'Caótica Ana', curiosidades de la película con la que Medem que inventó un idioma
- Julio Medem dirige esta película, un homenaje a su hermana fallecida
- El director se invetó un lenguaje para las sesiones de hipnosis que aparecen en la cinta
- Caótica Ana (2007) aterriza en RTVE Play
Las películas de Julio Medem no dejan indiferente a nadie. Siempre hay algo provocador en ellas. En Caótica Ana (2007), la película que aterriza en RTVE Play, que siguió a sus dos grandes éxitos Lucía y el sexo y Los amantes del círculo polar, el director vasco se propuso reflejar el impacto emocional del proceso creativo, con toda la complejidad que eso conllevaba. Lo hace a través de un cuento que sigue cuatro años de la vida de Ana, una joven que a los 18 años es descubierta por una mecenas e invitada a participar en una residencia artística en Madrid.
Una parte muy importante del personaje se inspira en Ana Medem, la hermana del director que falleció en un accidente de tráfico, a los 36 años. El cineasta quiso recuperar parte de su memoria en esta película. Ella también era pintora, de hecho, su hermana es la autora de los cuadros que la protagonista pinta en varias escenas. La actriz que la da vida es Manuela Vellés que, entonces, contaba con 20 años y debutaba por primera vez en el cine.
Caótica Ana es un viaje en el espacio tiempo, lleno de matices sensoriales, muy ligado al juego narrativo que Medem ya experimentó en Los amantes del círculo polar. La llegada a la residencia de la protagonista es el comienzo de un viaje no sólo físico. Cuando la protagonista llega ahí, termina enamorándose de Said, un joven de origen saharaui al que da vida el actor francés Nicolás Cazalé. En sus encuentros con él, Ana empieza a experimentar conexiones que les abren puertas a otras vidas pasadas.
¿Qué le pasa a Ana en la película?
Para profundizar en lo que le ocurre, Ana recurre a sesiones de hipnosis. La idea es romper la cadena de violencia ancestral que asoma en las puertas que pinta. Para documentarse de cara al filme tanto Julio Medem como Manuela Vellés se sometieron a sesiones de hipnosis. Si nos fijamos en la narrativa de la película, la cinta está dividida en tiempos. Es una cuenta atrás, 10, 9, 8, 7… Hasta el 0, como en la hipnosis. Un viaje a través de la cual Ana comprueba que no vive sola, que su existencia parece la continuación de otras vidas de mujeres jóvenes que murieron de forma trágica y que habitan en el abismo de su memoria inconsciente. Ese es su caos.
El idioma inventado de Julio Medem
Durante aquellos viajes espirituales, Ana se comunica en un idioma elaborado especialmente para la película. Es el homenaje de Medem a las culturas precolombinas que habitaron el continente americano. Inspirándose en la desaparecida Anasazi (en lengua navaja significa los más antiguos) que habitó los estados de Arizona, Utah, Nuevo México y Colorado de EEUU hasta el siglo XIII, el director vasco decidió fusionar con la ayuda de especialistas tres lenguas primitivas (quechua, azteca y navajo) en una partiendo de sus fonemas. Para rodar algunas de las escenas que se ven en la película, el equipo se trasladó a los desiertos de Arizona, además de a Nueva York, Fuerteventura, Madrid e Ibiza.
Una banda sonora excepcional
Después de años de fructífera colaboración con Alberto Iglesias (Vacas, La ardilla roja, Tierra, Los amantes del Círculo Polar y Lucía y el sexo), Medem decidió cambiar su ambientación sonora y quiso optar por una completa desconocida para él. Así es como llega hasta la compositora británica Jocelyn Pook, una joven prometedora que le había deslumbrado en trabajos anteriores para películas como Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick.