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El Último de la Fila: "Si compones con placer, el doble sentido está asegurado"

  • El grupo de rock vuelve con 24 canciones emblemáticas en un nuevo trabajo
  • Desbarajuste piramidal, un trabajo de dos años y medio con el que se reinventan

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'El último de la fila' de vuelta en 'Mañana más'
'El último de la fila' de vuelta en 'Mañana más'

Los invitados de este miércoles de Mañana más son 'los últimos de la fila'. Los integrantes del grupo de rock español, Manolo García y Quimi Portet, han vuelto a ser El Último de la Fila. Han escogido 24 de sus canciones más emblemáticas, las han vuelto a grabar y se han convertido en el disco Desbarajuste piramidal.

Mañana más - La vuelta de El Último de la Fila - Escuchar ahora

La historia de los cantantes podría definirse simplemente como la relación entre dos amigos. Entre su primer disco, Gelocatil, y el último, Desbarajuste piramidal, está la historia del día a día de dos individuos en un tiempo muy especial. “En unas décadas concretas, muy intensas, donde el mundo estaba congelado con la Guerra Fría, por otro lado el comunismo, la caída del Muro de Berlín... De repente sobre los años 60 o 70 se abre el cielo, las nubes se van y aparecen los rayos de sol. Y este señor y yo nos conocemos y empieza la fiesta”, cuenta Manolo.

"Querida milagros"

Una canción de Quimi que entregó a Manolo para que la cantara y aportara su voz y estilo.

“Apareció un día con la canción completa, acabada, letra, música, todo. Y yo la hacía mía, claro. Luego yo las interpretaba. No es fácil para una persona que canta que tenga también interés por el texto. A mí siempre me ha gustado cantar con gran interés lo que yo quiero cantar y lo que me proponía Quimi en este caso esta canción me parecía muy oportuna”, explica el intérprete.

“Yo también tenía claro que escribía para Manolo. En este grupo Manolo era la voz, y en el momento en que yo me ponía a escribir un texto, siempre tenía como premisa que fuera un texto que fuera asumible por Manolo. Claro, digamos que Manolo tiene su perturbación, yo tengo la propia, yo tengo la mía. Y había que ajustarse a su perturbación más que a la mía. Digamos que nuestras perturbaciones tienen puntos en que se solapan, en que se parecen, pero hay otros puntos en el que cada uno tiene la suya”, añade Quimi.

La autocomplacencia del músico

Sobre cómo componían los integrantes y lo que puede suponer para los oyentes su música, ambos insisten en la importancia de componer desde la pasión.

“Cuando escribes realmente con placer y con pasión, yo creo que el doble sentido, el triple sentido, está siempre asegurado, ¿no? Claro, como oyente de la música das un sentido a las canciones. Incluso canciones en idiomas que no entiendes. Yo era un fan de los Beatles cuando tenía siete años y no entendía nada de inglés, pero para mí todas esas canciones tenían múltiples sentidos”, comenta Manolo.

En cuanto a recoger las canciones una vez formadas, creen que el músico tiene siempre que autocomplacerse. Ellos siguen queriendo a sus canciones antiguas.

“No engañamos a nadie si decimos que nos gustan y que las podemos volver a tocar. Las podemos cambiar de tono, les podemos dar ritmos más suaves, acelerarlas, aflojarlas. Además, jugamos con la ventaja de que son canciones que tienen un tirón, son canciones populares, entonces es muy diferente de cuando estábamos en Mirabal haciendo por primera vez "Como la cabeza del sombrero", aclaran.

Desbarajuste piramidal

Este último trabajo, confiesan los músicos, es fruto de dos años y medio de trabajo, de juntarse en bares con unas cervezas y unas patatas fritas, pero que han sacado de una manera muy especial.

"Es un placer desde el punto de vista infantil y de autoestima haber podido hacer estas 24 canciones con sus más y sus menos porque realmente es reinventarnos", sentencia Manolo.