de cambiar Úbeda por Palencia. Según el cineasta, la ciudad castellana se adaptaba no solo en tamaño (una ciudad suficientemente grande como para que un asesino pueda esconderse) sino también en la estética y la sobriedad de la historia. Además, la localidad palentina contaba con una Calle Mayor central, perfecta para hacer que todos los personajes se encontrasen en ella.
La decisión de trasladar el rodaje a Palencia fue todo un acontecimiento en la ciudad, poco habituada a ver set de cines en sus calles. Es verdad que esta no era la primera vez que una película se recreaba allí. Otros títulos como El mejor alcalde, el rey (1972), La Coquito (1977) o Mamá es boba (1997) se rodaron allí, incluso Luis García Berlanaga la eligió para su mítica Calle Mayor, sin embargo está no pudo completarse allí y Plenilunio fue, sin duda, la gran película "palentina".
Un final muy especial (sin spoiler)
El proceso de escritura fue muy especial. El epilogo tuvo un proceso muy especial. Es curioso, que es la última secuencia, en principio no iba a ser la secuencia final, de hecho, ni Elvira Lindo lo escribió en el guion, pero si en el libro. Una idea que engloba matices políticos, sociales y morales.