Obesidad: ¿cómo se produce y cómo influye en nuestra salud?
- Es importante saber que la obesidad es una enfermedad y que debe ser tratada como tal
- Parece que hoy día tenemos que vivir con prisa: aprende a controlar tu ansiedad
En el programa de TVE 'Saber Vivir' la coautora del libro “Obesidad: la pandemia silenciosa”, Almudena García, nos ha explicado cómo nuestro organismo está predispuesto a almacenar grasa, cómo influye esa grasa en nuestra salud y junto a la psicóloga experta en obesidad, María González, nos han dado consejos para conocer esta enfermedad y ayudarnos a vivir mejor.
Las personas obesas no están así porque “quieren”
La elección de alimentos calóricos nos lleva a acumular más grasa, y cuanta más grasa menos salud. Además, la obesidad es un problema que no es solo estético si no una `ENFERMEDAD´ con mayúsculas que se extiende sin parar, y las personas que la sufren no están así "porque les gusta comer" o "porque son muy glotonas", sino porque la grasa del propio cuerpo les empuja a comer más. Te explicamos.
"Las cifras indican que los casos de sobrepeso no han hecho más que crecer, pero el problema no es solo lo que ve, sino todo lo que no se ve", ha asegurado Almudena García, "como la grasa localizada en los adipocitos, las células del tejido adiposo, que actúa como el depósito de grasa".
Al llenarse este depósito, se desborda y la grasa viaja por la sangre, alcanzando órganos no destinados a almacenar grasa, que se alteran. El proceso termina generando inflamación y afecta a la leptina, la hormona de la saciedad, que es la encargada de frenar las ganas de comer.
La leptina viaja desde el tejido adiposo hasta el cerebro, cuando nos dice que ya estamos saciados, pero en las personas con obesidad se ha descubierto que esta hormona están descontrolada, su organismo desarrolla una resistencia a la leptina, y siempre tienen hambre por mucha grasa acumulada que tenga su cuerpo.
Esto desmonta el mito de que “las personas con exceso de peso comen más porque les guste comer”, sino porque no sienten físicamente la sensación de saciedad, no se pueden frenar hacia ciertos alimentos.
Comer cada vez que nos sentimos más
Tampoco les falta fuerza de voluntad, ya que no les guía el hambre física, sino la emocional. "Es una conducta aprendida el comer cada vez que nos sentimos mal", como ha explicado por su experiencia en consulta la psicóloga María González, quien nos ha asegurado que "usamos la alimentación como ansiolítico cada vez que nos sentimos mal". También recurrimos a la ingesta emocional incluso para sentir emociones positivas.
El peligro es que esos productos procesados que nos resultan dulces o apetecibles, son muy fáciles de consumir, pero tienen una gran cantidad de azúcares simples y grasas, que van a generar unos picos de glucosa, que terminará en el tejido adiposo siendo grasa y nos entrará hambre otra vez de nuevo.
Almacenar grasa, ¿lo llevamos en los genes?
Nuestro cerebro ha aprendido que si estamos comiendo es que nuestro entorno es seguro, comer siempre nos va a generar una sensación de bienestar y tranquilidad. Además, con el paso del tiempo y la evolución se ha ido favoreciendo la selección de un genotipo ahorrador, y todos aquellos individuos que almacenaban grasa y nutrientes de forma eficaz son los que más fácilmente han sobrevivido y se han reproducido.
Con este genotipo que nos empuja a almacenar grasa tenemos que vivir en un mundo que valora lo contrario, personas con cuerpos delgados y sin grasa almacenada.
Esto genera una sensación de rechazo y de culpa en las personas que sufren obesidad -rechazo a su imagen corporal y comparación con ideales estéticos-, que les lleva de nuevo a buscar en la comida la calma.
Se produce un circulo vicioso entre sentir una emoción negativa: comer para sentirte mejor, culpa porque puede conllevar aumento de peso y ansiedad por esa culpa que se vuelve a volcar en la comida.
La obesidad es una enfermedad
"Es una patología como otra cualquiera, para la que necesitamos el apoyo de profesionales sanitarios, nutricionistas, entrenadores físicos, fisioterapeutas, psicólogos, y un tratamiento individualizado porque las causas son múltiples y que los pacientes estén motivados" ha recalcado Almudena García.
Para tratar la obesidad se necesita tratamiento médico y psicológico, "hay que enseñar al paciente herramientas de gestión emocional, para aprender a diferenciar el hambre física y el emocional, trabajar la autoestima, la aceptación de la imagen corporal para que le ayude a poder llevar una alimentación equilibrada y llevar el estrés en niveles adaptativos", remarca la psicóloga.
El mejor remedio: ejercicio físico, también está en nuestros genes
Necesitamos esa ingente cantidad de actividad física para quemar grasa y recuperar la grasa muscular que nos va a ayudar a liberar mioquinas que son saludables, o las endorfinas, que ayudan a elevar nuestro estado de ánimo.
Además, realizar ejercicio físico les ayudará a tener una nueva relación con su cuerpo, en las que van viendo su progreso con los pequeños hitos que consiguen. Así, podrán cultivar la gratitud y fomentar esa aceptación, así como la motivación para continuar con una meta equilibrada y reducir los niveles de estrés.