Blanca Portillo se plantea distanciarse del cine y el teatro: "Me perdí en el camino"
- La actriz de 60 años se confiesa en el nuevo documental de Imprescindibles
- Tras invertir toda una vida en la actuación, ahora necesita "reencontrarse"
- Acaba de estrenar en cines Teresa, la nueva película de Paula Ortiz
Blanca Portillo nunca imaginó que sería la protagonista de Imprescindibles, pero su figura es ya una leyenda viva del cine, el teatro y la televisión de este país. A sus 60 años, es una dama escénica por derecho propio y una de las actrices más aclamadas. Conviene rendir más homenajes a quienes pueden celebrarlo. Hace un año que la madrileña ganó su primer Goya por Maixabel. A veces, toca que esperar, incluso a alguien que debutó siendo una estrella. Para muchos, Carlota, en la serie 7 vidas, o chica Almodóvar en Volver y Los abrazos rotos. La valiente que se rapó el pelo para convertirse en un inquisidor del siglo XVIII en Alatriste y que ahora se viste con los hábitos de Santa Teresa en la nueva película de Paula Ortiz. También productora y directora, Blanca muestra sus facetas creativas e íntimas en el documental Blanca Portillo. Bajo tu nombre (2023) que puede verse en RTVE Play.
Los primeros pasos de Blanca en el mundo escénico los guio José Estruch, uno de los grandes dramaturgos españoles, Premio Nacional de Teatro y su director del proyecto de fin de curso en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD). Entre los espectadores de aquella obra, el clásico de Shakespeare Ricardo II, se encontraba José Luis Gómez, otro tótem del teatro español. “Me quedé impactado. Me enamoré de la potencia de aquella presencia y de aquel buen gusto que ya la habitaba”, explica en el documental de Imprescindibles. No dudó un instante en ficharla para su compañía. Así fue como, con apenas 20 años, Blanca asumió uno de los papeles principales de Bodas de Sangre. Una obra con la que giró por medio mundo. “Entró una cría y creo que salió un proyecto de mujer”, rememora Portillo.
De familia numerosa, tiene siete hermanos
Hija de Emilio Portillo y Teresa Martínez de Velasco. La actriz se crio en el barrio de Chamberí. “En una familia que ahora se llamaría desestructurada”, bromea Blanca. Eran ocho hermanos de padres separados. “En aquella época aquello era muy difícil. Recuerdo preguntarle a mi madre que para qué tantos hijos, pero ella me decía que hubiese tenido trece o catorce. Ahora lo veo como una ventaja, porque siempre he dicho que mi concepto de familia son los hermanos. He podido vivir sin mi padre, he podido vivir sin mi madre, pero no sin mis hermanos”, confiesa.
Actriz incansable y prolífica
Su otra familia la forjó entre bambalinas. Si repasamos su trayectoria, Portillo no ha parado ni un solo instante, desde que salió de la RESAD. Solo en los años 90, trabajó en más de una decena de obras. Una producción imparable que comenzó a vivir también en el cine, tras su debut en el largometraje Entre rojas (1995). Dos años después, llega su primera nominación al Goya por su trabajo en la cinta de Mario Camus El color de las nubes (1997). En los años siguientes, la actriz compagina cine y teatro. En 2002 logra el primero de sus seis premios Max por la obra Madre, el drama padre, aunque su popularidad llega a través de la televisión.
La serie que lo cambió todo: 7 vidas
Después de aparecer en series tan populares como Compañeros o Periodistas, a principios de los 2000, llega el papel que lo cambiaría todo, su Carlota en 7 vidas. Episodios de media hora, en directo y con público que mezclaba la televisión con la frescura del teatro. La serie duró siete años y cosechó un éxito enorme. “Nunca imaginé que iba a ser tan bestia y que me iba a cambiar la vida. Me cambió por completo. Dejé de ser Blanca Portillo y me convertí en Carlota”.
Chica Almodóvar
En 2006 recibe la llamada de Almodóvar. “Me citaron en el deseo. Yo siempre llego antes a todas partes y me puse a dar vueltas por las inmediaciones”. La actriz dudaba sobre si subir o no. “Me decía, qué sentido tiene esto, es imposible que pase, es absurdo, vete a casa, para qué sufrir, pero hubo algo que me hizo subir”, recuerda la actriz. Así fue como logró su segunda nominación al Goya y la Palma a la Mejor actriz en el Festival de Cannes. Su reconocimiento, desde entonces, fue tan imparable como sus ganas por seguir en la brecha. Directora del festival de Mérida en 2011, también ha dirigido siete piezas teatrales y ha protagonizado más de una treintena. Silencio y La madre de Frankenstein han sido sus últimos trabajas.
Momento de parar: "Me perdí en el camino"
Viendo su trayectoria, Portillo parece inagotable, pero no lo es. El don que ha cultivado a lo largo de todos estos años implica una dedicación voraz. “Mis amigos me llamaban y me siguen llamando Intensa Portillo. Voy con un filtro para mirar de una determinada manera, pero ciertamente es muy cansado”, dice una mujer que no para de repetir ante la cámara que siempre le salva su toma a tierra. Ahora, después de tantas vidas vividas a través de sus personajes, reconoce que, pese a la adicción que supone la interpretación, puede resultar agotador para el corazón.
Casi 40 años después de su debut sobre las tablas, la actriz reflexiona. “He vivido lo que los personajes me han exigido vivir y he dejado de vivir mi propia vida. Ahora me pregunto si tiene sentido, si ha merecido la pena y si quedará tiempo para mi vida personal. Esto se lo ha ido comiendo todo y, ahora, toca decir: querida profesión mía, es momento de tener una relación distinta, necesito reencontrarme. Me perdí en el camino”