Ana Bernal: "Federico sería el mismo retratista de la sociedad y seguiría incomodando"
- La escritora cierra la trilogía con su nuevo libro: Vuelve Federico
- El destino de Federico, sus padres y Madrid, claves en la vida de poeta
La escritora y periodista Ana Bernal Triviño, a través de un viaje imaginario de ejercicio casi mágico, se ha metido en la figura de Federico García Lorca y en su último libro, Vuelve Federico, le ha dado una segunda vida al poeta.
Ana Bernal Triviño presenta en Gente Despierta este trabajo, fruto de un gran recopilatorio documental, que forma parte de una trilogía y es la parte más personal de la vida de Federico. “En los dos primeros libros era ficción pura, podía imaginar todo lo que yo quisiera y en este caso es ficción, pero claro, estaba limitada por tanta realidad, por todos los hechos reales, no solamente de la vida de Federico, sino de todas las personas que aparecen a lo largo de su vida”, explica
¿Qué hubiera sido de Federico?
Para la escritora, la respuesta a esta pregunta es clara. “Federico habría sido lo que siempre fue. Al margen de exponer temas sociales incómodos, era un retratista de la época y por eso molestaba tantísimo, entre otras cosas, a la burguesía granadina, porque se veía retratada en muchas de las circunstancias que él exponía”, argumenta.
Además, cree que de no haber existido el poeta, todos los lorquianos se sentirían un poco huérfanos: “Federico era un hombre muy humanista y eso parecía bastante incómodo en esa sociedad, y lamentablemente, sigue siéndolo hoy en día”.
Los padres de Lorca
Federico pertenecía a una familia acomodada, y en la trilogía, durante las conversaciones que la escritora inventaba sobre Lorca, se imaginaba la incógnita de qué hubiera sido del poeta sin sus padres, quienes tuvieron una gran relevancia en su vida, concretamente su madre Vicenta. “Su madre era su propio confesionario y en ella volcaba muchísimas cosas, muchísimas inquietudes. Y era como su colchón de confianza, su espacio de confianza y de seguridad”, cuenta Ana.
Emilia Llanos
En este libro Federico se reencuentra en Granada con muchos amigos: el crítico literario Melchor Fernández Almagro, Mariana Pineda, y alguien menos conocido, Emilia Llanos.
“Emilia llanos fue una mujer que se sintió muy atraída por Federico, casi como si fuera un amor platónico. Fue su gran confidente en su juventud en Granada y le dedicó incluso alguno de sus primeros poemas”, explica.
Madrid y Federico
Después de su época en Granada, Federico García Lorca se trasladó a Madrid a la Residencia de Estudiantes. Allí conoce a Juan Ramón Jiménez, a Rafael Alberti, a Pedro Salinas, a Buñuel y a Dalí. En el libro, Ana introduce el tema de la muerte de Lorca a través de una conversación con Dalí.
“Llega un momento en que ese Dalí, que es metafísico también y que tiene un tanto de ensoñación, pues se hace preguntas, y una de las preguntas que le lanza a Federico es ¿que se siente, no?. Una cosa yo creo que es despedirte de la vida por el paso del tiempo, como le ocurrió a Dalí, por una enfermedad. Y para cada uno la ley de vida es la que es, pero cuando esa ley de vida se rompe y se altera y de una manera tan violenta, muchas veces uno se pregunta si realmente existe el alma. Y así lo expuse en el libro para que cada uno reflexione o piense en las diferentes condiciones de los destinos”, comenta.
Madrid supuso para Federico García Lorca “libertad absoluta”, según afirma la escritora, “porque venía de una Granada que le limitaba muchísimo, le limitaba en pensamiento, le limitaba en relaciones sociales, le limitaba en su creatividad, y la Residencia de Estudiantes fue la experimentación. Eso fue lo más, entrar en contacto con tanta gente que además tenía sus propias inquietudes y tenía ya unas charlas literarias de otro nivel”, añade.