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Los efectos del covid en la vejez: senescencia del cerebro y el tejido pulmonar

  • Fármacos senolíticos para revertir sus efectos negativos
  • Hábitos saludables y terapias antienvejecimiento para paliar el COVID persistente

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Covid 19 y envejecimiento en el 'Laboratorio de Jal'
Covid 19 y envejecimiento en el 'Laboratorio de Jal'

Hace ya meses que dejamos atrás el concepto de pandemia, a pesar de que el virus SARS-coV-2 ha decidido quedarse a vivir y convivir con nuestra especie. En el programa El laboratorio de JAL, emitido en Radio 5, dan algunas claves de los estragos que puede seguir causando, y de la incógnita del COVID persistente.

Lo que se sabe hasta ahora de la enfermedad, es que nunca es bueno para nosotros, pero sí para las defensas, que se ponen a prueba y al final salen ganando. Además consiguen hacer que el organismo se recupere.

Los estragos del covid

Sin embargo, no siempre ocurre lo mismo con la COVID-19. Por un lado, después de infectarnos podemos caer enfermos con más o menos síntomas durante unos días y cuando creemos que está superado, en ocasiones viene la segunda ola y es el COVID persistente.

Esta segunda parte incluye numerosos síntomas de larga duración, algunos incapacitantes. Muchos de los síntomas se asemejan a enfermedades asociadas a la vejez.

El envejecimiento y el covid

Una reciente publicación en Aging demuestra que el SARS-coV-2 induce senescencia celular prematura, es decir, envejecimiento celular en el cerebro, lo han visto no solo en modelos animales de la COVID, sino también en organoides de cerebro, que son agrupaciones celulares que recuerdan a un cerebro en miniatura y en muestras de pacientes.

Fármacos senolíticos

La buena noticia es que han demostrado que usando terapias antienvejecimiento como el uso de compuestos que matan a las células senescentes, envejecidas, los llamados senolíticos hacen que estos efectos negativos se reviertan.

Hace pocos meses, el investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa CSIC, Cayetano Von Kobbe, también demostró que los senolíticos aumentaban la supervivencia y la salud de ratones infectados con el SARS-coV-2. En ese trabajo, Von Kobbe, observó que los pulmones de los ratones supervivientes a una infección mostraban muchas más células senescentes que los controles, indicando que el coronavirus envejecía aceleradamente el tejido pulmonar.

El cerebro y el covid

El reciente trabajo en Nature Aging demuestra que ocurre lo mismo en el cerebro. Asimismo, otros trabajos recientes, han demostrado la capacidad de inducir senescencia por el SARS-coV-2 en diferentes tipos celulares.

Esta nueva publicación, junto con otras, podrían explicar muchos de los síntomas de la COVID persistente.

Nuestros órganos, tejidos con virus, envejecen aceleradamente más a mayor cantidad de virus y al poco tiempo mostramos síntomas más propios de una edad avanzada.

La enfermedad asociada al COVID sería considerada segmentada. Es decir, no todo el organismo envejece a la vez. De ahí la heterogeneidad de síntomas. No todo el mundo se infecta con la misma cantidad de virus o la misma variante. Y esto repercute de manera diferente en los tejidos también dependiendo de la ruta de entrada.

Por ejemplo, Kobbe añade: “en personas mayores esto tiene un efecto devastador, como hemos visto en personas adultas o jóvenes, lo tendría o lo tendrá más a medio largo plazo”. De ahí que urge el uso de terapias antienvejecimiento si no queremos ver nuestro sistema de salud colapsado.

Tratamiento: hábitos de vida saludables

A raíz de todas estas investigaciones ya están en marcha ensayos clínicos con senolíticos para tratar las complicaciones de la COVID-19 en fase aguda y de la COVID persistente en fase crónica.

Sin embargo, y antes de que los senolíticos u otras terapias antienvejecimiento puedan ser accesibles a la población, hoy más que nunca hay que aplicar los hábitos de vida y envejecimiento saludables. Esto es ejercicio moderado, dieta sana y descanso apropiado.