La maldición de las bodas de los Alcántara ¡La sorpresa está asegurada en 'Cuéntame cómo pasó'!
- María tiene miedo de que ocurra algo extraño como en las bodas de sus hermanos
- Una detención, una boda sin novio y un accidente ¿qué pasará en la de la pequeña Alcántara?
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Las bodas siempre son un acontecimiento familiar que se celebra con infinita alegría y acaban con tarta y baile… a no ser que te apellides Alcántara Fernández. La de María ha sido la última, pero no la única boda de la familia que ha terminado de forma abrupta. Sus hermanos Inés, Toni y Carlos también protagonizaron bodas con sorpresas incluidas. Por algo, la pequeña de los Alcántara habla de la maldición de las bodas de la familia. Intuye que algo podía salir mal en el día más especial de su vida. Como así fue.
Ya sabemos que Herminia se ha preguntado muchas veces por qué sus nietos no pueden tener una boda “normal”. En el capítulo de esta semana, incluso, le pide a Oriol que la suya sea así. Si cualquier acontecimiento cotidiano en el seno de la familia Alcántara puede convertirse en extraordinario, en el caso de las bodas, el resultado siempre es, digamos… inesperado.
Ejemplos no han faltado desde que conocimos a la familia Alcántara. Recordamos ahora solo una boda por hijo, porque alguno, como en el caso de Inés, que se ha casado varias veces, sus enlaces han sido de todo menos “normales”.
Boda de Inés y José Ignacio: las carreras de la novia y la sorpresa del novio
No es muy habitual celebrar una doble boda. Y más insólito aun si los otros novios son tus propios padres que renuevan sus votos después de 37 años casados. Pero ¿quién dijo normalidad cuando hablamos de la familia Alcántara? ¿Hay algo acaso lo suficientemente extravagante que no pueda ocurrir entre ellos? Se celebraba la boda de Inés y José Ignacio y la reboda de Mercedes y Antonio. Los nubarrones que cubrían San Genaro aquel día de febrero de 1985 descargaron agua sin piedad, confirmando los malos presagios que, desde el inicio de la jornada, se adivinaban. Fue “La boda de cristal”, que acabó hecha añicos delante de todos los invitados.
Ya sabemos que el día del enlace todas las novias van con prisas y los novios suelen sorprender con algún detalle a su pareja. Aquí se cumplieron ambas cosas. Una boda en la familia Alcántara… ¿Qué podía salir mal? Para resolver la incógnita damos solo dos elementos de esta ecuación: la vocación por el teatro de la novia y por los negocios turbios por parte del novio. Por no hablar del padrino que no llega, de la hija del novio con ganas de venganza, de la hermana de la novia en una edad un poco rebelde… El resultado de todos estos ingredientes, aquí en el capítulo.
Carlos y Karina: una bofetada por la peor boda del mundo
“Ni te cases, ni te embarques”, así se titula el capítulo en el que Carlos y Karina se dan el “sí, quiero”. Con eso está casi todo dicho. Era septiembre de 1987 y allí estaban todos, incluidos los padres de Karina, Yolanda y Guillermo, recién salido de prisión. Sería una boda civil cuyo banquete se celebraría en el bistró.
Fue en la temporada 19ª, la misma en la que los personajes de Ricardo Gómez y Elena Rivera se despidieron de la serie hasta su regreso ahora, en la temporada final. Era la boda más esperada de la familia. Todos habíamos vivido aquel noviazgo infantil que fue creciendo, superando numerosas dificultades. San Genaro y España entera esperaban con ilusión ver a la pareja convertirse, por fin, en marido y mujer.
Pero las cosas se torcieron desde el principio. Todo comenzó por la llamada de Julia, la ex novia de Carlos, con una proposición… laboral. Y se fue enredando con Antonio muy enfadado que le echa del coche; Herminia que cree que su nieto se ha arrepentido; Mercedes desesperada ante el plantón de Carlos a Karina; Toni con una visita inesperada que le complica también la cita con su hermano… Al final, sí la boda se celebró. Pero ¡en qué condiciones! Otra pista: Karina, después de darle una sonora bofetada a su flamante marido, le da las gracias “por la peor boda del mundo”.
Como siempre que las cosas se complican en la familia, Herminia acabó diciendo lo que pensaba muy, pero que muy clarito: “He venido a una boda que ni parece una boda ni parece nada. ¿Queréis casaros de una vez y terminamos con ese suplicio?”. Poco le importaba que el padre del novio no estuviera: “Si Antonio no está, que hubiese venido”. Al final, Carlos dio a todos una buena noticia y la celebración pareció enderezarse, pero mejor lo veis:
En la boda de Toni y Deborah se dispara la emoción… y algo más
La temporada 20ª arrancaba con otro enlace. Era el año 1988 y los Alcántara viajaron a Londres para asistir a la boda de Toni y Deborah. Todo era inédito para la familia. A la novedad de desplazarse al extranjero para un enlace, se sumaba que la ceremonia se celebraba por el rito judío, por las creencias religiosas de la familia de la novia. Qué bien lo estaban pasando todos en una fiesta en la que no faltó de nada: un mago que sacaba palomas de la nada, Antonio cantando, la familia e invitados bailando…
En fin, todos disfrutando mucho, incluida la abuela. Herminia se reencontró con Menahem, el abuelo de Deborah, con el que habló, precisamente, de su muerte. Todo era felicidad. Pero ya sabemos que Alcántara y boda, es una combinación explosiva. En este caso, literalmente. El pasado siempre vuelve y, el de Deborah, lo hizo con un arma en la mano y dispuesto a cualquier cosa. Si en muchas bodas hay lluvia de arroz, pétalos de flores o confeti, en la de Toni y Deborah, lo que voló por los aires fue… Bueno, mejor lo recordáis viendo el capítulo “El año de la serpiente”.
Novios detenidos, disparos, vestidos de novia empapados… y hasta bodas en las que el cura era el novio... Las bodas de los hijos de Antonio y Mercedes siempre acaban con pirotecnia. Miedito da cuando los Alcántara Fernández protagonizan un enlace porque, ya sabemos que, por supuesto, la sorpresa no será solamente el vestido de la novia.
Esperemos que la siguiente generación haya aprendido de las experiencias de sus padres. Oriol, Santi, Sol, Olivia, Adrián… nuestras esperanzas están puestas en vosotros. ¿Verdad que tendréis unas bodas si no normales, al menos tranquilas? Decidnos que sí, por favor. Romped la tradición familiar. Es lo que os pedimos. Vuestra bisabuela Herminia os lo agradecerá allá donde esté. Y nosotros también, la verdad.