Elizabeth Taylor: activista contra el sida y objeto de deseo de los coleccionistas

• Se casó ocho veces con siete hombres diferentes y la muerte de Rock Hudson influyó en su legado
• Un icono del Hollywood clásico, su influencia pervive más allá de la pantalla
• Elizabeth Taylor no tenía los ojos color violeta, tenía pestañas dobles

La actriz inolvidable de los ojos violetas

Activista pionera contra el sida, una vida completamente bajo el escrutinio de los medios, y absoluto objeto de deseo de los coleccionistas. Todo eso incluye el legado fuera del cine de Elizabeth Taylor. La huella de una estrella de Hollywood se puede medir fácilmente por sus películas y sus premios. La Taylor, nacida en Hampstead, Reino Unido en 1932, tiene muy pocos que le hagan sombra gracias a sus dos Óscar a la mejor actriz por sus interpretaciones en Una mujer marcada (1960) y ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) y sus grandes trabajos en títulos que hicieron historia como Gigante, La gata sobre el tejado de zinc, De repente, el último verano o Un lugar en el Sol, que puede verse en RTVE Play.

Es un icono del cine, la moda y el activismo. Una diva del dorado Hollywood con una mirada violeta que no tuvo rival en los primeros planos del cine. Pero detrás de la estrella había una mujer pasional y comprometida que arrasó también detrás de las cámaras. Una mujer influyente que nos ha dejado este legado.

Rock Hudson y Elizabeth Taylor

Lucha contra el SIDA

Cuando su carrera ya se encontraba en horas bajas, Taylor redirigió sus pasos para abordar lo que al final sería uno de los papeles más importantes de su vida: el de incansable activista contra el sida. En los años 80, esta enfermedad estaba muy vinculada con la marginación, el estigma, la homofobia o la criminalización. En ese contexto, Taylor fue una de las primeras estrellas que se volcó completamente para concienciar a la sociedad y para recaudar millones de dólares contra el sida. La actriz cofundó la Fundación Estadounidense para la Investigación sobre el sida (amfAR) y la Fundación Elizabeth Taylor del sida (ETAF).

Este empeño contra la enfermedad tenía un eco muy personal para la intérprete, ya que su querido amigo Rock Hudson anunció a mediados de los 80 que padecía sida (uno de los primeros famosos en revelarlo) y murió poco después. Numerosos galardones reconocieron la labor de Taylor contra el sida, como la estatuilla honorífica de la Academia de Hollywood (Jean Hersholt) o el premio Princesa de Asturias para amfAR que recogió la actriz en Oviedo.

Elizabeth Taylor, la actriz de los ojos violetas

El negocio de la fama

El Hollywood del siglo XXI, de las redes sociales y de la exposición sin fin está acostumbrado a ver todos y cada uno de los detalles de sus famosos con solo agarrar el móvil. Pero mucho antes, Taylor fue un paradigma de cómo los medios de comunicación podían examinar al milímetro la faceta privada de las figuras del cine y de cómo la industria podía explotar todo ello sin que importara nada la opinión de la estrella en cuestión. Las contradicciones en torno a la mirada en EE.UU. sobre Taylor eran evidentes. Por un lado, las voces conservadoras criticaban su agitada vida privaday sus relaciones fuera del matrimonio (por ejemplo, Eddie Fisher dejó a su esposa Debbie Reynolds por Elizabeth Taylor).

Elizabeth Taylor y Richard Burton

Pero al mismo tiempo, tanto la prensa como Hollywood sacaron tajada de la imagen de sex-symbol rebelde e indomable de la actriz. La mejor muestra de ello fue su unión dentro y fuera de la pantalla con Richard Burton, una pareja de relumbrón que entre los 60 y los 70 atrajo mil titulares por sus trabajos en el cine, algunos memorables como ¿Quién teme a Virginia Woolf?. Pero también por su muy lujosa, volcánica y polémica relación.

Elizabeth Taylor en 'La gata sobre el tejado de zinc'

Su gran pasión: las joyas

Uno de los puntos que más fascina a los fans de Taylor es su obsesión por las joyas, algo que se puede ver una y otra vez en las subastas que, desde su muerte en 2011, han sacado a la venta algunos objetos muy preciados de la intérprete. El ejemplo más claro se dio poco después de su fallecimiento, cuando la casa de subastas Christie's organizó una puja histórica y de récord por joyas de la colección de Taylor que alcanzó en total los 137 millones de dólares.

Elizabeth Taylor, una amante de las joyas

La joya de la corona, nunca mejor dicho, fue 'La Peregrina', una legendaria perla cuya historia atraviesa las cortes europeas desde hace cinco siglos y que, tras pasar por el cuello de Taylor, se vendió en 2011 por casi 12 millones de dólares. El goteo de piezas suyas en subastas no ha cesado, como una de la casa Julien's en 2019 con multitud de prendas del armario de la actriz. Aunque quizá una de las subastas más curiosas sobre Taylor fue la del pasado enero en la que la casa J Greenstein subastó dos menorás (candelabros judíos) pertenecientes a la actriz y que ilustran su conversión al judaísmo. ¿El precio? 11 562 por el más caro.