Lola Flores se arrepintió de que sus hijos fueran artistas, y esta es la razón
- La relación de Lola Flores con sus hijos fue tan estrecha que su muerte supuso un golpe fatal
- "Daría cualquier cosa porque mi hija fuera una telefonista, mi hijo un ingeniero o un camarero"
Lola Flores no fue solo una gran artista. Para sus hijos fue, ante todo, muy buena madre. Sus hijas, Lolita y Rosario, hablan de ella en el espacial que Lazos de sangre le ha dedicado en su centenario. "Yo no puedo contar más que que nos ha dado mucho amor, mucha libertad y mucho libre albedrío", dice la mayor.
"Te puedo decir que he sido una niña feliz, feliz, feliz, y sin ningún tipo de miedo a ser como yo era. Nunca tuve miedo en mi casa. Y nuestros padres nunca nos hicieron tener en cuenta que ellos eran famosos", cuenta la pequeña.
La Faraona tenía claro cómo quería ser en su casa: una mujer devota de su marido y amiga de sus hijos. Lo contaba en una entrevista con Julia Otero en 1989: "No soy una madre agria, salvaje y que dice qué es lo que hay que hacer. Y no soy estrella en mi casa, porque sería aburridísimo".
La dificultad de ser "hijos de"
En el programa Doble imagen, en 1970, Lola Flores presentaba a sus hijos y se le caía la baba. "Estos son mis mejores trofeos, mis mejores premios", dijo señalando a los tres. Lolita González Flores nació en 1958, su hermano Antonio en 1961 y Rosario en 1963. Los tres fueron famosos desde la cuna. Lolita, de hecho, fue la niña más fotografiada del año en que nació.
"Ella era muy amiga de sus hijos y muy liberal. Nunca nos exigió que tuviésemos que ser artistas", dice Rosario en el documental. Sin embargo, desde muy joven, ella lo tenía claro. En el programa antes mencionado, una diminuta Rosarito decía frente a la cámara: "Yo voy a ser artista y yeyé". Su hermano prefería ser ingeniero y futbolista.
Miguel Ángel Gordillo habla de la influencia que tuvo Lola en la fama de sus hijos. "Los ha cuidado, los ha empujado, los ha hecho famosos y les ha abierto las puertas de muchísimos sitios".
Lolita no es capaz de desvincularse de su madre, ni tampoco lo desea: "Tengo el mismo cuerpo que mi madre, cada día más. La voz se me está pareciendo cada día más. ¡Pero es que es mi madre! ¿Qué quieres?". Rosario, aunque igual de orgullosa de su legado, sí hizo lo que pudo por salir de su sombra: "Yo quería ser Rosario, que la gente me viera a mí misma y no como 'hija de'".
"A ella le dolía el trato que se daba a sus hijos como ‘hijos de’, dice Julia Otero. "Decía que si fueran anónimos les iría mucho mejor".
Su éxito provocó sentimientos difíciles en La Faraona
Lola Flores nunca temió que nadie le hiciese sombra: ni las otras folclóricas, ni sus hijos. No tuvo ningún tipo de relación de competitividad y quiso mucho a todo el mundo. Lo que resultó muy duro para ella fue que, debido a las exigencias del mundo del espectáculo, sus hijos pasasen largas temporadas lejos de ella. La relación que tenían era muy estrecha, casi de amistad. Compartían tiempo, cariño y confidencias. Y llegó el momento en que la artista deseó, pese al orgullo y la admiración que sentía, que sus hijos no se hubiesen dedicado a esto.
"Lloro muchas veces de pensar que no quería que mis hijos hubiesen sido artistas. Porque me encuentro muchas veces tan sola. Mi hijo viajando por un lado, mi Lolita por otro, mi Rosario que ya está haciendo sus pinitos para salir el año que viene... la gente no sabe que yo daría cualquier cosa porque mi hija fuera una telefonista, mi hijo un ingeniero o un camarero. Cualquier cosa, no te hablo de altura. Un oficio cualquiera".
"Estoy viendo que tengo que hacerme a la idea de que los estoy perdiendo poco a poco", dijo la artista.
La reacción de Lola en el debut de Rosario
Rosario debutó con el disco De ley, compuesto por su hermano Antonio, que vendió 300.000 copias y obtuvo tres discos de platino. "Cuando me presenté le pedí que viniera. Ella me vio por primera vez y me dijo: eres yo si hubiera nacido en esta época".
El otro punto de vista sobre la misma historia lo aporta en el documental su representante y amiga, Mariola Orellana, que recuerda perfectamente el orgullo que sintió Lola. "Yo estaba el día que ella fue a ver a su hija en directo, cuando empezaba a triunfar. Fue en plan anónimo, nadie sabía que ella estaba allí, y no dejaba de decir 'ella se ha cagado en mí', que es una expresión muy andaluza para decir que alguien es más que tú, que es mejor que tú".
¿Quién fue su favorito?
En una entrevista en De cerca, en 1981, La Faraona hablaba de su relación con Lolita. "Lolita me necesita más. Ella es mi hija, mi amiga y la que me necesita hasta el punto de que me dijo el otro día: ¿Mamá, por qué no te vienes a vestirme, como la madre de la Pantoja?". Pero cada uno era favorito a su manera: "Yo puedo arrimarme más a uno o a otro, pero tengo locura con los tres".
La relación de Lola con su hijo Antonio fue tan estrecha que él vivía en una casa familiar adjunta a la vivienda familiar, El Lerele. "Lola tenía locura con Antonio. Con los tres, pero Antonio era sus cinco sentidos. Y Antonio también la tenía con ella", dice su hermana Carmen en Lazos de Sangre. La muerte de La Faraona fue durísima para el artista, que falleció tan solo dos semanas después.
El gran amor de Lola Flores
Según su hermana Carmen, Lola Flores tenía muchos pretendientes, pero sólo uno le robó permanentemente el corazón. Se casó con Antonio González, El Pescaílla, en una boda secreta de la noche a la mañana. Su marido la acompañó hasta el final de sus días. Su romance fue, en sus propias palabras, "como tocar el cielo con las manos". Dicen que, si no hubiera sido el marido de Lola Flores, tal vez la carrera de El Pescaílla hubiera tenido más protagonisto: era, también, un gran artista. Pero él siempre aceptó su lugar.
"Yo soy muy famosa y mi marido es un hombre que comprende lo famosa que soy", decía Lola Flores. Cuando ella se fue a América a trabajar, Antonio decidió ser el que se quedase en casa con sus hijos adolescentes. "Teníamos edades difíciles y él consideró que los necesitábamos", dice Rosario. "Cuando él se quedó, ella lo echó muchísimo de menos", dice Lolita.
El enlace se celebró el 27 de ocrubre de 1957 a las seis de la mañana en el Monasterio de El Escorial. "Mi padre había tenido una relación con la madre de Antoñita, que es mi hermana, pero no se quiso casar con ella. Los gitanos querían matarlo. Se casaron a esa hora porque si no podían venir todos y no les iban a dejar. Mi padre era un artista maravilloso y mi madre estaba enamorada de él".
Cuando se casó, estaba embarazada de tres meses de su hija Lolita. En el NODO de 1963 aparecieron imágenes del bautizo de Rosario. La madrina fue Carmen Sevilla. "Cuando me enteré de que iba a parir fue el día más agradable de mi vida, ni los éxitos ni nada", dijo ella.