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Literatura

Éxito y fracaso en el fútbol: la historia de Zuhaitz Gurrutxaga

  • Con diecinueve años, Zuhaitz Gurrutxaga cumplió su sueño: debutar en Primera División
  • Página Dos habla de la salud mental en el fútbol con el deportista y también monologuista

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Humor y salud mental: un exfutbolista de la Real Sociedad cuenta en primera persona su historia

Para un joven futbolista, debutar en un equipo de Primera División es el no va más. Pero ese no es el final feliz del cuento, es apenas el principio. Una vez se llega a lo más alto, ¿qué ocurre cuando los triunfos no son los esperados? ¿Es la presión más fuerte que el disfrute? Página Dos entrevista al periodista Ander Izagirre y al futbolista Zuhaitz Gurrutxaga para que nos hablen de salud mental en el deporte y de 'Subcampeón' (Libros del KO), un libro escrito a cuatro manos.

Zuhaitz Gurrutxaga debutó con la Real Sociedad en Primera División. Cautivó a los aficionados y a la prensa, pero empezó a sentir cada vez más presión. «Tenía mucho miedo a fallar en el campo. Llegué a odiar el fútbol por todo lo que me hacía sufrir».

Una noche de verano creyó que se había vuelto loco. No sabía nombrar lo que le pasaba, no se atrevía a contárselo a nadie, y en los terrenos de juego trataba de disimular. El mismo día en que Gurrutxaga se proclamó subcampeón de Liga con la Real, su madre se asustó tanto con su comportamiento que buscó una psicóloga y lo llevó a su consulta.

La salud mental en el fútbol: ¿tabú?

Gurrutxaga luchó contra la ansiedad, la depresión y un trastorno obsesivo-compulsivo, pero nunca perdió el humor. Cuando colgó las botas, se subió a los escenarios de los teatros para contar en primera persona sus éxitos y sus miserias en el fútbol profesional. Gracias a su radical y tierno sentido del humor, se reconcilió con el fútbol y consigo mismo.

Óscar López charla con los dos autores de Subcampeón de esta biografía cruda, honesta y divertida, que habla de la propia experiencia mientras dibuja un panorama que podemos intuir: un sistema diseñado para sacar el máximo provecho de los jugadores; un negocio tan lucrativo y deslumbrante que atrae a muchos jóvenes, y en el que, por tanto, la competencia es encarnizada. Y en el que, sin embargo, sigue habiendo cabida para el compañerismo y el amor puro por el deporte.